TeTe-Hyung, serás mi mamá [KookTae]

6

— Primo. —Beomgyu corre hacia Hyunjin, quien juega con piezas de Lego en la sala— Misión cumplida. —Sarandeo al otro niño, no entendía lo que le pasaba, su primo estaba aguantando los gritos mientras trataba de matarlo.

— Beomgyu, calmate, ¿Que pasa? —Se libero del agarre del otro, este suspiro con lentitud para calmarse, pero no pudo y simplemente agarro la mano de Hyunjin jalandolo hacia la cocina.

— Mira. —Habló en un susurro mientras se escondía junto a su primo.

Los ojos de Hyunjin se abrieron con sorpresa al ver a su maestro y padre besándose en plena cocina, iba a gritar, pero Beomgyu lo calló con una mano, no pudiendo aguantar corrió hacia la sala siendo seguido por el otro, ambos niños empezaron a saltar emocionados por lo que habían visto, su estrategia de traer a Taehyung a cenar funcionó, estaban cada vez más cerca de que su TeTe-hyung sea su mamá, ambos infantes se abrazaron mientras festejaban.

En la cocina la emoción era compartida, pero de otra manera, el descaro de Taehyung había funcionado, apenas le confesó al padre que le gustaba, este se tiro encima de él uniendo sus labios, y si Jungkook estaba sabroso de vista, según las mismas palabras de Taehyung, sus besos eran aún más deliciosos, sentía que perdía el aire y las fuerzas en sus piernas, podría quedarse así para siempre, odiaba ser el adulto "responsable", pero temia que los niños los vieran, así que con todo el pesar del mundo se separó de los labios Jungkook.

— Jungkook, será mejor guardar esto para un lugar más privado. —Beso la punta de la nariz de su acompañante— Si por mi fuera dejaría que esto avanzará, ya sabes. —Le guiño un ojo mientras soltaba una tranquila risa.

— Taehyung. —Acarició la mejilla del mencionado mientras que en sus propios labios una pequeña sonrisa se formaba— También me gustas. —Le dio un pequeño beso en los labios.

— Jungkook, si sigues siendo tan lindo moriré, no puedes matarme, soy muy joven. —Se colgó en los brazos del otro, Jungkook sujeto a su ahora pareja de la cintura, disfrutando del calor corporal del maestro, en ese momento escucharon gritos y alboroto en la sala, ambos se miraron con confusión.