CAPITULO 1: Tomates para la cena

1.8K 124 7
                                    


Habían estado todos pasando un buen momento después de la loca invasión de los insectoides y el salamandriano con poderes.

De hecho, por un momento todo parecía como antes. Todos felices, disfrutando su momento con sus respectivas parejas, teniendo un buen momento como familia.

Pero para Mikey, esto terminó una vez que volvieran a la guarida. Cada quien hundiéndose en su propio hoyo y esforzándose por cavar cada vez más profundo. Esto le causa incomodidad al más joven ninja. Amaba a sus hermanos, aunque resultó a veces muy rudos con él. Eso no quitaba el amor que les tenía. Pero estar deprimentes en sus propias habitaciones, rompiéndose los nudillos, con horas sin descanso y tratando de parecerse a su mentor. No era algo bueno, en lo absoluto. Y ni hablar de que no ha funcionado lo que sea que intente hacer con el autodesprecio en silencio.

Así que era momento de una pequeña interacción con el Dr. bromastain. Una pequeña broma no debería afectar a nadie... ¿verdad?

-¡No, espera Raphhhhh!- Fueron las palabras de piedad que recitó antes de salir volando de la habitación de la tortuga más temperamental.-Auch...-Se quejó para luego meterse en su caparazón cuando raph se asomó.

-¡Deja de estorbar a los demás o tendremos tortuga para la cena!- Y de un portazo dejó en claro sus intenciones.

-"O tindrimos tortuga para la cena" Bah- Mikey estaba frustrado en este punto. Ya había intentado con Leo, pero él solo lo ignoró para luego sacarlo del dojo. Donatello ni siquiera le abrió la puerta. Y esto con Raph, realmente no estaba en forma para animar a los demás.

¿Será que estaba perdiendo el toque? ¿No estaba tratando lo suficiente? ¿O solo estaba estropeando más las cosas?

Tenía que ponerle un alto a esto.

Entonces una bombilla se le iluminó. Parece que ir con Raph no fue un desperdicio de tiempo.

Y ahí lo tienes, al chico de bandana naranja en medio de la cocina desde hace más de media hora pensando que hacer.

Mikey se dio cuenta de que algo no estaba yendo muy bien cuando sus manos no estaban agarrando algo automáticamente. ¡Se suponía que era bueno para estas cosas! ¡Era lo mejor que tenía para ofrecer a su familia y ahora no podía hacer esto!

-¿Maau?

-Oh, gatito helado, solo es... Sabes, no se que deba preparar hoy.- La decepción en su voz no pasó desapercibida por el minino y rebuscando con la mirada terminó señalando algo al otro lado de la habitación. -¿Tomates?

-¡Maow!- El gatito helado maulló con emoción.

-Supongo que es un buen lugar por donde iniciar.- Y una vez lavo los tomates que tenía en el mostrador, sacó una tabla para picar y un cuchillo.- Si, tal vez hacer la salsa me de idea de lo que haré después. Gracias gatito helado.

El minino ronroneó alegremente cuando Mikey acarició su barbilla como agradecimiento.

Cortar las verduras para una salsa no debe haber sido tan difícil. Pero el olor a ozono y un sonido electrificante no es algo que tu cuchillo de cocina debería emitir. Eso, sin agregar que vuele por los aires con otra ráfaga electrizante. Para nada normal. Pero vamos, ¿Tortugas ninjas mutantes? La vida de ellos no puede ser clasificada como normal.

-Waow...~- Sus ojos miraban asombrados al cuchillo que terminó clavado en la pared.- Gatito helado, ¿Viste eso?

El napolitano solo siseaba.

-Vamos gatito, cálmate, solo fue mi cuchillo volando por los aires con energía electrificante, como cuando...

Y ahí fue donde la mente de Mikey hizo click. Se miró ambas manos y luego al helado, y por un milisegundo pensó en correr a decirles a sus hermanos, pero antes de eso. Se giró con una sonrisa característica de Mikey hacia el minino.

MAELSTROMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora