CAPITULO 14: Charlas de Madrugada

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Dónde dormir no fue un problema. Tampoco lo fue tomar posición junto a sus hermanos y acomodarse en una misma habitación. En ese momento nadie había dicho una palabra y solo tomaron un lugar.

Pero si estaba seguro de que juntarlos en una misma habitación fue con la pura intención de molestarlos. Leonardo sabía que ellos tendrían al menos un par de habitaciones extras. El lugar era enorme... más que el suyo.

Trato de encontrar la posición perfecta en su colchoneta prestada. Tal vez así podría conciliar el sueño. O tal vez simplemente rodaría insufriblemente en su mismo lugar para siempre.

Él sabía que ya había pasado un rato de estar moviéndose cuando un golpe a su caparazón le sirvió de advertencia.

Ese fue Raphael.

Conoce perfectamente cada uno de los golpes y movimientos de sus hermanos.

O al menos eso era lo que pensaba antes del arrebato de la tarde de su hermano menor.

-¿Quieres dormir de una vez?- Habló su hermano adormilado.

Solo atinó a soltar un suspiro pesado. Esperaba que eso bastará como respuesta. Su hermano respondió con un resoplido. Le estaba dando la espalda pero no necesitaba mirarlo para notar cómo rodaba los ojos.

Estuvo quieto un buen rato. Esperando que todos estuvieran dormidos.

Había un reloj digital en uno de los muebles pequeños de la habitación. De esos que se usan para poner algún objeto pequeño o simplemente para usarlos de decoración. Mesita de noche para simplificar.

Eran las tres de la mañana.

Su cuerpo aún mantenía energía a pesar de estar cansado emocionalmente.

Movió su sábana y salió de la habitación en completo silencio.

Como buen ninja.

La segunda cosa después de preguntar si la habitación relativamente vacía y pequeña en la que se encontraban era dónde dormirían, era saber dónde se encontraba el dojo.

Como había estado esperando. Solo Rapha fue quien le dio la información. Había generado una enemistad con ellos y por parte de él y sus hermanos, no parecían dejarlo de lado pronto. Solo April era la que había insistido en tomar una postura más diplomática. Y sabía que ella no entendería por qué estarían enojados con sus contrapartes, ella no lo vio.

Leonardo, ahora en el dojo. Notó la gran diferencia de espacio del lugar con las otras áreas de la guarida. Realmente no parecía que estos chicos le dedicarán tiempo a entrenar. Se veía desorganizado y polvoriento.

Vino con la intención de practicar con sus ninjatos, pero; Uno: las había olvidado en la habitación y dos: no creería poder concentrarse sin tener que limpiar el lugar.

Limpieza.

Su guarida siempre se encontraba limpia cuándo llegaban de las patrullas, inclusive el dojo.

No recuerda haber tomado una escoba desde... Bueno, un tiempo.

Así que salió del lugar en busca de objetos de limpieza.

Mientras vagaba continuó divagando en su mente.

"-¿Juntos? Leo, ese es el problema- Michelangelo arrebató, Leonardo se encogió por la respuesta.- Dime la última vez que hicimos algo juntos."

El fragmento de la discusión llegó en el momento perfecto, como un buen golpe.

Cerró su mano en un puño. Cómo si tratará de canalizar toda la energía para expulsarla en un solo ataque.

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