Llamaron muy fuerte a la puerta de la casa de Donghae, su madre se altero un poco por lo que se apresuró a atender la puerta, se trataba de los soldados alemanes. Donghae palidecio.
-Buen dia, dígame. -Se dirigio al que parecía estar a cargo.
-¿Familia Lee? -Pregunto muy hoseo y rudo.
-Si, señor, así es.
-A partir de ahora, usted y su familia, deben usar esta estrella de tela adherida a la ropa en un lugar visible, puede ser en el brazo o en el pecho.
Le mostró una estrella de David, color amarillo, hecha de tela de unos diez centímetros.
-¿Por qué tenemos que portar eso?
-Es una orden.
-No tienen derecho a marcarnos como si fuéramos lo peor, no lo haremos.
El soldado alemán le dio una bofetada.
-Es una orden y si no la obedecen, tendré que deportarlos, ¿entendido, judío? ¡A usted y su anciana madre los deportare y sus propiedades seran confiscadas!
-Si, lo entiendo, señor.
-Me parece bien, basura judía. -Escupió en sus zapatos.
En cuanto se fueron, Donghae no pudo evitar las lágrimas, pero se las trago y limpio cuando escucho la voz de su madre.
-¿Quién era, hijo? Me parecio escuchar gritos.
-Eran los alemanes, pero no debes preocuparte, solo vinieron a darnos nuevas instrucciones que debemos obedecer.
Le mostro las estrellas amarillas que debían portar adheridas a su ropa.
-Yo no voy a ponerme nada. -Reclamo la señora. -Nadie va a marcarnos como si fuéramos cualquier cosa.
-Sera mejor que lo hagamos si no queremos problemas, por favor te lo pido, tendremos que ser obedientes, aunque no nos guste. Me voy a trabajar, por favor no salgas a la calle sola o mejor no salgas, no quiero que te arriesgues.
-¿Ahora pretendes mantenerme encerrada?
-Mamá, por favor... Hazlo por mí...
-Esta bien, no pienso mortificarte más. Que te vaya muy bien hoy en la librería, recuerda que mañana es sabath y van dos semanas que no acudes.
-Prometo que lo haré, adiós nos vemos más tarde en la comida. Te amo, mamá.
Aquel día, no pudo estar tranquilo, se mostró preocupado. Encontró carteles por todas partes donde se daban las instrucciones de como portar la estrella y el castigo que se hacía acreedores si no se cumplían.
Casi no tuvo clientes en la librería, así que tuvo tiempo de elegir un nuevo libro y leerlo, llevarlo a su casa y llenar su estante.
A pesar del temor, el sabath se celebró con normalidad, la sinagoga se lleno como normalmente lo hacía. Mientras Donghae se encontraba realizando sus plegarias, un espacio entre la gente se abrió y pudo percatarse que Hyukjae se encontraba ahí.
Solo podía verle la espalda, pero en su mente le gritaba "Voltea, voltea." y como si pareciera que lo llamara con la mente, Hyukjae giro su rostro encontrándose con el de Donghae, en cuanto se miraron se sonrieron mutuamente.
Alcanzó a ver que Hyukjae entre sus manos cargaba una maceta con una flor blanca que él nunca había visto, Hyuk agito su mano saludandolo Donghae correspondío el gesto, así mirándose permanecieron el resto del rezo.
Cuando termino, interrumpieron ese momento mágico y prosiguieron guardando silencio y respeto. Al salir de la sinagoga, se buscaron entre las personas hasta que se hallaron.
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ғʟᴏᴜʀɪsʜ ɪɴ ᴍɪsᴇʀʏ | ᴇᴜɴʜᴀᴇ (Editando)
Fanfic❝ En la década de 1940, en la Polonia ocupada por los nazis, Donghae, un bibliotecario judío de Varsovia, lucha por sobrevivir en medio de la opresión y el peligro. Pero en medio de la oscuridad, encuentra un rayo de esperanza en Hyukjae, un florist...