『✙ Yᴀɴᴅᴇʀᴇ Oɴᴇ Sʜᴏᴛs ✙』

Rᴀᴛᴀs ᴇɴ ᴇʟ ᴄʟᴏsᴇᴛ

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Yandere Stalker x lectora

⚠️Advertencias: mención de allanamiento de morada, escoptofilia, vaga descripción de masturbación, frogging, robo de pertenencias, tendencias suicidas, autolesiones.

OC: Sven Lindström

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"𝑬𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒍𝒆𝒏𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆
𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒔 𝒎𝒊 𝒉𝒂𝒃𝒊𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏
𝒀 𝒍𝒖𝒆𝒈𝒐 𝒕𝒆 𝒂𝒓𝒓𝒂𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒓𝒐𝒅𝒊𝒍𝒍𝒂𝒔
𝑨𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒂𝒄𝒖𝒅𝒊𝒓 𝒎𝒊 𝒕𝒖𝒎𝒃𝒂"

Deftones- You've Seen the Butcher

La videocámara se le ha caído de su mano que ha quedado contraída tomando nada más que el aire invisible; sus músculos tensos, entre temblores, se han acoplado en la silla de forma involuntaria y lucha por ahogar los gemidos mordiendo su camisa. Un resquicio de miedo se asoma por sus ojos al dirigirlos a la puerta, el golpe fue lo suficientemente ruidoso como para llamar la atención de alguien, pero del otro lado solo se oye el lejano traqueteo en la cocina, al parecer su compañero de cuarto no se percató del sonido. Sonríe para sus adentros y continúa más tranquilo con su actividad. Esta sin duda alguna es su parte favorita del día, en la que llega a casa después de un turno agotador y se dirige a su rincón especial a sacarse la tensión, el estrés acumulado en las horas pasadas. Hace mucho que no lo hacía, no por falta de ganas ni interés, si no a falta de alguien que despertara su deseo.

Cualquiera que llegara a enterarse de su sucio secreto pensaría en el cómo un depravado, un solitario, un 𝒇𝒓𝒆𝒂𝒌, desadaptado...

El mismo piensa eso, y su "pequeña" adicción la atribuye a la infidelidad de su novia; no, el aún no la confronta por qué planeaba desenmascararla en su cumpleaños frente a familiares y amigos, pero antes de eso necesitaba reunir las pruebas para meterlas en una caja de regalo llena de globos y afinar los detalles de la ruptura. Al principio no estaba convencido de hacer tal cosa, estaba deprimido y se le notaba a kilómetros la rabia latente bajo su rostro alegre y optimista, pero dicha rabia se esfumó tan rápido como llego y eso ocurrió al verla a 𝒆𝒍𝒍𝒂.

Al verla el tiempo se detuvo, el resto del mundo paso a ser un segundo plano inexistente, fuera del foco que le pertenece a esa mujer. A pesar de no ser su tipo había algo ahí que atraía su vista cuando salió del restaurante. Ella tenía un nombre, un rostro, un cuerpo y una personalidad tan dulce que le hicieron olvidar completamente su malestar y por fin, por una vez en mucho tiempo, sentir las típicas mariposas en el estómago cual puberto en preparatoria. Tenía los recursos sociales y físicos para acercarse y hablarle, pero sintió que era más interesante el hecho de observarla a lo lejos. Al principio solo se limitaba a seguirla del trabajo a su casa y fue una grata coincidencia que vivieran en el mismo complejo departamental; si su novia se acostaba con otro él también tenía derecho a sentir atracción por otra mujer, pero sabía que esa simple atracción escalaria a algo mucho más problemático y nada inocente. La ruptura con su novia podía esperar, la necesitaría de coartada en un futuro.

Eventualmente la chica se convirtió en una necesidad para él, en un rompecabezas para descubrir, armar y contemplar pieza por pieza, para perderse, encontrar sus formas y jamás arrepentirse por eso. Cada parte, cada gesto y cada momento merecían ser inmortalizados en su videocámara, gracias a eso aprendió que las apariencias guardan un montón de enigmas debajo, sobre todo tratándose de 𝒆𝒍𝒍𝒂. Aparentemente parece normal, una chica común con preocupaciones ordinarias y vida relativamente estable, una más entre el mar de gente en el que se desenvuelve día tras día, pero observando muy de cerca hay ciertas cosas que oculta con su ropa. 

La primera vez que irrumpió en su privacidad pensó que ella era una masoquista con un placer extraño por las navajas y eso le alivio mucho, ya no era el único con gustos reprobables. Al rememorar aquello observa las bragas pegajosas que tiene entre sus manos y las huele por tercera vez, cierra los ojos perdiéndose en el aroma de la prenda usada, tratando de estabilizar su respiración agitada. Al evocar su rostro se siente en la gloria, se siente feliz, eufórico... se siente vivo.

Acomoda sus pantalones después de una segunda ronda y con trabajo se levanta a pegar una fotografía en la pared, fotografía que guardaba de hace tres días en su portafolio y sonríe tontamente; no es para menos pues su paciencia y sigilo rindieron frutos. Las fotografías son sus favoritas ahora que lo piensa, digo, no es que haga de menos los videos, pero esos no los puede contemplar tan seguido como quisiera, aunque tenga una colección entera de ellos, ya que su compañero de piso no conoce la privacidad y entra sin tocar o pedir permiso. En el suelo la tenue luz del aparato ilumina el techo, solo le basta agachar la mirada para contemplar en el video como cae agua de la regadera sobre la mujer, agua que se vuelve rojo oscuro al contacto con su piel. 

Vuelve a despertar al verla de nuevo y creerse agotado, gracias al desastre que hizo en sí mismo.  No puede decir que se siente sucio por un hábito como ese porque sería una gran mentira, no es la primera vez que lo hace y por eso sabe que algo no anda bien, 𝒆𝒍𝒍𝒂 ha cavado su propia tumba.

" 𝒆𝒏 𝒅𝒆𝒇𝒊𝒏𝒊𝒕𝒊𝒗𝒂 𝒔𝒐𝒚 𝒖𝒏 𝒎𝒂𝒍𝒅𝒊𝒕𝒐 𝒆𝒏𝒇𝒆𝒓𝒎𝒐"

Con el pasar de aquellos días casi lejanos comprendió que sus suposiciones eran incorrectas, pero eso solo hizo que le gustara más, no entiende por qué disfruta tanto contemplar su miseria, se tornó más excitante observarla ahogarse en sus demonios, para después exorcizarles con una navaja, como si la sangre que fluye de sus heridas se los llevara lejos por el desagüe, que a qué lo hiciera por mero placer carnal. La primera vez antes de esta solo espiaba a la mujer de turno que había escogido, se tocaba y se iba, pero con 𝒆𝒍𝒍𝒂...

Mira con deseo la pared de su closet, los souvenirs que hay ahí acomodados meticulosamente en una gaveta baja de plástico: ropa interior, las llaves de su departamento, tampones usados, un cepillo de dientes, cositas varias que nadie notaria si se esfuman, y por último fotos. En cada una de ellas, pegadas con cinta y fijadas con tachuelas, la misma joven muchacha es protagonista y dados los ángulos y las situaciones en las que es retratada es más que evidente que no es consciente de lo que ocurre. Hay algunas que parecen tomadas desde debajo de su cama, cuando va por el pasillo hacia la cocina, otras desde algún armario o espacio oculto en la sala y las más íntimas desde el clóset, enfocando su cuerpo a través de los paneles de la puerta o en su defecto demasiado cerca, cuando esta jovencita está sumergida en la inconciencia etílica. Dichas fotografías son más reveladoras que las anteriores y por ende están cuidadosamente enmarcadas en roble como las piezas de arte que hay en el museo, aunque parezcan más la escena de un crimen.

"𝑻𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒛𝒄𝒐 𝒎𝒂́𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒖́ 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒂_______"

Con ella quiere cruzar por primera vez la línea, ya no le basta con verla llorar en la ducha desde debajo de su cama ni acercarse a dormir con ella cuando esta dopada con pastillas que no necesita, o alcoholizada en su defecto. El cree ser el hombre perfecto y se lo hará saber por qué la conexión entre ambos es "real", aunque la chica no lo sepa; ella es un desastre y el... bueno, es bastante bueno arreglándolos o haciendo que lo necesiten.

Son las nueve, la hora en la que ella vuelve a casa y el le tiene preparado algo que jamas olvidara.

"𝑺𝒆 𝒔𝒖𝒑𝒐𝒏𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓𝒊́𝒂 𝒅𝒆𝒕𝒆𝒏𝒆𝒓𝒎𝒆, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒆𝒐"