ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠᴇᴢ

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Yandere policía x fantasma lectora

⚠️Advertencias: Mención de lesiones y asesinato.

OC: Samael Toledo

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𝑬𝒍 𝒄𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍 𝒓𝒐𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒆𝒏𝒛𝒐́ 𝒂 𝒄𝒂𝒆𝒓
𝑺𝒖 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒅𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂 𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒓𝒓𝒂𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒔𝒖𝒆𝒍𝒐
𝑬𝒍 𝒕𝒐𝒎𝒂 𝒆𝒍 𝒂𝒓𝒎𝒂, 𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒏𝒊𝒅𝒐 𝒗𝒂𝒄𝒊́𝒐
𝑩𝒂𝒍𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒃𝒓𝒆 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒂 𝒆𝒍𝒍𝒂

The warning- copper bullets


Lo mira confundido, tira la colilla de cigarro al suelo y la pisa. Esta es una de muchas veces en las que tiene que tolerar esa mirada extraña e inquisidora del recién llegado, solo que ahora sabe la razón. Escupe en el suelo y guarda sus manos en el bolsillo de su pantalón.

"¿𝑨𝒔𝒊́ 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒊𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒊𝒅𝒆𝒓𝒂𝒔𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒓𝒂𝒕𝒂 𝒊𝒏𝒖́𝒕𝒊𝒍 𝒆𝒏 𝒃𝒂𝒔𝒆 𝒂 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒓𝒆𝒊́𝒔𝒕𝒆 𝒗𝒆𝒓 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒖𝒏𝒊𝒅𝒂𝒅?"

El muchacho tartamudea y las palabras se le hacen nudo en el cuello, no sabe por dónde empezar, si le dice todo desde un principio su superior no dudara en descansarlo y en el peor de los casos darlo de baja. No va a jugarse el pellejo, así que decide poner al cansancio de excusa y disculparse por comentarle tonterías que le hacen perder el tiempo.

"𝒀 𝒅𝒊𝒎𝒆 𝑭𝒐𝒏𝒔𝒆𝒄𝒂 ¿𝑸𝒖𝒆́ 𝒆𝒔 𝒆𝒙𝒂𝒄𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒗𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒂𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔 𝒕𝒓𝒂𝒔𝒆𝒓𝒐𝒔?

Ahora le toca al joven mirarlo con confusión. Analiza las expresiones faciales y el lenguaje corporal del hombre para buscar algún ápice de burla, pero no encuentra nada más que una curiosidad apenas naciente, de esas que solo existen para iniciar una conversación y así salvarse de un silencio incomodo. Inseguro, habla en voz baja y le hace saber que lo que ha visto desde que fue transferido hace meses y lo conoció no es nada más y nada menos que una mujer, mujer por la cual lo juzgó de corrupto y holgazán, pues creyó que traía siempre a un imputado de paseo en lugar de llevarlo al ministerio público y hasta la llegó a confundir a la aparición con una mujer de la vida galante.

"𝑵𝒐 𝒆𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒍 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒂 𝒉𝒂 𝒗𝒊𝒔𝒕𝒐, 𝒚𝒂 𝒗𝒂𝒏 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒅𝒐𝒔 𝒑𝒆𝒓𝒔𝒐𝒏𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏 𝒎𝒆 𝒍𝒐 𝒉𝒂𝒏 𝒅𝒊𝒄𝒉𝒐. 𝑬𝒏 𝒆𝒔𝒂 𝒄𝒂𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆𝒕𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒂́𝒃𝒂𝒎𝒐𝒔 𝑹𝒂𝒎𝒊́𝒓𝒆𝒛 𝒚 𝒚𝒐, 𝒔𝒊𝒏 𝒏𝒂𝒅𝒊𝒆 𝒎𝒂́𝒔. 𝑴𝒊𝒓𝒂, 𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒐 𝒕𝒆 𝒕𝒐𝒑𝒂𝒓𝒂́𝒔 𝒄𝒐𝒏 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒂𝒔𝒊́, 𝒆𝒔 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒂𝒄𝒐𝒔𝒕𝒖𝒎𝒃𝒓𝒆𝒔 𝒚 𝒏𝒐 𝒍𝒐 𝒗𝒂𝒚𝒂𝒔 𝒅𝒊𝒗𝒖𝒍𝒈𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒑𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒗𝒂𝒏 𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆𝒓 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒆𝒍 𝑪𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔 𝑻𝒓𝒆𝒋𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒕𝒂𝒍𝒆𝒔. 𝑫𝒂𝒍𝒆 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒂 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒕𝒆 𝒕𝒐𝒄𝒐́ 𝒕𝒓𝒂𝒃𝒂𝒋𝒂𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝑰𝑵𝑪𝑰𝑭𝑶, 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒍𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒏 𝒖𝒏 𝒑𝒐𝒄𝒐 𝒑𝒆𝒐𝒓"

El hombre se aleja de la estación y se sube a la patrulla. Desde donde esta, el nuevo distingue apenas ciertos rasgos generales de la aparición tras el asiento del copiloto. Traga saliva nuevamente y se persigna mientras reza un padre nuestro.

"¿𝑵𝒐 𝒗𝒆𝒏𝒅𝒓𝒂́𝒔?"

Se lo piensa un millón de veces antes de dar un paso, esta será la primera vez que se subirá en un vehículo embrujado y no le hace mucha ilusión la idea de compartir espacio con un alma en pena. Entre dientes y señas le indica que volverá a los casilleros por algo que olvidó en ellos, una medalla de san Benito, obsequiada por su abuela para protegerlo. Hay algo en ese fantasma que no le acaba de gustar y no es el hecho de que sea un desencarnado; el recuerda haberla visto hace dos años en una pancarta de un ocho de marzo en el pueblo vecino, cuando protegía el palacio municipal de las pintas y diamantina. El caso de esa chica fue muy sonado ya que desapareció frente a una multitud sin dejar indicios de nada y el último mensaje que mandó a su madre decía que alguien la iba siguiendo. El mismo color de cabello, el mismo color de piel, la misma ropa de las fotografías de los afiches, todo eso está en ella, pero apenas es visible, como si fuera una mancha borrosa en las sombras.

"𝑺𝒂𝒃𝒓𝒂́ 𝒅𝒊𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒐 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒔𝒆𝒓𝒊𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒕𝒊𝒏𝒖𝒂𝒓 𝒉𝒂𝒄𝒊𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛"

El joven se acerca dudoso y tomándose su tiempo entre cada pisada mientras finge acomodar su chaleco, desde donde esta, su compañero puede ver la palidez de su rostro y sentir su miedo a pesar de estar a media cuadra de distancia. Aprovecha el tiempo que se toma el muchacho mirando hacia otro lado para secarse los ojos y mirar por el retrovisor hacia los asientos de atrás.

"¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒔𝒊 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒆𝒏 𝒗𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒚 𝒚𝒐 𝒏𝒐?"

Una risa sin ganas se le escapa de los labios, atrás no hay nada más que vacío y el reflejo de los coches estacionados a un lado de la banqueta. Se le escapan varias lágrimas sin poder evitarlo y cierra con fuerza sus ojos mientras los frota con sus dedos.

¿𝑬𝒏𝒕𝒐𝒏𝒄𝒆𝒔 𝒂𝒔𝒊́ 𝒔𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔?¿𝑬𝒔𝒕𝒆 𝒆𝒔 𝒖𝒏 𝒆𝒔𝒑𝒆𝒄𝒊𝒆 𝒅𝒆 𝒄𝒂𝒔𝒕𝒊𝒈𝒐 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆 𝒉𝒊𝒄𝒆 𝒆𝒔𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆? ¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒏𝒐 𝒎𝒆 𝒉𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒕𝒂𝒅𝒐 𝒂𝒖́𝒏____? ¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒂𝒔𝒊́ 𝒑𝒐𝒅𝒓𝒊́𝒂 𝒗𝒆𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒎𝒂́𝒔 𝒚 𝒆𝒔𝒐 𝒆𝒔 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒓𝒆𝒔?

No pasa mucho tiempo para que tome su compostura y adopte un semblante de hartazgo, se baja de la unidad y trota hasta el más joven para ayudarlo a abrocharse el chaleco. Fonseca no puede dejar de ver con terror hacia la ventana del vehículo, de un momento a otro la imagen de la mujer se vuelve nítida y cada detalle en ella parece sacado de una pesadilla; Piel gris, hinchada, pintada con quemaduras y moretones negros que se ven frescos. Sus ojos parecen los de un pescado fuera del agua, resecos y apagados; uno de ellos casi se cierra por completo ya que parece una pelota de color violeta. El cabello parece tenerlo enmarañado y pegado al cráneo que tiene partido, con lo que piensa que son coágulos oscuros y lodo. Tres impactos de bala adornan su torso del que parecen haber brotado flores de carne roja y piel sangrante. Lo peor es la parte baja del rostro, el horrible corte que cruza a través de las comisuras y le separa un poco la mandíbula del resto de la cabeza.

𝑳𝒂 𝒗𝒆𝒔 ¿𝑪𝒊𝒆𝒓𝒕𝒐?

El asiente sin despegar la vista del vidrio y traga saliva. Hay un detalle en la mujer que lo tranquiliza un poco pero que provoca que su mente saque un montón de conclusiones y escenarios trágicos. Le hace saber a Samael que está bien y temblando lo invita a volver a la patrulla, en su andar comprueba que no está imaginando nada y qué en efecto al que está mirando con rabia es al hombre a su lado.

『✙ Yᴀɴᴅᴇʀᴇ Oɴᴇ Sʜᴏᴛs ✙』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora