Capítulo 21

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Junio 2022

Como muchos ya saben, en Junio se celebra el mes del orgullo LGBT, nunca eh asistido a las marchas porque no soy mucho de caminar tanto, pero algo me llamaba la atención de ir este año.
Aunque tenía miedo en que mis padres se enteraran si fuera. Si se llegasen a enterar me corren de la casa.
Alguna excusa tendría que inventar para poder salir.

El día de la marcha siempre cae un sábado, y ese día tendría que estar a las 18:00 horas en el templo, todos los sábados y digo TODOS porque así son mis sábados por la tarde. Ir al templo a misa con mis papás. En ocasiones voy por voluntad propia porque tengo amigos ahí y hay días en los que salimos a una fiesta o nos vamos a un antro. Pero hay días en los que no me gusta ir por flojera. Quiero decir, creo en Dios y todo pero, es cansado hacer lo mismo todos los días.

En fin.

Para el día de la marcha les había dicho a mis padres que iría al cine a ver Jurasic Wolrd. Lo bueno es que iría acompañado de un amigo para así no tener la preocupación de ir solo.

Salí de mi casa con ropa casual y en una mochila, tenía maquillaje, pensaba hacerme un delineado natural y pegarme unas perlas en los ojos. También me había puesto rubor y unas sombras.
Todo eso lo hice en casa de mi amigo Nicolás. Un chico transexual. Le tengo envidia por tener unos padres que lo apoyen.

Llegamos a la marcha y todo se veía increíble. Ver tantas personas, banderas de todas las orientaciones y ver famosos como algunos influencer y cantantes arriba de camionetas decoradas.
Me entusiasma ver tanta gente en la marcha. Todo se veía de colores.
Me tome varias fotografías y las subía a mis redes sociales, pero ni antes sin haber bloqueado a mis padres de ahí.

Me había comprado una bandera para llevarla cargando todo el tiempo, me la había puesto como capa. Me veía increíble. Es mi primera marcha y me la estaba pasando genial.

A la hora de llegar a mi casa, primero pase por un restaurante para pasar al baño a lavarme la cara.
Lo bueno es que había tomado mis llaves para entrar para que así, poder llegar directo a bañarme.

Cuando entre por la puerta de mi casa. Mis padres estaban arriba en su habitación. Deje mi mochila en mi cuarto y tome una ducha. Me había quitado ya todo el maquillaje. No tenía ningún rastro.
Me cambié, me puse ropa formal y me fui al templo con mis padres.

Pasaban los días y mis padres no sospechaban nada.
No obstante, empezaron a preguntar a dónde había ido y qué película fui a ver. —¿por qué me preguntan algo que ya pasó hace una semana?— me pregunto.
Bueno, resulta pues, de alguna forma mis padres se enteraron que había ido a la marcha.

Un martes por la tarde en mi casa, me mandaron a llamar a su habitación.
—Moisés, ¿puedes subir un momento?— era la voz de mi padre que provenía de su habitación. No me gusta como suena eso.

Al subir las escaleras, mis piernas temblaban, mi corazón latía muy rápido de lo normal. Las palmas de mis manos comenzaron a sudar de los nervios.
Por un momento había pensado en algo mal que había hecho. —¿no habré lavado la ropa? ¿No hice algo que me pidieron que hiciera?— me preguntaba mientras abría la puerta del cuarto.
Al entrar, mis padres estaban sentados en la orilla de la cama, mi madre sostenía su celular y mi padre estaba preparado para hablar.
—Queremos hablar de un tema que nos preocupa mucho— ahí va otra vez, con su sermón.— ¿a donde dijiste que fuiste el sábado pasado?
— Al cine—. Mierda, ya sé de que hablan.
— Nos mandaron esta foto tuya en la marcha que hubo el sábado.

En ese momento mi corazón estuvo por estallar, dejé de respirar tranquilo a estar respirando como si estuviera ahogándome. Ahogándome en un mar sin salida y sin fondo. Mis manos y mi frente comenzaron a empaparse de lo que todos dicen sudor, pero yo lo llamaría lagrimas que mis ojos no pueden recibir. Unas lágrimas frías estuvieron acompañando mis manos y mi frente. Mi sangre dejo de estar caliente a estar muy frió.

—¿Tienes algo que decir al respecto?— pregunta mi papá mostrándome su celular.
—Es verdad, fui a la marcha, no les quería decir que iba a ir porque sabía perfectamente que no me iban a dejar ir. Y ¿saben porque les tuve que mentir? Porque tengo unos padres homofóbicos que siguen en un siglo pasado en donde la homosexualidad tenía que estar oculta de personas como ustedes y era ilegal casarse. Si fui a esa marcha fue porque quise acompañar a mi amigo y por fin sentirme en una marcha en donde si valoran a la gente—.

Quería decirle a mis padres que soy gay, pero si les dijera, son capaces de echarme de la casa, y si es así, no tengo a donde ir, no quiero vivir en la calle. Si aún me quedo en mi casa, solo es porque no puedo dejar a mis hermanos con mi padre así, un padre que finge decir que no es machista pero en el fondo de él sabe que lo es. Un padre que es adicto al alcohol y en cualquier momento puede llegar a golpear a mi madre. Por un lado también la culpa es de mi madre que tiene un esposo así y no deja ayudarse por otros. No puedo dejarlos. Por un lado, quería ya irme a vivir lejos pero, no tengo a donde, estoy atrapado.
Tengo que mentir otra vez, meterles por la cabeza que soy "heterosexual" y lo digo entre comillas ya que tengo que hacerlos creer que tengo una novia y cambiar en cómo actúo en casa.

Al terminar la conversación, mis padres se comieron la mentira un sesenta por ciento y que iría a un psicólogo. Pues no les agrado la idea que apoyará a la comunidad y que mis ideologías no van con la religión que llevó. Llegue a la conclusión en que fui a la marcha solo para acompañar a mi amigo y que no soy gay. Se en lo que están pensando. ¿Por qué no les dije a mis padres la verdad? La razón es sencilla, como ya mencioné no tengo a donde ir. Y en algún punto del año iba a volver a estudiar, por eso ocupaba pagar la universidad y en eso se encargaría mi padre. Solo me quedo por el dinero y es la verdad. Tengo miedo a volver a empezar desde abajo sin un centavo en mano. Fácilmente podría irme a vivir con un amigo que viva solo pero no quiero ser una carga para alguien.

Al salir del cuarto de mis padres, baje las escaleras y salí de mi casa a tomar un respiro, les había dicho a mis padres que iría a comprar un frappccino en la flor de cordoba que está por mi casa. Pero en realidad fui a un parque que estaba 4 calles arriba, corrí lo más rápido posible, pues quería llorar. No aguantaba más el llanto que mis ojos estaban guardando. Llegue en menos de dos minutos, al llegar me senté en un columpio y me solté a llorar.
No había nadie cerca que me podría escuchar, así que llore lo más fuerte. Nadie estaba escuchándome.
Tome mi celular y le marqué a Armando, quería escucharlo, el era el único que podía entender.
Ni siquiera podía prender mi celular, pues mis manos estaban temblando de la ansiedad. Quería matarme de una vez, fácilmente puedo agarrar los  pedazos de vidrio de una botella rota que estaba a dos metros de mi y cortarme las venas. Por otro lado, podría agarrar el cable suelto de un poste de electricidad y hacerle una bufanda a mi cuello.

Pero una voz dentro de mi me dijo que me esperara, — márcale a Armando, es tu fuente de salida— me dije a mi mismo.
Tome un respiro lentamente hasta que mis lagrima dejaron de caer. En menos de diez segundos, Armando contestó mi llamada.
—¿Que pasa pa, todo bien o que?— dice Armando
—Hola, estoy... es...
—Moy, ¿estás bien?
— No, no estoy bien, Armando estoy asustado, ya no puedo estar viviendo en mi casa pero no puedo irme. Quiero morirme y lo único que hago es estar fingiendo conmigo mismo que todo está bien.
—¿Donde estas?
—En un parque cerca de mi casa ¿porque?
— Voy en camino, pásame la dirección— le mando mi ubicación en tiempo real por mensaje. — no te muevas de donde estés, llego en veinte minutos—.
Armando cuelga la llamada. Me quedo sentado en el columpio y miro al cielo, estaba tratando de buscar el sol pero las nubes lo tapaban. Perecía que iba a llover.
Pasaron veinticinco minutos y por fin llegó Armando. Al verme cómo estaba, me abrazó, no dijo ni una sola palabra, los dos nos quedamos callados y abrazados.
—Yo si te quiero— dice Armando susurrando al oído.
—Ya se que me quieres, lo has demostrado, pero, siento que no tengo una familia verdadera
—Moy, ¿quien tiene una familia verdadera?
—Por ejemplo tu, padres que te apoyan en todo, amigos perfectos y tienes una vida perfecta
—¿Quien dijo que mi familia es perfecta? A pesar de que tenga padres que sigan juntos y me apoyen no significa que nunca peleen o que mis amigos sean tan perfectos
—Yo solo quisiera tener una familia que en verdad me amen cómo soy. Sin prejuicios. Lo único que tengo es a ti, mi amigo que dice que me quiere
—Y con eso ya tienes demasiado, que mejor que un amigo que te busca cuando te sientas vacío. Me tienes a mi y eso importa—. Mis ojos se llenaron de lágrima. Abrazo a Armando y lloro con él en silencio.
Dios mío, este abrazo se siente como mil trofeos ganados.
Tal vez no tenga el amor de mis padres pero si el de un mejor amigo.

La noche que te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora