Capítulo 24

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Septiembre 2022

Se que había dicho que no estaba listo para estudiar una carrera. Pero si les soy honesto, creo que ya era hora de empezar de cero. Nueva vida, un nuevo capítulo. Ya es hora de reorganizar mi vida, de poner todo en su lugar, de cambiar y de hacer las pases conmigo mismo.
Decidí estudiar Comunicación
El primer día de clases, iba con con las expectativas muy bajas, pues no esperaba mucho. Al llegar al salón de clases, tome asiento hasta la fila de atrás. Estaba algo nervioso, no tenia con quien platicar. A alguien con quien mandar mensaje mientras estaba aburrido, pues quería hablar con Armando explicando mis emociones sobre iniciar un ciclo escolar nuevo. Pero recordé que nuestra amistad se acabó. Por otro lado, pensé en mandarle un mensaje a Brian, pero creo estaría también teniendo clases.
Creo que empezaré de cero, hacer nuevos amigos.
De lado derecho de mi asiento, había una chica con cabello rizado y rubio, su piel era blanca y tan suave como tocar la piel de un bebé. Sus ojos eran azules como él de un cielo sin nubes. Claros como el mar.
Quería entablar una conversación con esta chica. Pero ma daba un poco de pena.
Me arme de valor y le hable.
—¿Parece que está clase está algo aburrida no?
—Es mi padre quien está dando la clase
—Ah, oh, lo... lo siento
—Jajaja, era broma, ni siquiera estaba poniendo atención. Soy Anel—. Estrecha su mano para saludarme.
—Mucho gusto, soy Moisés, que susto me lleve con lo que me habías dicho, sobre que el profesor era tu padre
—Una disculpa. Bueno, ¿Que te trae estudiando comunicación?
—Hmm, bueno, creo que no tenía otra opción, ¿Y tú?
—Me gustaría dedicarme a trabajar como periodista, salir a cuadro quizás, quiero aparecer en la televisión entrevistando a un actor famoso—. De pronto, un chico que estaba sentado atrás de mi se entromete a la conversación, era un chico moreno, con ojos color marrón y cabello lacio. Su única diferencia, es que también traía cubrebocas y solo podía ver sus ojos. Parecí haber visto los ojos de Brian por unos segundos. Pero los de Brian son aún más preciosos.
—Perdona que los interrumpa, pero también me quiero meter a su conversación. Soy Pablo.
—Hola Pablo, mucho gusto, Soy Anel
—Yo soy Moisés—. Anel y yo saludamos a Pablo. Sin darme cuenta, ya había hecho amigos.
Fue muy rápido que hiciera amigos y que en la primera hora del descanso nos sentáramos juntos en una banca de la cafetería para conversar.
La diferencia de nosotros tres, es que Pablo y Anel tenían la misma edad. Diecisiete años, para ser exactos. Mientras tanto, yo tenia diecinueve.
Con el paso del día, me estaba dando cuenta que Pablo tenía el mismo sentido del humor que Armando, mismos chistes. Estoy viendo en Pablo, el vacío que me dejo Armando.
Semanas después, Pablo, Anel y yo ya éramos como un grupito, nos sentábamos juntos y las tareas en equipo los hacíamos nosotros. Al final de las clases nos íbamos juntos a la estación del tren, perece chisto y un poco irónico, pero nos parecemos Harry Potter, Hermione y Ron cuando viajan en tren  para irse a Hogwarts. Me sentía así con ellos, parece que encontré a los amigos ideales.

Conforme pasaban las semanas, Anel, Pablo y yo, ya éramos un trío de amigos, cada receso nos la pasábamos juntos, nos sentamos juntos en clases y nos íbamos juntos a la estación del tren.
Todo marchaba bien, me sentía a gusto con mis nuevos amigos, mi miedo de ser excluido había desaparecido.
La cosa cambia cuando los tres salimos a desayunar a un restaurante llamado La Casa del Waffle, ubicada a unas tres cuadras de nuestra escuela.
Al estar desayunando, me percato que Pablo quería tener algo con Anel. Con solo mirar cómo se dentaba a un lado de ella, cómo al hablar solo volteaba a ver a Anel y hablar solo de Anel. Esta bien, no lo culpo. Pero, no me quería sentir el mal tercio.
A continuación, Anel se levanta para ir al baño, dejo el desayuno a la mitad y se dirige a los baños. Pablo y yo nos detuvimos en comer para esperar a Anel. La tensión del momento se sentía silenciosa, entonces le hice una pregunta a Pablo.
—Eh notado cómo miras mucho a Anel, ¿Acaso te gusta?—. La mirada de Pablo cambia mucho, hizo una sonrisa que hace que se sonroje. Era agradable ver esa mirada, me recordaba mucho cuando Brian sonreía.
—¡Si! Pero no le quiero decir que me gusta, porque no quiero perder esta bonita amistad que tenemos
—Entiendo, pero de algo que también me percato es que en las mañanas llegan juntos
—Vivimos por donde mismo, somos casi vecinos
—Oh, eso no lo sabia
—Ni yo, hasta que ayer la acompañe a su casa
—Mira que caballeroso, ¿Y por qué a mi no me acompañas?—. Pregunto en tono de burla.
—Te bajas una estación antes que nosotros, Anel y yo vivimos cerca de Tonalá, cuando llegamos a Rio Nilo, su padre la espera afuera de la estación, el lunes su padre no pudo ir por ella, así que Mila acompañe a su casa
—Hmm, mira que tal, parece que el destino les puso esa situación para que pasara eso
—Las cosas pasan por algo, lo que tenga que pasar va a pasar—. Su mirada cambia de estar sonrojada a estar serio, es como hablar con alguien educado, maduro y respetuoso. Pablo sabe lo que dice y lo habla de una manera correcta, como si se tomara el tiempo para pensar en lo que dirá.
—Me recuerdas a alguien—. Le digo. Comienzo a imaginarme a Armando en un segundo, cómo haber parpadeado y haber visto un recuerdo pasar. Parpadeé otra vez y volví a ver a Pablo. Estaba comenzando a ver en Pablo algo de Armando.
—Oh mierda, estoy buscando en Pablo la ausencia de Armando—. Me digo.
—¿Te recuerdo a alguien? ¿A quien?
—No, ah nadie, olvida lo que dije
—Venga, dime a quien, quizás nos parecemos en algo
—Me recuerdas un amigo que tuve, era mi mejor amigo que tuve hace un mes. Mira, no quiero entrar en detalles. Estoy tratando de olvidarlo
—Entiendo, mira no quiero meterme tanto pero si de algo aprendí de una amiga hace un año es que no es lo mismo olvidar que superar
—Tienes razón, no lo puedo olvidar pero si quiero superar el dolor de su ausencia—. A continuación, regresa Anel del baño y vuelve a sentarse. Ambos seguimos desayunando y volvemos a conversar de otros temas.

En algo me había percatado. No solo busco en Pablo la presencia de Armando, si no que también buscaba la forma de reemplazarlo, buscaba la forma de olvidarlo en alguien más. Tratando de llenar el vacío que me había dejado.

"Nunca encontrarás a la misma persona dos veces, ni siquiera en la misma persona."

La noche que te fuiste Donde viven las historias. Descúbrelo ahora