En un día de tormenta apareció una extraña niña en las calles de Japón, esta se verá involucrada con uno de los más importantes miembros del shinsengumi, lo que la llevará a presenciar los acontecimientos más importantes de la época feudal y descub...
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La conversación entre Megumi y el desconocido continuó durante un extenso lapso, la chica estaba tan absorta en el debate que había olvidado por completo a Souji y Kondo, mientras que los minutos pasaron tan rápido que no se dio cuenta que el sol comenzaba a ocultarse entre las montañas y que el pueblo entero gradualmente estaría rodeado de oscuridad.
-Ahora hablemos de cómo se ganó el apodo de Rey Demonio del Sexto Cielo. Primero quiero escuchar tu opinión - expresó en cierto momento la joven, tomando un aire de animador televisivo famoso y entusiasta
-Si no estoy equivocado, se debió a los sucesos relacionados con la quema del Monte Hiei, entre otros incidentes religiosos - contestó el hombre, comenzando a sentirse fatigado por la extensa conversación. Sin embargo, extrañamente no podía rechazar a la pequeña, especialmente cuando sus ojos brillaban como estrellas por la emoción.
Si un niño común y corriente hubiera ocupado el lugar de la pelirroja, es posible que ya lo habría echado de su casa a patadas hace mucho tiempo. No obstante, él continuaba escuchando y respondiendo, como si no hubiera nada más importante que hacer en ese preciso momento.
-Exacto, Oda Nobunaga renegó cualquier fe divina y desestimó tanto el shintoísmo como el budismo, pero esta negación lo dotó de una fortaleza singular frente a los seres celestiales, permitiéndole tomar acciones sin el temor a posibles represalias o castigos - Megumi estaba tan entretenida que no se dio cuenta que había revelado varios datos sobre la Oda de su mundo, y continuó mencionando otros hechos para afirmar su teoría hasta que escuchó el sonido de la puerta corrediza abrirse
-Disculpe, joven Serizawa, hay unas personas en la entrada que preguntan por la chica - fue en ese momento que Megumi se dio cuenta que se olvidó completamente de sus amigos y estaba metida en problemas, por haberse entretenido tanto tiempo.
Sin perder ni un segundo se encaminó hacia la salida, pero tropezó a pocos pasos de Souji y cayó al suelo de bruces, experimentando un leve dolor y una sensación de ardor que se propagó por su piel.
-¿Estás bien? - los dos la miraron con preocupación. Ella se enderezó a duras penas, comenzando a limpiar su rostro con la manga de su kimono, dándose cuenta de que se había lastimado la frente y estaba sangrando un poco
-C-creo que sí - murmuró, forzando una sonrisa en medio de la incomodidad.
El golpe no había sido lo suficientemente grave como para causarle un daño significativo, pero no podía quitarse el sentimiento de vergüenza por haber tropezado de forma tan cómica y torpe.
-Vaya, nunca hubiera pensado que se trataba de ti, Kondo - el mencionado alzó la cabeza, encontrándose con un hombre robusto de cabello rojo que estaba apoyado en la entrada, reconociéndolo como uno de sus oponentes de un enfrentamiento anterior en el dojo
-Lamentamos las molestias, Serizawa - respondió Kondo con una voz calmada, intentando ignorar la sed de sangre que transmitía y que hicieron que los pequeños se apartaran un poco, para evitar involucrarse en el posible cruce de katanas
