En un día de tormenta apareció una extraña niña en las calles de Japón, esta se verá involucrada con uno de los más importantes miembros del shinsengumi, lo que la llevará a presenciar los acontecimientos más importantes de la época feudal y descub...
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Varios días trascurrieron desde la llegada Archer, sin embargo desde esa mañana había estado ausente, pero ningún miembro del dojo se preocupo o se atrevió a cuestionar su paradero, cuando Megumi explicó que estaba realizando un recorrido turístico por la ciudad y que probablemente regresaría a la hora del almuerzo, lo cual era motivo de alivio para la mayoría, ya que les permitía relajarse y realizar los entrenamientos habituales sin "contratiempos", mientras que Megumi y Souji estaban sentados en la entrada, acariciando y jugando con el gato del vecindario.
Por otro lado, Kondo había partido temprano hacia el Kobusho con la esperanza de establecer contactos que le permitieran acceder a un mejor puesto y entablar relaciones con el Shogunato, mientras tanto, el resto del grupo se tomaron un pequeño descanso para discutir sobre las acciones de su maestro para obtener un puesto como funcionario.
-Los profesores de Kobusho no tendrán problemas en convertirlo en un maestro. Después de todo sus lecciones son de primer nivel - expresaron varios del grupo.
No había ninguna persona en ese lugar que dudara de las enseñanzas de Kondo en el arte y manejo de la espada, ya que todos estaban de acuerdo en que, de haber nacido en una familia más influyente o haber contado con los recursos adecuados, Kondo ya sería una figura de renombre en Japón.
-Aunque sea un hecho. Me temo que hay un problema - revelo Keisuke, adoptando un tono severo, para proceder a brindar información sobre una posible complicación que podría entorpecer los sueños de Kondo.
-.... ¿Un problema? - inquirió Shinpachi con un semblante serio
-Recientemente, la gente de los alrededores ha comenzado a rumorear que hay un criminal en este dojo - Al terminar de hablar, varios comenzaron a especular sobre quiénes podrían ser los sospechosos.
Sanosuke que había abandonado el Iyomatsuyama después de dejar medio muerto a su compañero de entrenamiento y Hijikata, quien antes se dedicaba a atacar dojos para luego vender medicinas, eran los principales candidatos.
-¿Acaso no lo ven? Su misma existencia es el problema - señaló Shinpachi resignado a la habilidad de sus dos compañeros para atraer conflictos
-¿¡AH!? ¡Dilo otra vez, maldito! - refutó el recién llegado miembro del dojo, molesto por ser juzgado sin ningún tipo de prueba.
La discusión continuó hasta que un grupo de hombres con katanas irrumpieron en el dojo sin ser invitados. Megumi, que estaba en la entrada con Souji, los observó con una ceja levantada, debido a que nunca los habían visto antes y no parecía que vinieran con buenas intenciones.
-No pensé que esta pocilga, con un olor desagradable fuera un dojo - comentó con una mueca el líder del grupo de los samuráis, lo que enfureció a Hijikata, quien intentó atacarlo pero de inmediato fue golpeado en el estómago con fuerza, obligándolo a retroceder varios pasos.
