En un día de tormenta apareció una extraña niña en las calles de Japón, esta se verá involucrada con uno de los más importantes miembros del shinsengumi, lo que la llevará a presenciar los acontecimientos más importantes de la época feudal y descub...
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Megumi se sentía bastante afectada en ese momento, su amigo había estado sumido en una profunda tristeza durante los últimos días y a pesar de sus esfuerzos por pasar tiempo con él y animarlo, parecía que todo era en vano.
La situación se había vuelto aún más complicada después de que Souji fuera suspendido temporalmente en el dojo.
Al principio, se acordó que pasara dos días en su habitación para reflexionar sobre sus acciones y luego de eso Kondo estuvo entrenando con él algunas horas libres y sin embargo aún no podía controlarse por completo, por lo que en el momento en que presentaba signos de locura o sus ojos comenzaban a tornarse rojos, las prácticas se detenían.
En medio de todo esto, se lamentaba por no haber preguntado a Saber acerca de su infancia, ya que los recuerdos que había visto en sus sueños sobre ella, se remontaban a los primeros días de su aventura como samurái, unos años antes de la creación del Shinsengumi y para ese entonces Okita ya tenía cierto control sobre sus tendencias sádicas.
En resumen no sabía cómo ayudar exactamente, por lo que se centró en mantener a su amigo ocupado. Por ejemplo, le pidió que la ayudara a cocinar arroz con tortilla y papas para el almuerzo, un plato sencillo y rápido, pero al final terminó quemando un poco las tortillas y aunque no se presentaron otros problemas, su estado de ánimo no mostró ninguna mejora.
Intento varias veces mantener un ambiente alegre, pero aun así Megumi notaba que Souji cargaba con varios remordimientos y se mostraba más cuidadoso de lo habitual cuando estaban juntos.
-Parece que estar muy pensativa el día de hoy - al escuchar esa voz de inmediato la pequeña alzó la cabeza, encontrándose con el padre de Kondo, quien se sentó a su lado
-B-bueno, solo - Megumi vaciló antes de continuar
-¿Solo? - preguntó él con interés, alentándola a compartir sus preocupaciones
-Recientemente no importa lo que haga, Souji no parece estar mejor. Está fingiendo, lo sé porque no quiere causarme problemas - hizo un puchero infantil al recordarlo
-Bueno, lo que pasó en la sala de entrenamiento no es un tema ligero... - el toco su barba y pensó en una forma simple para explicarle - Admito que ese niño nació con un talento innato para ser un samurái, pero parece albergar una gran oscuridad en su interior. Controlarla es extremadamente difícil, especialmente porque podría volverse un arma de doble filo
-Estás diciendo que podría ser útil en la batalla pero también podría atacar a sus aliados ¿verdad? - el mayor quedó sorprendido por la agudeza mental de la joven. En varias ocasiones, había demostrado una capacidad de razonamiento que parecía más allá de su edad.
-Exactamente, ahora mi hijo está intentando sellar su demonio interior y las prácticas son uno de los pasos. Se debe tener mucha paciencia y también debemos rodearlo de cariño y confianza, por lo que tus esfuerzos no son en vano, Megumi - mientras hablaba, le acarició la cabeza mostrándole su apoyo, a lo que ella recordó cómo Saber también solía hacerlo, por lo que no pudo evitar tener un sentimiento de nostalgia, pero trato de ignorarlo
