En un día de tormenta apareció una extraña niña en las calles de Japón, esta se verá involucrada con uno de los más importantes miembros del shinsengumi, lo que la llevará a presenciar los acontecimientos más importantes de la época feudal y descub...
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Megumi caminaba por los alrededores de la residencia, sus zapatos pisoteaban las hojas secas junto a las ramas que crujían al quebrarse, mientras que en medio de sus pensamientos reflexionaba cómo habían pasado varios meses desde su llegada a ese mundo alterno, en donde había presenciado varios cambios de estación como el invierno en donde el paisaje se cubrió de un manto de nieve brillante, luego la primavera que le permitió observar una explosión de colores y fragancias debido al florecimiento de la vegetación y actualmente estaba a comienzos del verano en donde el calor comenzaba a ser sofocante, obligándola a sentarse en un tronco caído, mientras intentaba inútilmente darse algo de viento para refrescarse con una abanico de papel.
-Que duro es pasar el verano sin aire acondicionado o un ventilador - murmuro en tono bajo la chica de cabellos rojos, mientras su kimono comenzaba a adherirse a su piel debido al sudor y sus manos a sentirse pegajosas.
Ella no podía creer como Souji y los integrantes del dojo aún podían seguir con sus prácticas rutinarias en un espacio tan cerrado con ese calor y sinceramente no quería ni asomarse a mirar como estaban. En su lugar, optó por dirigirse al pozo cercano en busca de un poco de agua para aliviar su sed y refrescarse un poco.
Sin embargo, antes de llevar el vaso de agua a sus labios, lo soltó bruscamente cuando notó un destello en su mano derecha. Su atención se desvió de inmediato hacia su entorno mientras sentía una presencia familiar aproximarse.
-(Esta sensación...) - Megumi salió corriendo hacia la entrada del dojo, con ojos llenos de lágrimas que fluían con una mezcla de alegría y alivio, impulsándola a no detenerse a pesar de que sus pies parecían más pesados debido al cansancio
-¡Master! - Saber Sakura también acudió a su lado al verla asomarse y en cuestión de segundos, ambas se encontraban abrazándose con fuerza
-(Este aroma tan familiar... definitivamente es ella) - Megumi escondió su rostro en el atuendo de Saber para ocultar sus ojos hinchados y asegurarse de que no estaba soñando. La había extrañado mucho y no quería despertar de repente para darse cuenta de que todo era un producto de su imaginación.
-¡Estaba muy preocupada! - Saber la separó momentáneamente, sosteniendo sus hombros mientras la miraba con preocupación. Había estado buscando una manera de encontrarla durante meses y estaba angustiada porque su propio cuerpo estaba perdiendo prana, casi al punto de desvanecerse. Si no fuera por la esfera que Megumi le había entregado, donde había almacenado reservas de maná, probablemente ella ya estaría en el reino de los héroes sin la posibilidad de ayudar a su master, por lo que fue un alivio que eso no pasara - No sabía casi nada de hechicería ni del método que usaste para venir aquí. Si no hubiera amenazado a uno de esos ancianos del consejo, nunca hubiera podido dar con este mundo.
-Espera ¿¡Que?! - Megumi se secó las lágrimas y abrió los ojos asombrada. Estaba segura de que había dejado un libro con las indicaciones del hechizo de teletransportación que había usado junto al catalizador de mana, pero nunca hubiera pensado que Saber recurriría a esos métodos, especialmente cuando había una alternativa más sencilla - (Tal vez ni siquiera se dio cuenta de la presencia del libro)
