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12.

Mire a mi hijo entrar con su uniforme escolar, supongo que tuvo actividad física ya que trae un pans.

Dejo sus llaves con cuidado, se quito la mochila y con la misma delicadeza la dejo en en suelo.

-¡Mami! - casi corrió y abrazo a Mabel..
-¿Cómo te fue cariño?.
-Muy bien, hoy gane una carrera.

Sonreí y Mabel me miró.

-Ve a cambiarte cariño, la ropa esta en tu cama.
-Sí mami.

Dejo un beso en su mejilla.
Antes de irse me miró con una sonrisa.

-Hola Billie.
-Hola.

Se fue y moví mis manos con calma.

Me levante del asiento y moví ligeramente mi cuerpo.

-No deberías estar tan nerviosa, el va a comprender todo.
-Es mi hijo, claramente estoy nerviosa no es que fuera a tratar a un desconocido.
-Prácticamente es un desconocido.

Sus comentarios no ayudan.

Camine ligeramente de un lado a otro.

-Ya estoy listo mami.

Me gire y mire al pequeño quien ahora trae un short con una playera y su cabello un poco despeinado.
En sus pies trae unas croods.

-Ven - ella le dijo.

Ella se levantó y lo llevo hasta el sillón, lo sento y se coloco en cuclillas frente a él.

-Recuerdas lo que hablamos ayer.
-Sí mami.
-¿Me puedes decir lo que te dije?.
-Que pronto conocería a mi mamá - mire al niño, mi corazón estaba muy acelerado - Y me preguntaste que si quería conocerla.
-¿Qué me respondiste?.
-Sí quiero conocerla.

Podía sentir los latidos de mi corazón.

-Bien cariño.

Mabel se levantó, me miró de reojo y hablo.

-Cariño, ella es tu mamá.

Sentí que el ambiente se hizo tan chiquito.

Cuando Andy me miró, mis nervios comenzaron. Podría odiarme por no estar con el tantos años aunque no fuera mi culpa.

Pero no fue así.

El sonrió tan grande que note su dentadura.

Se levantó del sillón y corrió abrazar mis piernas.

Cuando reacciones lo cargue como se debe.

Me apretó con us brazitos.
Suspiré entre el abrazo.
Tenía a mi hijo entre mis manos.

-¿Eres mi mamá? - sonreí.
-Soy tu mamá.

Sonrió de nuevo y volvió abrazarme.

-Conocí a mi mamá - susurraba.

Su voz estaba deteniendo mi respiración.
Su voz era tan suave y delicada.

Sentí que comenzó a olfatear mi cuello.

Sonríe ante su acción, ya que yo también suelo hacer eso.

Estuve abrazada a él por mucho tiempo. No quería soltarlo para nada.
Lo tuve que hacer cuando el quiso bajarse.

-Vamos a mi habitación quiero mostrarte todas mis cosas y mostrarte todos los regalos que me has mandado.

Mire a Mabel.

-Los regalos que le mandas en sus cumpleaños - asentí siguiendo el juego, después hablaría con ella
-¿Puedo ir? - le pregunté.
-Vamos, vamos.