🥊CAPÍTULO 10🥊

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KEISHA

Todavía no puedo creer que anoche Trenton y yo nos dejáramos llevar de ese modo.

Besarlo me gustó tanto que perdí la cabeza y por un momento pensé que no sería capaz de pararlo. Menos mal que recobré el sentido común, porque de lo contrario habría ocurrido algo para lo que no sé si estoy preparada.

No porque no me muera de ganas de acostarme con él, sino por lo que implicaría después.

No dejo de repetirme a mí misma que aunque haya reconducido su vida, ahora mismo está demasiado ajetreado con su trabajo como para tener una relación.

La MMA es un deporte que requiere mucho sacrificio y una disciplina brutal, por no hablar de los viajes, las entrevistas, las dietas y los exigentes entrenamientos.

Aquí solo está de paso, pero cuando vuelva de sus vacaciones tendrá que enfocarse en su apretada agenda y puede que ya ni siquiera le quede tiempo para pensar en mí.

Y por si eso fuera poco, están las insinuaciones de Andrey. Tuve que darle calabazas, pero fue un alivio que lo tomara tan bien.

Sí que me gustaría que fuéramos amigos, en eso no mentí.

Lo de que Trenton y yo no tenemos nada...eso no me lo creo ni yo.

He dormido cuatro horas escasas y ahora estoy vagando por la casa como un alma en pena, sin dejar de darle vueltas a todo.

Necesito despejarme.

Así que se me ha ocurrido salir a correr con Simba. Será bueno para los dos, porque mi nuevo amigo tiene mucha energía y a mí me vendrá bien desconectar un rato.

Pero primero tengo que pasarme por la clínica para pagarle a Will el alquiler de estos dos meses, que con tanto lío se me había pasado.

Así que aprovecho para llevarme a Simba conmigo y que vea dónde trabajaba antes.

— Vamos, chico. Voy a presentarte a algunos amigos — le digo, besando su cabeza peluda y cogiendo la correa para después. No me gusta tener que usarla, pero a veces es necesaria y más siendo tan joven. Tiene demasiada energía.

Lo dejo en el asiento del copiloto y conduzco hasta el pueblo.

Me cruzo con un montón de vecinos que quieren charlar conmigo o saludar a mi pequeñín, así que el trayecto que normalmente me toma diez minutos se convierte en más de media hora. Y eso que no soy de socializar demasiado.

Entro tarareando en la clínica veterinaria – a la que por fortuna, ahora que Will ha tomado las riendas del negocio porque su padre es demasiado mayor, le han hecho un montón de arreglos que necesitaba con urgencia – y nada más llegar encuentro a Tara atendiendo a un precioso mastín que se ha lastimado una pata. Su novio está con ella, echándole una mano.

Y eso es raro, porque con las clases que imparte en la facultad de la ciudad apenas le queda tiempo para pasarse por aquí entre semana. Debe ser que hoy no tiene que ir.

— Buenos días chicos, ¿qué tal va todo? — saludo y le hago carantoñas al perrito, a quien Simba no tarda en empezar a ladrarle, juguetón. — Hola bonito — exclamo, acariciándole la patita buena.

— Buenos días, Keisha. Ya ves, con faena. Dime la verdad, ¿seguro que echas de menos esto? Porque mira que a mí me encanta, pero hay días que lo dejaría todo y me perdería en una playa de las Fitji — se queja Tara, saturada. Sé que habla en caliente, porque en el fondo ella es una romántica y no cambiaría lo que tiene por nada del mundo.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora