🥊CAPÍTULO 12🥊

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TRENTON

Nunca pensé que haría por Kamilla lo mismo que me habría gustado hacer por mi madre, de haber podido.

Ella y yo no nos llevamos bien. Hemos aprendido a tolerarnos estos años por el bien de mi hermana y pese a que no es santo de mi devoción su comportamiento para conmigo ha mejorado lo suficiente como para tener mi respeto. Incluso se disculpó por haberme tratado mal en el pasado.

He decidido dejar los rencores a un lado, así que las acepté. Puede que se casara con Alfred solo por interés y para mejorar su estilo de vida y que haya sido una madre algo ausente, pero está poniendo de su parte y a diferencia de él, no es un monstruo. Estuvo casada con uno, pero tuvo la suerte de no conocer su peor versión.

No sé si es por eso o por todos los recuerdos que me sobrevienen, pero verla tan asustada cuando hemos ido a buscarla al hospital me ha afectado más de lo que esperaba.

Ese cobarde no se ha atrevido a ponerle la mano encima, por suerte, pero se ha atrevido a amenazarlas a ella y a mí hermana creyendo que tendría impunidad para amedrentarlas y eso tiene un precio.

En el pasado lo dejé pasar y permití que se encargara la justicia, aunque todavía tengo esa espinita clavada, pero eso se acabó. Ahora no pienso quedarme con las ganas de darle una lección y enseñarle a respetar a las mujeres.

Hemos pasado el resto de la tarde en el hospital hasta que han dado de alta a Kamilla, quien ya se encontraba mejor de la crisis y no hacía más que disculparse con su hija por haberle arruinado el cumpleaños. Aunque Evie ha asegurado que no pasa nada y que ya lo celebrarán, que lo único que importa es que esté bien.

Pero me hierve la sangre ante el hecho de que la felicidad de mi hermana se haya visto empañada por culpa de esa sabandija.

Tengo los puños apretados contra el volante y una sensación de deja vú me invade.

Hace dos años me encontré en una situación muy similar tras enterarme de que ese cerdo maltrataba a Kamilla y aterrorizaba a mi hermana.

Hoy pienso ponerle fin de raíz.

Tengo la dirección de ese cretino. No ha sido nada difícil conseguirla, teniendo en cuenta que vive en una casa a las afueras, muy cerca de su primera residencia...y de sus objetivos.

El bastardo tiene una orden de alejamiento que se ha pasado por el culo y ya que parece que a la policía la toma por el pito del sereno, a mí me va a escuchar. O me aseguraré de hacérselo entender de otro modo.

— Trenton, por favor, no te calientes innecesariamente. Si intenta provocarte no caigas en su juego, dices lo que tienes que decir y nos marchamos.

Keisha se ha empeñado en venir conmigo y trata de convencerme para que no me manche las manos con esa rata.

— A veces hay cosas que no pueden resolverse hablando, Keisha, y esta es una de ellas — le digo y ella mejor que nadie debería entenderlo. Quizá por eso esté tan inquieta.

— No quiero que salgas tú perjudicado. ¿Has pensado en lo que pasaría si te denunciara por agresión? — inquiere, para hacerme recapacitar. Sin embargo, esa posibilidad no me preocupa en lo más mínimo.

— No lo hará — aseguro, rotundo y ella se extraña.

— ¿Cómo lo sabes?

— Simplemente lo sé, tiene más que perder él que yo — dejo caer y debe haber visto algo en mi mirada que la convence de que estoy en lo cierto. Exhala lentamente y posa su pequeña mano sobre la mía. Me relajo al instante.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora