🥊CAPÍTULO 15🥊

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TRENTON

No he hecho más que despedirme de Keisha – hemos llegado a su casa hace una hora desde la ciudad, después de pasar toda la noche teniendo el mejor sexo que recuerdo en mucho tiempo – cuando llamo a Will y a Pétrovik para que me ayuden con lo que tengo entre manos.

Al ruso le aseguro que es una emergencia, porque le entran ganas de matarme cuando lo despierto tan temprano después del día cargado de emociones que tuvimos. Él menos que yo, todo hay que decirlo.

Una sonrisa se me dibuja en los labios al rememorar cada detalle. Keisha gimiendo debajo de mí, yo diciéndole que no había habido nadie más y ella confesándome que tampoco.

Fue entonces cuando se me ocurrió la idea que lleva rondándome toda la noche y parte de la mañana.

Lo tengo claro y voy a hacerlo.

Por eso he citado a mis amigos aquí; delante de la puerta de la joyería del pueblo.

Will se ha traído a Tara – debería haberlo sospechado, pero no me molesta – y en cuanto ve dónde estamos se echa a reír y le pide a su novia que apoquine.

— Te lo he dicho ¿o no? Me debes veinte pavos, nena — canturrea, triunfante. Ella pone los ojos en blanco, pero asiente.

— Habéis apostado y todo — comento, fingiendo estar molesto —. Pétrovik, no sabes estarte callado ¿eh? — espeto.

— ¿Acaso era un secreto? Si no tiene nada de malo — se defiende él, indolente.

— Exacto, es algo muy bueno creo yo. ¿Y ahora qué hacemos aquí? — salta Kirill, mirando alrededor con el ceño fruncido.

— ¿Tú no tendrías que estar en clase? — pregunto, suspicaz.

— Hoy no tengo clases — tercia, con tono victorioso. Me resigno.

— Bueno, de lo que voy a contaros ni una palabra ¿de acuerdo? Tiene que ser una sorpresa — les hago prometer y asienten. Pétrovik hace el gesto de cerrar la cremallera y tirarla. Sonrío y lo suelto sin más preámbulos —. Voy a pedirle a Keisha que se case conmigo — anuncio y aunque estaba preparado para una reacción eufórica, pero el escándalo que arman supera con creces lo que me esperaba y tengo que pedirles que bajen la voz.

— Shhhh, no gritéis tanto. ¿Qué queréis? ¿Que se entere todo el pueblo? — chisto, con un ademán reprobatorio que los hace callar enseguida. Así me gusta; discreción.

— Es una gran noticia, Trent. Estoy segura de que Keisha se va a poner loca de contento y dirá que sí —asegura Tara y lo cierto es que sus palabras me dan más confianza todavía.

— Eso espero. ¿Entramos? — propongo. Somos un grupo grande y aquí fuera llamamos la atención.

— Ah, Kirill, no le digas a mi hermana nada de esto. No vaya a ser que se le escape por accidente delante de Keisha — le advierto, ya en la puerta.

— Pero si Evie sabe guardar muy bien los secretos — rebate, con el ceño fruncido. Sin embargo, al ver la mirada que le dirijo se encoge de hombros y se apresura a rectificar —. Vale, no se lo diré.

Eso espero.

Nada más entrar, le explico lo que estamos buscando a la dependienta y ella enseguida empieza a mostrarnos modelos mientras parlotea con entusiasmo acerca de las peculiaridades de cada anillo.

Es entonces cuando me doy cuenta de que no tengo ni idea de cuál puede ser el más indicado para Keisha y empiezo a ponerme nervioso.

— ¿Creéis que le gustará algo ostentoso o más discreto? — pregunto, en busca de un poco de ayuda. Pero más me habría valido haberme callado.

Trenton: Peligrosa adicción ✔ COMPLETA ©️ EN FÍSICO CON MATCHSTORIES EDITORIAL Donde viven las historias. Descúbrelo ahora