Capítulo 2 [PARTE I]

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Al día siguiente, Ayane se enfrentó al mundo con energía renovada. No le gustaba hacer una montaña de un grano de arena, y aunque no pretendía rendirse en lo que a su futuro laboral respectaba —seguía empecinada en que merecía un trato diferente—, comprendió que de poco le serviría pelearse con las oficinas federales por una decisión que ya estaba tomada.

De hecho, esa misma mañana, los dos agentes elegidos para encabezar el caso se reunirían con el director para debatir las cuestiones sensibles. Riley Ellis acudiría a Tailandia, destino que sus amigas le habían chivado después de escucharla hablar en los servicios, de la mano de Mohawk Kingfisher, un joven agente de ascendencia cherokee con el que Ayane nunca se había entendido.

A pesar de deleznar la elección de compañero, habría matado para estar en el lugar de Riley. Aun así, no podía quejarse de sus planes matutinos. Con el propósito de desahogar las frustraciones y recordarse que seguía siendo útil, tanto si se servían de sus habilidades para fines prácticos como si no, había puesto rumbo al centro de entrenamiento policial. Acudía con religiosa frecuencia para mantenerse en forma y estar al día de las novedades en el mundillo de las armas.

Jace se reía como si ella no tuviera ningún remedio cada vez que le contaba a dónde iba.

—Cualquiera diría que estás deseando pegarle un tiro a alguien con tanta quedada para descargar la Glock —se había mofado al despedirla en la puerta.

—¿Por qué?, ¿porque me preocupa perder fuelle y le pongo remedio inmediato? ¿Te tengo que recordar aquella noticia del USA Today que decía que el FBI se tenía que poner las pilas? Un estudio confirmó que hay más de cincuenta bajas anuales de agentes federales, y no porque un tiroteo los pille desprevenidos; caen durante actuaciones policiales cotidianas que podría emprender incluso un crío de cinco años.

—Tanto como un crío de cinco años... No sé yo. Pero creo recordar que ese artículo lo escribió Kevin Johnson hace casi una década —había señalado Jace—. Desde entonces, el sistema de entrenamiento ha cambiado.

—Ha cambiado, sí, pero, aparte, uno tiene que poner su granito de arena yendo a entrenar. —Acompañó la pulla de una mirada significativa que Jace decidió obviar hábilmente.

—Mujer, no vas a olvidar cómo se dispara si vas una vez a la semana en lugar de a diario.

—Habla por ti, guapo, que eres el que nació con un don para la puntería —le había replicado ella con más retintín incluso, subiéndose la cremallera de la chaqueta de cuero.

—Visto así... —Meneó la cabeza con humildad—. Será que me sigue pareciendo muy adorable que tuvieras que hacer las pruebas físicas dos veces porque no había manera de que acertaras el blanco. —Y le sacó la lengua.

Jace era la única persona en el mundo a la que permitía que se burlara de sus flaquezas, lo que no quería decir que le hiciera gracia que se las recordara. Ni él, ni su propia madre. Había trabajado más duro que cualquiera de sus compañeros porque, a diferencia de la mayoría, no había nacido para la acción. En su día, tuvo que sobornar al examinador de la academia para que le permitiera un segundo intento después de quedarse a un punto del corte.

Solo le había contado esta historia de nepotismo y sinvergonzonería a Jace, temerosa de que sus amistades dedicaran el resto de su vida a bajarle los humos recordándoselo con desdén.

—A lo mejor habría acertado a la primera si hubiera pasado años sirviendo a la Marina con un rifle de asalto en cada mano. No he tenido la suerte de otros que yo me sé.

—¿Arriesgar la vida en operaciones antiterroristas te parece tener suerte? —le replicó con las cejas enarcadas. Si Ayane hubiera sido de las que se ruborizaban, le habría pedido disculpas por el comentario. No era ningún secreto que Jace despreciaba su heroica labor en el frente—. Si tantos celos te da mi talento para matar inocentes, la Marina no se ha movido de donde la dejé. Pasa un año bajo su ala de pájaro de mal agüero y ya verás lo curtida que vuelves.

CLANDESTINO: Esta noche serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora