Diez

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Seguían pasando los días, más estaciones seguían llegando mientras que otras se iban, las hojas de los árboles iban, regresaban y cambiaban de color, desde los ojos de cualquier persona el tiempo pasa demasiado rápido, hasta que se dan cuenta que en lo que ellos sintieron dos meses pasaron seis, en donde sienten que vivieron un par de días estuvieron más de 100. El tiempo es relativo, pero significativo.

Algunos podrían decir que pasaron cosas relevantes, pero esto es depende de cómo lo veas, hay gente que considera importante detenerse un día para admirar como un caracol cruza la calle. Sin embargo, hay algo que los humanos siempre consideran importante y es el amor, eso es un suceso que no pasa desapercibido por sus ojos.

Minho observa desde la venta del consultorio de su terapeuta como las flores de cerezo se abren lentamente, esto lo distrae un poco de las palabras de su psicólogo pero aún lo escucha, escucha sus palabras claramente, aún así le era más interesante ver cómo el rosa de las flores cae gracias al viento.

-¿Te parecería si moviéramos las sesiones una vez por mes?

Los ojos de Minho regresaron de vuelta a esa habitación.

-No, para nada, usted dice que estoy mejor.

-¿Tú te sientes mejor?

-Si, eso creo.

-Depende de ti Minho, si me dices que quieres que se queden cada dos semanas lo podemos mantener así o cada semana, es como tú te sientas más cómodo. Yo considero que este año y medio de terapia te ha servido mucho, creo que ya es tiempo de que empieces a vivir normalmente.

Hubo unos segundos de silencio, seguido de un suspiro.

Lee se sentía bien, si corazón ya no dolía del todo, siempre iba a doler un poco pero era más grande la calma que el dolor.

-Yo... creo que estaría bien cada mes.

-Bien, agendáremos cita hasta el siguiente mes.

-Gracias.

Minho se despidió, tomó su abrigo y salió del edificio, a pesar de ser primavera el viento es frío por las mañanas. Sentía como la brisa golpeaba sus mejillas mientras caminaba de regreso a su hogar, sus pasos eran lentos, después de todo no tenía prisa en llegar. El recorrido era el mismo que caminaba todos los días, las mismas calles, los mismos árboles y la misma gente. Todo podría parecer un poco monótono pero la estabilidad que le transmitía lo hacía sentir lleno, después de tantos años era lo que más anhelaba, estabilidad.

Hoy había quedado con Hyunjin de ir a un parque a tomar sus clases de pintura, aún faltaban un par de horas así que después de llegar a su casa, se cambio de ropa debido a que por las tardes la temperatura aumentaba y prefería llevarse algo menos importante ya que podría mancharse con la pintura.

Estos días estaban trabajando con óleo, era un nuevo material que Lee apenas estaba probando así que no quería hacer un desastre en su ropa linda. Sabía que probablemente llegaría hecho un desastre en su ropa, recuerda la primera vez que pinto con oleo, hizo que se arruinara uno de sus suéteres, pero sabía que no podía quejarse ya que Hyunjin había insistido varías veces en que se cambiara así que aceptaba que pudo prevenirlo pero no lo hizo.

El timbre de la puerta sonó, Minho bajo rápidamente las escaleras y al abrir la puerta entró Seungmin con demasiada prisa.

-Hola. Lo siento voy a salir y apenas dejé la oficina y voy tarde.

Minho se hizo a un lado y vio como su amigo corría rápidamente, cerró la puerta y siguió a Seungmin hasta su habitación, no entro, se quedo conversando con él desde la puerta.

Recuerdos del ayer -HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora