cita

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- ¿Te gustaría salir a dar un paseo?

- ¿afuera?

-claro que afuera, donde más si no. Siempre que vienes nos la pasamos aquí y de verdad necesito alejarme un momento de todos estos libros.

Desde que Aziraphel le había plantado la duda a Crowley de que su caída había sido provocada, el ángel bajaba todos los días, sin excepción para ver al demonio y así tratar de recordar lo más que se pudiera.

Esto había traído beneficio en el ángel, aunque no se podría decir lo mismo para el demonio, en lo que llevaban de avance Aziraphel solo había recordado su amor por lo dulce y su "exquisito" gusto por la música.

A Crowley esto no le molestaba, admitía que le gustaba mucho ver al ángel comer, pero el hecho de que prefiriera escuchar shostakovich todo el día en vez de verlo a él le irritaba.

Ese día había buen clima y ya no soportaba más estar encerrado así que no dudo en invitar al ángel a salir por un momento, tal vez si salía veía los lugares que frecuentaban recordaría más cosas.

- ¿y a donde iríamos?

-tengo un par de lugares en mente, anda vamos, necesitas salir.



Al salir de la librería el sol cayo en el rostro del ángel dejando ver el nuevo color de sus ojos, un tono azulado con destellos de morado. Aziraphel le había dicho a Crowley que esto se debía a que el título de arcángel supremo estaba haciendo cambios en su cuerpo, y, a lo que tenía entendido, pronto sus ojos cambiarían de color a Morado como lo tenía Gabriel.

Esto al demonio no le gusto en lo absoluto, amaba los ojos del ángel, "sus" ojos, no los del arcángel supremo. Tenía que hacer que recobrara la memoria antes de que el cambio terminara

Metatron le había comentado al ángel que cuando sus ojos estuvieran "completos" seria por oficialmente el arcángel supremo y fue ahí cuando se dieron cuenta que cuando eso pasara, ya no habría marcha atrás. Todo lo que estaban tratando de hacer seria en vano y Aziraphel no podría recordar nunca más al demonio.

Crowley llevo a Aziraphel de paseo primero fueron al parque St. James, tal vez al ver a los patos se acordaría de todas las veces que estuvieron ahí, por una vez en todo este tiempo platicaron de ellos, no del cielo ni el infierno, solo de ellos, ahí fue cuando Aziraphel se enteró del gusto de Crowley por las plantas y los diferentes tipos de bebidas embriagantes habidas y por haber del mundo, y a su vez Crowley supo que Aziraphel era un fanático del dibujo, no sabía que le gustaba dibujar, ninguno de los dos sabia como es que después de tanto tiempo hasta ahora se estaban dando la oportunidad de ser ellos mismos. Después fueron a comer al Ritz, saliendo una repentina lluvia los sorprendió. (ya sabemos que Crowley puede hacer que llueva, solo disfrutenlo)

Podían haber subido al Bentley y regresar a la librería, pero simplemente siguieron caminando, después milagrosamente el auto llegaría por sí solo. Querían disfrutar todo el tiempo que pudieran estar los dos solos, sin preocupaciones.



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Al estar caminando bajo la luz de la luna y las finas gotas de agua que caían de vez en cuando sobre el rostro de ambos, varios pensamientos vinieron a la mente de Aziraphel.


Estaba recordando, y todos y cada uno de esos recuerdos eran con Crowley, lo extraño era que estando a su lado el dolor al que estaba acostumbrado a sentir cada que estos recuerdos llegaban, no se presentaba, parecía como si el fuera la cura para todos sus problemas.


Recordó cuando se vieron en el jardín, en la gran inundación, cuando lo intento detener de matar a las pobres cabras de Job, todos y cada uno de esos recuerdos eran con él, siempre estuvo a su lado y se dio cuenta que, su amistad era más cercana de lo que el demonio le había dicho, los dos de alguna manera en algún punto de los años habían arriesgado su existencia por el otro.


Eso a Aziraphel lo entristeció de alguna manera, si esto era así y el en algún momento tendría que detener al cielo, esto implicaba un riesgo a su existencia y si eso llegaba a pasar Crowley no dudaría ni un momento para ponerse frente a él y recibir el castico en su nombre.


Una lagrima recorrido su rostro, por suerte para él se camuflaba con la lluvia.


No podía permitirse perder al demonio, después de todo lo que habían pasado, entendió que el día que dejo la librería había hecho sufrir a Crowley de una forma enorme y aun así este accedió a ayudarlo a recordar sin oponerse, él no lo merecía, no merecía todo lo que Crowley hacía por él.


Ese día le había expresado sus sentimientos, había visto al demonio casi derramar lágrimas frente a él, cuándo le dijo que nada duraba para siempre.

Lo amaba, más que a su existencia

-Crowley

-Si

-Quiero que me prometas que pase lo que pase, no arriesgaras tu integridad por mí.

- ¿a qué te refieres con eso?, té hizo daño la comida o porque...

-solo prométemelo querido.

-Aziraphel, tu....

-no puedo permitirme ponerte en riesgo por mi bien, eres más valioso que yo.

- ¿Acaso recordaste algo?

-Todo, recordé todo incluidos tus muchos cambios de estilo.

-entonces también sabes que paso el día que te fuiste...

-sí, lo hice. Lo lamento tanto – más lagrimas salieron de sus ojos, esta vez ya no se podían mezclar con la lluvia, sus lágrimas eran más. – me expresaste tus sentimientos y yo te abandone... te deje ahí solo, rompí tu corazón, lo siento tanto.

Un sobre salto sorprendió al ángel y unos cálidos labios se posaron en los suyos dejándolo sin palabras. Crowley lo había besado.

 Crowley lo había besado

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