El fin de la batalla

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- ¿Crowley?

- ¿Dónde estoy?, ¿Dónde está Dios? - Crowley abrió los ojos confundidos

- ¿Dios?, de que hablas. – Beelzebub

-no me sorprende que la haya visto, después de lo que paso. – comento Gabriel

- ¿Qué paso? – pregunto el demonio, levantándose

-pues que estos ángeles de aquí dicen que te metiste en una pila llena de agua bendita, que desapareciste, y que de un momento a otro caíste aquí, maldita sea, ¿en qué pensabas?

-Ya no quería vivir.

-pero... - hablo Beelzebub

- ¿pediste agua bendita? - cuestiono Gabriel – pero Belez me dijo que no te hace daño

-ya una vez no funciono el agua bendita contigo, si sabias que ya no surte efecto contigo, ¿para que la pediste?

-No era yo

- ¿Qué?

-esa vez no era yo, Aziraphel y yo cambiamos de cuerpo, él fue al infierno y yo al cielo, sabíamos que nos intentarían destruir, así que, intercambiamos

-entonces el agua no funciono porque era Aziraphel.

-Exacto.

-entonces... el de las llamas, eras...

-Yo

- ¡TU ME ESCUPISTE FUEGO! – grito Gabriel

- ¡Y TU QUERIAS DESTRUIR A MI ANGEL!

-Ya cállense – hablo Beelzebub – ¿Por qué crees que no sirvió el agua contigo Crowley?

-No lo sé... Aziraphel... ¿Dónde está Aziraphel?

-oh, él está por allá – contesto Gabriel – allá, con Miguel y Uriel.

-Esta...

-Vivo, pero muy débil, en cualquier momento podría...

El demonio no escucho lo último, salió corriendo a donde estaba su ángel, al llegar noto que ya no tenía ningún golpe y su ropa se veía limpia.

-No queríamos que se viera mal – dijo Miguel – hicimos un pequeño milagro.

- lamentamos todo lo que paso. – esta vez fue miguel el que hablo – Aziraphel siempre fue justo y nunca tomo represalias ni mucho menos rencor a nosotros por todo lo que le hicimos.

-Claro que no, él es mejor ángel que todos ustedes juntos – sentencio Crowley – váyanse, déjenos.

Los arcángeles se alejaron dejando a ángel y demonio solos

-Idiota, como puedes ser tan descuidado – susurro – siempre queriendo salvar a los demás a cuestas de tu integridad, siempre haciendo el bien. - Sus lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas y los sollozos no se dejaron esperar.

Dios lo había engañado una vez más, Lo había salvado solamente para ver morir al amor de su vida.

-Por favor, Por favor, no me dejes.

A lo lejos, ángeles y demonio, veían la triste escena frente a ellos, Beelzebub tomado de la mano de Gabriel, Michael y Uriel un poco incomodos, más que por la escena, por la culpa que sentían al ser parte de lo que los llevo a esa situación

A lo lejos Muriel se acercaba con Saraqael, al llegar explico que una luz se posó sobre este y por medio de un milagro despertó ileso.

Muriel al divisar lo que pasaba no pudo evitar derramas una lagrima, el señor Crowley había sido tan bueno con él, no se merecía lo que estaba pasando, a pesar de ser un demonio.

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