Inicio de batalla (parte 2)

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Crowley volaba a toda velocidad buscando por todas partes a su ángel, esquivaba ataques que le llegaban de todas direcciones, lo único que tenía en mente era encontrar a su ángel y sacarlo lo más pronto de ahí.

A lo lejos logro ver a dos ángeles custodiando una puerta, con un rápido movimiento de sus alas logro derribarlos y dejar libre el paso, abrió la puerta con fuerza esperando encontrar a su ángel.

Un cuerpo golpeado y lleno de sangre yacía en el fondo de aquella habitación, con temor se acercó pensando en lo peor, cuál fue su sorpresa al ver que el que se encontraba ahí era Metatron o lo que quedaba de él.

-Metatron

-El demonio vino a reírse de mí, no me sorprende, después de todo así son ustedes.

- ¿Quién te hizo esto?

-Porque preguntas, si ya sabes la respuesta.

-No tengo tiempo para tus juegos, donde esta Aziraphel

-Aziraphel, ese bastardo, espero que muerto

Crowley lo tomo de las solapas de su saco y lo levanto en el aire, sus ojos amarillos sobrepasaban el oscuro vidrio de sus lentes.

-Habla de una vez anciano - La risa de Metatron hizo dudar al demonio

-Ya no queda nada del ángel que conocías, ahora es el Arcángel Supremo

-De que estas hablando

-El ya no es Aziraphel, se ha convertido en un digno Arcángel, él fue el que me hizo esto

-Estas mintiendo, él no es capaz de lastimar a alguien por mucho que se lo merezca como tu

-Te equivocas, le hice un favor al traerlo conmigo, ahora es un mejor ángel, Nada ni nadie lo puede detener, ni siquiera tu.

Metatron se empezó a reír como si de un loco se tratara, Crowley salió de ahí confundido cuando de pronto un golpe lo mando a volar por los aires haciéndolo atravesar la ventana del lugar hacia donde Muriel y compañía luchaban contra Miguel y Uriel.

El estallido del golpe fue estremecedor, tomando por sorpresa a los presentes, en especial al que recibió el golpe. Crowley quedó inmóvil un momento y luego sacudió la cabeza, confundido. Lentamente, se sentó logrando ver a quien lo había golpeado.

-Imposible. - Aziraphel lo veía desde la ventana por la que había salido, sosteniendo su espada flameante. – Aziraphel bastardo ¿qué crees que haces?

Como si de un títere se tratara Aziraphel empezó a lanzar golpes contra Crowley, todos y cada uno con la intención de hacer el mayor daño posible, Crowley por su lado tratando de evitarlos a toda costa hacia todo tipo de maniobras en el aire.

- ¡Aziraphel soy yo! – Gritaba con todas sus fuerzas- por favor ¡reacciona!

-No me hables como si nos conociéramos demonio, tus alas negras son la prueba de tus pecados, no temas te liberaren de tu vida en el pecado

La espada flameante cada vez pasaba más cerca de Crowley, podía sentir el calor rozar su cuerpo

- ¡Basta! ¡Soy yo! Tu amigo ¡Crowley!

-yo no tengo amigos, y si los tuviera ten por seguro que no sería un demonio

-Aziraphel, por favor, no quiero hacerte daño. - Crowley se alejaba cada vez más del ángel, pero la insistencia del ángel del ángel era tal que donde fuera que el fuera, siempre se acercaba para golpearlo.

Llego un punto en que los dos se encontraban cara a cara, podían sentir el aliento del otro.

-Tú y yo no podemos pelear, eso implicaría que en el futuro uno de los dos se lamentara de lo que paso este día, y no voy a permitir que seas tu.

- ¡Pelea!, ¡defiéndete!

-No, yo nunca te voy a hacer daño.

Aziraphel lanzo a Crowley empujándolo hasta que cayó al suelo

- ¿Quién te crees que eres como para dar por hecho que me harás daño a mí? Soy el maldito Arcángel Supremo, nadie está por encima de mí. ¡Soy el ángel más poderoso de los cielos!

-Soy tu mejor amigo y sé que tú no eres así, te conozco, tú nunca lastimarías a nadie, nunca has matado nada en tu vida.

- ¡cállate! Tu a mí no me conoces, no sabes de lo que soy capaz. - Aziraphel se lanzó contra Crowley y le coloco su espada en su cuello – tú no eres nada para mi

-Tal vez yo no sea nada para ti, pero tú, lo eres todo para mí. – dijo Crowley quitando sus lentes dejando a la vista sus ojos amarillos con un poco de irritación debido a las nulas intenciones de no llorar – Aziraphel tu eres todo para mí.

 – dijo Crowley quitando sus lentes dejando a la vista sus ojos amarillos con un poco de irritación debido a las nulas intenciones de no llorar – Aziraphel tu eres todo para mí

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El ángel se quedó boquiabierto, los ojos del demonio eran hipnotizantes, algo dentro del salto y lo hizo bajar un poco la espada.

Aprovechando la confusión, Crowley le quitó de un golpe la espada al ángel. Uno de los ángeles abandonó la pelea y corrió a sacar a su jefe de ahí. Sin embargo, Crowley lo impidió dándole un golpe para alejarlo de ahí

-esto es algo entre él y yo, no estorbes

-Crowley - El demonio devolvió su mirada a donde se encontraba su ángel, este lo dedico una mirada llena de duda, el demonio pudo notar porque era así, solo uno de los ojos de su ángel había regresado a su color natural, aquel azul hermoso que tanto le gustaba – Crowley ¿Qué está pasando?

-Tranquilo ángel, todo está bien, no te preocupes, te sacare de aquí.

- ¡No tan rápido!

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