07. Comprender

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"Con la comprensión llegó el acercamiento tan esperado"





Kagome no sabía cómo sentirse respecto a su situación actual puesto que tenía tanto en que pensar. Sin embargo se encontraba disfrutando de la calidez que le brindaba el kitsune.

Su toque era suave, sus brazos la rodeaban con delicadeza y su barbilla descansaba en la cabeza de ella mientras la acunaba.

Debía admitir que se sentía sumamente reconfortante.

¿Acaso era normal sentirse así por alguien que apenas conocía?

Probablemente no, pero no podía evitarlo.

Sus pensamientos volvieron a centrarse en la realidad que le aguardaba, una en donde ahora era la pareja de un demonio que ni siquiera conocía del todo. Algo que había sido sumamente repentino y por supuesto sorpresivo.

Había pensado que cuando esté la seguía entre las sombras mientras intentaba ocultar su aura tan solo había sido por mera curiosidad a sus poderes, pero jamás había imaginado que él tuviese otras intenciones.

¿Como le diría tal cosa a sus amigos?

Suspiró mentalmente, Ikusagami tenía toda la razón. Su corazón noble era tan bueno como malo y eso era un hecho.

— No debes llorar, nunca más... — susurró el hombre en un tono suave.

Fue en ese momento en el que la miko aún siendo acunada por él, decidió elevar su mirada para encararlo.

Ambas miradas encontrándose.

— ¿Por qué lo hiciste? — preguntó la mujer confusa.

El de cabellos platinados la veía fijamente con una mirada intensa lo cual le puso bastante nerviosa.

Estaba pensando en la mejor manera de explicarle sobre sus sentimientos, sin embargo estaba siendo más complicado de lo que había pensado.

La había marcado y ciertamente no se arrepentía de eso.

Pero...

¿Como podría explicar algo que apenas el mismo había recién comprendido?

Después de todo era la primera vez le sucedía algo como eso, no era como que fuese sencillo.

Así que de manera gentil tomó la pequeña mano de la joven llevándola hasta su pecho en donde la posó suavemente para luego presionarla contra este.

Kagome observó esa acción con confusión.

— Aquí — indicó el kitsune presionando la mano sobre su pecho.

Ella aún seguía sin comprender.

— Desde que tomé tu mano pude sentir algo cálido aquí, mis latidos se aceleran cuando te veo y ni siquiera puedo dejar de pensar en ti — confesó presionando aún más la palma sobre su pecho.

Ahí fue cuando Kagome pudo comprender, sus ojos se ampliaron y su rostro se transformó en uno lleno de sorpresa.

El kitsune sonrió levemente, ella era simplemente hermosa.

— Estos sentimientos...al principio me negaba a aceptarlo pero la verdad es que me he enamorado perdidamente de ti — continuó su confesión de manera seria.

Decir que Kagome estaba atónita era poco.

— Es...¿Es por eso que me espiabas? — se atrevió a preguntar aún estando sorprendida.

Él asintió en respuesta.

La mirada de la azabache se suavizó.

Y aunque la parte moral de su cerebro gritase con todas sus fuerzas que debía estar sumamente molesta por lo que había hecho, simplemente no podía.

Su parte comprensiva y noble era capaz de entender su situación puesto que se trataba de un demonio. Por lo tanto, el lidiar con emociones nuevas sería todo un reto para él.

Por ende no podía culparlo.

Ahora el problema sería...

¿Como le diría tal situación a sus amigos?



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— ¡Kagome! — exclamó Inuyasha corriendo hacía ella.

Todos habían estado preocupados al no verla regresar durante toda la noche, el hanyou había estado muy aterrado ante su amenaza así que ni siquiera había tenido la valentía de buscarla.

Frunció el ceño cuando estuvo frente a ella y pudo notar el gran cambio en su olor, fue entonces cuando Inuyasha notó la figura que estaba detrás de ella.

La situación se procesó rápidamente en su mente y el enojo le invadió.

En cuestión de segundos el caos se desató en el lugar y todos sus amigos estaban confundidos, mientras que Kagome sudaba nerviosamente.

¿Que estaba pasando? Se preguntaban.

El mitad bestia estaba atacando a lo que parecía ser otro demonio el cual parecía igualarle sin problemas.

Shippo se subió a los brazos de la miko quien lo sostuvo con delicadeza. El pequeño olfateó a su madre adoptiva, comprendiendo así el por qué Inuyasha estaba atacando al zorro.

— ¡Abajo! — exclamó la de orbes azules.

Deteniendo la pelea, acabando con un Inuyasha en el suelo mientras que el kitsune le sonreía con suficiencia.

— Pero...Kagome... — murmuró el mitad bestia adolorido.

— Primero que nada así no es como recibes a los invitados — decía una miko furiosa.

— Pe... — intentó hablar pero fue nuevamente interrumpido.

— Lo segundo es que tengo algunas explicaciones que dar y lo sé pero si te atreves a provocar otra pelea no dudaré en decir tu palabra favorita — sentenció en un tono lleno de advertencia.

Miroku y Sango estaban confundidos por toda la situación. Por supuesto que sabían sobre el pésimo temperamento del hanyou pero no comprendían por que atacaría sin razón alguna.

El pequeño kitsune pasó de los brazos de Kagome a los de Sango, mientras la miko continuaba discutiendo con Inuyasha.

— Él la marcó — soltó Shippo.

Ambos adultos le miraron con incredulidad incitándole a continuar.

— Ese zorro puso su marca en Kagome — fue la explicación del menor.

Mandíbulas cayeron ante tal información.


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Su Destino | Kagome & TomoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora