04. Descubrir

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"Y cada vez que posaba su mirada en Nanami veía el reflejo de un recuerdo lejano"





"¿Y no harás nada al respecto?" Preguntó una voz afeminada.

"No hay nada que hacer, ellos están destinados a estar juntos" Respondió una voz suave.

"Pero Nanami..."


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|Era actual: Templo Mikage|

La diosa de la tierra se encontraba reunida con sus dos guardianes mientras parecía explicar algo, uno de ellos la escuchaba atentamente mientras que el otro parecía estar en un trance completamente ajeno a la conversación.

El kitsune estaba perdido en sus pensamientos, para ser exactos ni siquiera estaba escuchando lo que sea que Nanami les estuviera diciendo.

Por un momento dirigió su mirada a la joven, sin embargo la imagen frente a él se distorsionó hasta transformarse en una bonita mujer de cabellos negros y ojos azules.

Se perdió durante unos segundos en los bonitos ojos zafiros y su corazón latió con más fuerza, por alguna razón le parecía tan familiar. Sin embargo la imagen se desvaneció tan pronto como apareció y él había quedado sumamente confundido.

— ¿Estás escuchándome Tomoe? — preguntó la castaña frente a él, devolviéndolo a la realidad.

El mencionado la miró con aburrimiento, claro que no había escuchado nada así que la serpiente a su lado procedió a explicar todo lo que su ama había dicho.

A medida que escuchaba suspiró con pesadez.

Al parecer ella estaba planeando otra salida a la que seguramente se vería obligado a ir, más bien otro intento de cita que acabaría siendo un desastre como el anterior.

— Si el no quiere ir yo no tengo ningún problema — habló Mizuki con una sonrisa inocente.

Nanami dirigió una mirada inquisitiva a Tomoe.

Últimamente parecía estar más distante, más bien sumido en sus pensamientos como si algo le estuviese perturbando y eso le preocupó. Al menos antes solían interactuar con más frecuencia pero ahora todo era completamente diferente.

Se sentía como si una barrera invisible se estuviera formando entre ellos. Su corazón se estrujó al pensar en muchísimas posibilidades fatales, pero luego negó visiblemente.

Ciertamente no tenía el derecho de asumir nada, quizás solo era algo pasajero y pronto sería el de siempre.

¿Cierto?

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|Era feudal|

A medida que los días pasaban el de cabellos platinados la observaba oculto entre la maleza del bosque, descubriendo y recolectando toda la información que podía sobre ella.

Aunque en algunas ocasiones no comprendía del todo algunos de los términos que utilizaba.

¿Exactamente que cosa eran las matemáticas?

No tenía idea pero parecía ser que la azabache tenía una aversión hacía lo que sea que fuera eso.

Además de eso descubrió que ella atesoraba bastante el tiempo para sí misma.

Le gustaba perderse en una buena lectura mientras disfrutaba de la fría brisa del bosque, además solía tener un hábito de observar el cielo estrellado y la bonita luna en las noches.

También le gustaba recolectar hierbas curativas y tomar largos baños en las aguas termales.

Y en alguna ocasión había descubierto que tenía un temperamento mortal puesto que la había visto utilizar un conjuro sobre el mitad bestia enviándolo de manera instantánea estrepitosamente al suelo. Había tomado nota mental de nunca estar en su lado malo si no deseaba acabar como él.

Fue entonces cuando un pensamiento le golpeó con fuerza.

¿Por que estaba haciendo todo eso?

¿Por que molestarse en aprender todo sobre ella?

No lo comprendía, todo era confuso y nuevo para él.

Sin embargo cuestionarse no servía de nada cuando la respuesta vagaba por su mente de manera inconsciente, muy en el fondo negándose a aceptar la realidad de su situación.

"Maldita seas Shikon No Miko"

Fue el pensamiento de un Tomoe sumamente frustrado.





"¿Entonces se negaba a aceptarlo?" Preguntó la voz afeminada con curiosidad.

"Así es, fue eso lo que lo desató" Respondió la voz suave.

"Entonces nunca fue Nanami..." Musitó en comprensión.



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Su Destino | Kagome & TomoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora