09. Encuentro

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"Entonces las barreras del tiempo fueron sobrepasadas una vez más, siendo dictadas por el destino mismo"





"¿Fue tanto el dolor del zorro?" Preguntó la voz afeminada.

"Cuando Tomoe llegó a mí, la muerte yacía en su mirada" Respondió la voz suave.





Una azabache yacía sentada en el fondo del pozo con una mano sobre su costado en un intento por detener la sangre que caía sin cesar. En otras circunstancias podría curarse fácilmente, sin embargo actualmente estaba sumamente débil como para hacerlo.

Las heridas alrededor de su cuerpo eran mínimas, pero la de su costado era las más grave puesto que había sido atravesada por las garras de un demonio.

Se permitió divagar entre sus pensamientos mientras aún sostenía su herida.

¿Como habían acabado así?

Todo había estado marchado relativamente bien, Tomoe se había adaptado con suma facilidad a su grupo. Y aunque era una lucha constante entre él y Inuyasha, al final todos se llevaban bien.

Más allá de eso, ella misma se había vuelto sumamente cercana al kitsune. La relación entre ambos había florecido lentamente, encontrándose a sí misma enamorada del hombre.

Sus pensamientos se alejaron de eso para centrarse nuevamente en lo sucedido.

Todo había sido sumamente repentino, tan solo había sido un día normal hasta que el infame "Rey Demonio" había decidido atacarle mientras estaba sola. Aún recordaba las palabras burlonas del hombre y como la había arrojado al pozo sin remordimiento alguno.

El coraje le invadió nuevamente ante el simple pensamiento, enfrentarse a ella con la guardia baja había sido algo muy descarado por parte del demonio.

Tenía muy claro que si sus caminos volvían a cruzarse lo mataría sin dudar, sin importar cuán noble fuese su corazón no dejaría pasar tal cosa.

No después de herirla de esa manera.

La azabache sintió sus párpados pesar, su cuerpo comenzaba a ceder ante el cansancio y la gran pérdida de sangre. Intentaba hacer su mejor esfuerzo por permanecer despierta, necesitaba salir de ahí pero simplemente no tenía la energía.

Tomoe quien había llegado al lugar se dirigía con rapidez hasta la fuente del olor, encontrándose con una miko que sostenía la herida de su costado y luchaba por mantener sus ojos abiertos.

Sus ojos se ampliaron con suma sorpresa y una extraña sensación recorrió todo su ser.

Era ella.

La mujer que había visto entre escasos recuerdos, ahí estaba frente a él.

Sin siquiera pensarlo se lanzó para ayudarla, fue en ese momento en el que sus miradas chocaron por unos breves segundos. El kitsune sintió un déjà vu al encontrarse perdido entre los bonitos orbes zafiros.

Sin siquiera notarlo, un gran peso en su corazón había desaparecido en ese momento.

La joven le miró con sorpresa, claramente no esperaba verlo ahí.

— Tomoe... — musitó Kagome.

El corazón del zorro latió con fuerza al escuchar su nombre saliendo de ella, tenía una voz tan melodiosa y no evitaba sentir familiaridad.

Como si hubiera escuchado esa dulce voz en infinidad de ocasiones.

Luego la joven cayó en la inconsciencia y él de cabellos plateados la sostuvo rápidamente.

Tomándola entre sus brazos inspeccionó la herida, gran sorpresa se llevó al notar que no era una normal. Era inconfundible el olor de un demonio y ciertamente le parecía algo familiar.

Pero no sabía de donde.

Acto seguido salió del pozo con la azabache entre sus brazos.

Al salir Nanami le esperaba con una mirada llena de confusión, sin embargo todo eso cambió cuando le vió cargando a una mujer herida entre sus brazos.

La castaña se acercó rápidamente preocupada, inspeccionando a la joven inconsciente. Ignorante ante la realidad de toda la situación.

— ¡Debemos llevarla a un hospital rápido! — exclamó la diosa preocupada.

Tomoe negó ante esa sugerencia puesto que una herida como esa sería mejor tratarla con su medicina especial.

Dirigió una mirada a la joven, un olor particular había llegado a sus fosas nasales cuando la acomodó entre sus brazos. Fue en ese preciso momento en el que él kitsune se encontró observando el cuello de la miko, sus ojos ampliándose ante la sorpresa e incredulidad.

Su mente se volvió un caos en tan solo cuestión de segundos, mientras que Nanami le miraba extrañada al no comprender que sucedía.

Tomoe estaba atónito, ahí en el cuello de la joven había una marca incompleta.

Sin embargo no se trataba de cualquier marca.

Era su marca.

En ese momento un nombre resonó por su mente.

"Kagome"





"¿Esa fue la mejor opción?" Preguntó la voz afeminada.

"Si no lo hubiera hecho, Tomoe habría muerto" Fueron las palabras de la voz suave.


|Final del Segundo Acto|

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Su Destino | Kagome & TomoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora