01. Calidez

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"La abundante oscuridad de su frío corazón fue abrazada por una cálida luz"





"El destino lo quiso de esa manera y debemos aceptarlo Nanami, no puedes hacer nada"


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Tomoe se encontraba recostado sobre un árbol en el suelo, siendo atendido por la joven miko. El dios de la guerra se había marchado después de ser calmado por la de orbes azules.

Sus instintos le decían a gritos que la mujer curando sus heridas era sumamente poderosa. Aún continuaba algo confundido por toda la situación anterior, no comprendía por que alguien querría salvarle.

Sin embargo al ver sus palmas iluminadas por un destello mientras lo curaba supo de quien se trataba, sus ojos abriéndose ante la sorpresa y su cuerpo tensándose.

Estaba indefenso y fácilmente ella podría asesinarlo si así lo deseaba.

Kagome notó el cambio repentino por lo que decidió hablar.

— No te haré daño — aseguró mientras continuaba su labor curando su gran herida en el pecho.

Realmente no sabía por que le había salvado, era casi como si algo le hubiese impulsado a tal acción. Al ver al kitsune herido su corazón noble se compadeció y solo pudo pensar en salvarlo de su destino fatal a pesar de que su aura dejaba claro que era muy peligroso.

Quizás Ikusagami tenía razón, tenía un corazón muy blando y eso era tan bueno como malo.

Además de que el hombre poseía un gran parecido a Inuyasha, aunque podía decir que el kitsune tenía una mirada más traviesa que la del hanyou probablemente debido a su naturaleza.

Debía admitir que era sumamente guapo pero eso lo guardaría para sí misma.

Salió de sus pensamientos cuando le escuchó decir  algo.

— Shikon No Miko — susurró él de cabellos platinados.

— Veo que sabes quien soy — la azabache soltó una risita.

El kitsune alzó una ceja ante su comportamiento tan extraño, claro que había escuchado grandes cosas de la mujer que había rechazado un título de deidad. Todos los demonios sabían de ella y su increíble poder el cual era capaz de erradicar a miles de monstruos con un solo estallido.

Pero no se esperaba para nada que fuera una mujer tan hermosa y mucho menos que ella quisiera salvarle. Esperaba una mujer sumamente fría y capaz de matarlo sin siquiera pensarlo.

Sin embargo se había encontrado con algo totalmente diferente, haciéndole preguntarse quien era realmente la hermosa mujer frente a él.

La curiosidad por ella incrementaba a medida que pasaban los segundos.

— ¿Como no saberlo? — preguntó con ironía — Eres la sacerdotisa que trascendió a la inmortalidad, la mujer que rechazó el título de deidad — divagó el hombre recordando todo lo que había escuchado de ella.

— Realmente no es gran cosa — negó la miko apenada.

Tomoe parpadeó un par de veces ante la confusión de sus palabras las cuales le habían tomado por sorpresa.

¿Acaso había escuchado bien?

¿Que algo como eso no era gran cosa?

Ciertamente estaba sorprendido, definitivamente no era lo que había esperado pero no era como que estuviese decepcionado por ello, más bien agradecido debido a que ella no había decidido asesinarlo.

El silencio invadió el lugar así que él aprovechó para observarla detalladamente mientras ella continuaba curando sus heridas.

No parecía intimidada por tener sus pequeñas manos sobre su pecho desnudo.

Aunque al principio se había sonrojado pero se había recompuesto rápidamente para llevar a cabo su labor. Sin embargo Tomoe había captado su tierno sonrojo.

Continuó observándola perdiéndose en sus bonitos ojos zafiros y su rostro lleno de determinación. Era extraño que un zorro salvaje como él permitiera que alguien se acercara de manera tan íntima.

Pero algo le indicaba que podía confiar en la mujer frente a él, casi como si estar a su alrededor fuera capaz de calmarlo y brindarle paz.

¿Sería un efecto de su poder?

Ella era todo un enigma y aún así seguía en su lugar observándola.

Kagome retiró sus pequeñas manos cuando culminó su trabajo. El de cabellos platinados observó su pecho encontrándose con que ya no tenía ninguna herida, estaba intacto.

— Estarás bien solo debes descansar para recuperar tu energía y tus poderes demoníacos se harán cargo del resto — habló la mujer poniéndose de pie.

Acto seguido ella extendió su mano hacía él para ayudarlo a levantarse, dedicándole una dulce sonrisa.

Por otro lado el kitsune le observaba sorprendido por el gesto.

Estaba en silencio observándola, repentinamente comenzó a sentir algo extraño en su pecho y frunció el ceño ante eso, ya que jamás había sentido tal cosa.

¿Que era?


"Calidez"



Tomoe tomó su mano aún en un estado de confusión, perdido entre sus bonitos orbes azules y su hermosa sonrisa.

— Bonita — fue lo único que pasó por la mente del demonio en esos momentos.







Sin que ambos lo notaran una mariposa revoloteó por el lugar brillando intensamente.


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Nota: Lo que está sucediendo por ahora fue mucho antes de los sucesos del anime.

Su Destino | Kagome & TomoeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora