Capítulo 15: Consecuencias

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Finnick

—¿Y porque diablos harías algo así? —me pregunta lejos de los demás mentores.

—Porque estoy cansado de verlos morir... —le digo—. ¿Tú no?

El frunce el ceño y deja de agarrarme el brazo.

—Por supuesto que si, pero no me fío de sus intenciones, recuerda que para ellos solo les hacemos un espectáculo, no les importa jugar con las esperanzas de los demás —me dice, tratando de no parecer exaltado.

—¿Qué más da si podemos quitarle el sufrimiento al chico por un momento?

Haymitch no me dice que está de acuerdo, pero me deja sin reprocharme algo más, lo cual para mi es una respuesta.

Llegó hasta el piso de mi distrito, busco entre todas las llamadas que tengo —la mayoría de gente obsesionada, que ruega porque nos volvamos a ver—, hasta que doy con el nombre y número que estoy buscando.

Llamo a mi equipo de estilistas para que me arreglen, ellos acceden y me preguntan que tipo de evento es, cuál es la impresión que quiero dar; yo solo les digo que quiero parecer atractivo, tanto como para que no me puedan decir que no. Me preparan el cabello, la piel, las uñas, todo para parecer perfecto.

—Eres el único hombre al que no le hacen falta actualizaciones —me dice Iris mientras me recorta las cejas.

Muchos podrían decir que ellos también están "enamorados" de mi, pero no lo creo, solo les gusta lo superficial, lo bonito... en unos años tal vez ya no piensen lo mismo y me digan "deberías de quitarte un poco de piel". Antes del sueño, soñaba con eso, dejar de ser joven sonaba a un escape.

Cuando estoy listo salgo directo a una fiesta, planeo encontrar al patrocinador, si o sí. No estoy invitado, pero cuando me ven todos corren hasta a mí, me dan besos y me tocan mientras recorro los pasillos abarrotados de gente. Yo les sonrío y me siento hipócrita, me siento más que nunca rebajado a un objeto.

Aguanta, tienes un propósito, es por Katniss, me animo.

Bebo con todos, les hago caso a sus estupidas charlas sobre moda, sobre hijos, sobre amantes, sobre lo difícil que es encontrar parejas que acepten tus gustos "exóticos", los aconsejo, me río de sus malos chistes, hasta que siento que veo una cabellera roja entre tanta gente.

Volteo y veo a Victoria mirándome con sus ojos azules. Me disculpo con mis acompañantes y camino hasta ella, le doy un beso en la mejilla y choco mi copa junto con la de ella.

—Me alegra verte —le digo con mi voz forzada, coqueta. La miro de pies a cabeza.

Ella bebe de su copa.

—Pensé que te habías olvidado de mi —me dice y hace hincapié en sus palabras.

Le sonrió y me acerco más a su oído.

—Sabes cómo funcionan las cosas —respondo y volteo para mirar al rededor, algunos nos observan, otros siguen absortos en su charla.

Una chica semidesnuda está en el centro del salón, exhibiendo un show con fuego, en honor a la chica en llamas. La gente del Capitolio ya está amando la creación de Cinna.

—Acompáñame a dar la vuelta —le digo a Vichtoria ofreciéndole mi brazo, ella acepta y nos alejamos de la multitud, hasta llegar a los pasillos vacíos de la mansión—. ¿Así está mejor no lo crees?

—Me gusta el ruido —dice ella y se voltea hacia mi, pegando su espalda contra la pared—. Aunque me gusta tenerte solo para mi.

Me río y le beso el dorso de la mano. Ella trata de no respirar y yo acorto un poco la distancia entre nosotros.

Presagio • Katniss & Finnick Donde viven las historias. Descúbrelo ahora