LOVE || SanSang

Esperanza

San y su cuñada estaban jugando en la alberca, tenían poderosas pistolas de agua y ninguna compasión por el otro, así que estaban divirtiéndose como niños.

—Me alegra que mi hermana y San se lleven bien, —dijo Yeosang a su mamá mientras le daba de comer una fresa a Hana— él estaba nervioso por este pequeño viaje

—Tu hermana se lleva bien con todo el mundo, no debió preocuparse

—Yo sé eso, pero él no

—Pedí que prepararan pollo frito para la comida y un pastel para tu cumpleaños, después de todo, no me dejaste organizar una gran fiesta

—Venir aquí es suficiente

—¿Esta capita de conejito? —preguntó curiosa sobre la capa de toallita que cubría a la niña— No es para nada el tipo de cosas que le comprarías a mi nieta, es más el tipo de cosas que le regalaría tu hermana

—San —sonrió— todos los lindos vestidos de colores, las sandalias e incluso el sombrero de ranita. Todo

—Ese alfa va en serio contigo —acarició los cachetitos de la bebé— ¿Y ya conoces a tu suegra?

Yeosang hizo una pequeña pausa.

—Aún no. Quizás no lo haga en un buen tiempo

—¿Por qué?

—No son cercanos...

—¿Debería preocuparme? —preguntó la mujer— Un chico que no habla bien de su familia, quizás no podría hablar bien de la nuestra tampoco

—No pienses eso

—Asegúrate de conocer a tu familia política antes de darme nietos

—Mamá...

La mujer tomó la cara de su hijo entre sus manos.

—Asegúrate de conocer a tu familia política antes de darme nietos — repitió muy seria— porque me vas a dar muchos nietos

—No funciona así

—Tienes razón bebé, quizás me des nietos antes

—¡Mamá! —berreó— Ya sabes que las cosas con Hana fueron complicadas

—Pero eso no era por ti, además tú y San se ven perfectamente sanos, —los ojos de la mujer estaban brillando de emoción— así que tendrás bebés hermosos y yo tendré muchos nietos

Yeosang suspiró y siguió dándole fresas a la niña mientras sentía sus orejas muy rojas y calientes.

—¿Qué pasa? —San se acercó a tomar una toalla

—Nada hijo —dijo la mujer— sólo hablábamos del mañana

—Mañana también va a hacer buen tiempo —el alfa tomó una fresa

—No ese mañana —la mujer se veía un poco desconcertada mientras Yeosang se reía y, como consecuencia, la bebé también lo hacía

—¿No quieres nadar conmigo? —dijo un poco más coqueto al omega mientras le daba la mano

—¿Mi hermana te abandonó?

—No... Sí... Pero no es por eso... Nademos

La mujer se levantó, tomó a la bebé de la mano y comenzó a caminar con ella en el pasto.