Sonríe Amablemente

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La mano de Yeosang buscó la mano libre de su alfa al ver a sus suegros parados justo al frente.


—Bienvenido hijo —el rostro severo de la mujer no cambió en absoluto, y su cuerpo tampoco se movió, de hecho, más bien esperaba que ellos se acercaran— Bienvenidos, ambos

—Madre, padre... Ya estamos aquí —se podía sentir la tensión de San al ver a su familia


Yeosang observó detenidamente a sus suegros, sentía una enorme curiosidad por conocerlos, pero al mismo tiempo se moría de nervios por estar de pie ante ellos.

Ella, una mujer imponente, de facciones perfectas pero inexpresivas, con el cabello rubio y largo, recogido en un elegante moño. Poseía una piel que se veía suave y bronceada, apenas tocada por los años. Llevaba un vestido de alta costura hecho a la medida de su alargada figura, y era obvio que las costosas y llamativas joyas que usaba, fueron elegidas específicamente para la ocasión.

Por su parte, el alfa mayor y padre de San no sólo tenía un aura muy parecida a la de su hijo, si no que sus facciones, aún endurecidas por la edad, eran bastante similares. Llevaba un traje que le ajustaba perfectamente al cuerpo, como si hubiera sido creado únicamente para él, y posiblemente así fue.

San también estaba impresionado porque tenía mucho sin ver u oír a su padre, y es que Yeosang no conocía los detalles, pero el hombre cruel que vio por última vez en el funeral de su abuelo no estaba ni cerca de parecerse al hombre amable parado frente a ellos.


—¿No te enseñamos modales suficientes, hijo? —preguntó su padre con una voz dulce y estricta— ¿Qué va a pensar tu prometido de nosotros?

—Me disculpo. Me hubiera gustado presentarlos más apropiadamente pero...

—Las circunstancias. —sonrió a su yerno— Tú debes ser Yeosang, ¿Cierto?

—Kang Yeosang


El omega hizo una pequeña reverencia para su suegro, pero como respuesta, recibió un gesto cálido, uno que San no había visto antes y que lo tomó por sorpresa.


—Bienvenido

—Gracias

—¿Y dónde está mi nieta? —tuvo que decir el hombre al ver que la bebé no estaba a pesar de haberlo pedido expresamente a su hijo

—Hana no pudo venir —San se apresuró a contestar— ella está un poco enferma y preferimos dejarla con su abuela, la madre de Yeosang

—Que pena, porque tenía tantas ganas de conocerla —se lamentó


El omega pudo ver detenidamente el gran parecido de padre e hijo, era claro que ellos eran familia sanguínea, pero pronto se dio cuenta de que mujer lo miraba muy de cerca, inspeccionando todo cuidadosamente, y prestando especial atención al cuello sin marcas. Ella ni siquiera intentó disimular lo que buscaba y eso le provocó mucha más incomodidad de la que ya de por si estaba enfrentando.


—Con que tú eres el omega de mi hijo —dijo por fin


Afirmó lentamente con la cabeza.


—Espero que tu hija sea tan callada como tú —su pesada mirada comenzó a sentirse abrumadora

LOVE || SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora