Pequeñas Gardenias

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San seguía distante, y a pesar de que los días iban pasando lentamente, nada cambió entre ellos, excepto porque ahora ambos tenían una actitud áspera con el otro. Hacían su mejor esfuerzo para que su hija no lo notara, pero Hana estaba pegada a las feromonas de Yeosang y cada vez se volvía más inquieta y caprichosa.


—¿Quieres un poco de avena? —San le acercó una pequeña cuchara llena de comida

—Ño

—Tienes que comer, cariño


Prácticamente debían rogarle para que comiera un poco.


—Ño quiedo. Ño me guta

—¿Y qué te gusta?

—La comida de mi papá me guta

—Esta es la comida de papá

—Ño ciedto. Ño quiedo


La niña articulaba bien sus ideas, pero era rebelde y discutía bastante, así que una tarea sencilla como alimentarla, podría tomarle más del doble de tiempo que antes.


—Yeosang, por favor, ven a ayudarme


San lo llamó, un poco desesperado, un poco impaciente. Y Yeosang sólo se limitó a salir para alimentarla, sin decir demasiado. Hana aún lloriqueaba que no quería comer, y Yeosang debía ingeniárselas para alimentarla, como cada día.


—Bebé, tenemos que comer bien, hoy es un día muy importante, lo sabes

—Ño quiedo

—Pero bebé —Yeosang fingió un rostro de sorpresa que capturó la atención de su hija— Si no comes, tu abuelito se va a poner triste. Él te quiere mucho y quiere que comas bien, por eso vamos a terminarnos esta deliciosa avena


La niña accedió a comer sólo porque su padre trajo a colación a su adorado abuelo, y es que desde que lo conoció, ella estaba encantada, haciendo videollamadas y teniendo largas charlas sobre cómo alimentar conejos de peluche.


—Al menos ese hombre es mejor abuelo, que padre —murmuró un San molesto desde el otro lado de la mesa

—Es un excelente abuelo y suegro, aunque no puedo decir lo mismo de tu madre


Su voz apagada sólo lo hacía sentir más y más irritado.


—Tenemos que irnos pronto, nos esperan

—Llama a tu madre y dile que llegaremos tarde, ella entenderá

—Iré a preparar la maleta, tú sólo apresúrate y termina


El plan era simple, llegar a la casa de la familia de San, arreglarse ahí con ayuda de los estilistas que la mujer contrató, tomarse algunas fotografías en el hermoso jardín principal de la casa, esperar a los invitados, anunciar el compromiso del primogénito de los Choi, tener una cena pretenciosa rodeados de personas desconocidas pero importantes, terminar la fiesta y quedarse hasta el siguiente día para hacer pruebas de vestuario para los trajes de la boda.


—¿Quieres una manzana? —preguntó a la niña que tenía mala cara

—Quiedo domil

LOVE || SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora