No te olvido

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Jongho permanecía detrás de la barra, mirando de vez en cuando a la mesa donde se encontraba San, siempre acompañando puntualmente a Hana y Yeosang. Cada vez era más común ver a Hana en los brazos del alfa mientras el omega sólo disfrutaba mirándolos.

Al principio Yeosang había sido muy claro cuando le pidió no dejar su olor en la bebé, pero ahora ya no importaba porque se la pasaban juntos todo el día. Temprano San acompañaba a Yeosang a realizar compras y acomodarlas en su departamento, después iban juntos al parque, y la tarde la pasaban en la cafetería, para finalmente dejar en casa al omega y su bebé.

Pero aunque podrían verse como una familia feliz, si te fijabas bien, parecía que siempre había un espacio entre ellos.

—Hoy Hana se ha portado bien —dijo San, levantándola sobre su cabeza

—Siempre se porta bien cuando estás revoloteando alrededor de ella

—¿Es así? —preguntó a la bebé mientras la acercaba a su cara y ella reía— Papá de seguro está exagerando

—Dale de comer

San hizo caso, él siempre hacía lo que Yeosang le pidiera, menos alejarse.

—¿Cómo es posible que Hana coma todo lo que le das?

—¿Es raro?

Yeosang masajeó el puente de su nariz mientras suspiraba.

—Es una bebé San, así son los bebés. No me lo preguntes como si "portarse bien" fuera lo normal

—Es porque sabe que puede confiar en mí, sabe que soy su montaña

—Eso hiere el corazón de papá —dijo Yeosang mirando dulcemente a su hija

El omega a veces miraba perdidamente los ojos de la niña, hundiéndose en ese profundo y brillante verde. San sabía que no tenía nada que ver con la bebé, conocía esos ojos y sabía por qué Yeosang amaba mirarlos, y no había nada que pudiera hacer porque siempre serían los ojos de Dongyul también.
Una grieta más se formó en su corazón y está vez fue bastante profunda.

Después de terminar su comida Hana se quedó dormida en su carriola. San le había regalado un conejito de peluche que la bebé simplemente no soltaba, y Yeosang prefería pensar que era porque le gustaba el muñeco y no porque tenía el aroma de San impregnado.

No podía decir el por qué Hana lo quería tanto, quizás se debía a que era una niña muy social, pero en el fondo sabía que no era eso.

Mientras el omega guardaba las cosas de Hana, San se acercó a la barra para hablar con Jongho antes de irse.

—¿Las cosas han ido bien?

—Todo en orden, ¿Qué hay de ti? —levantó las cejas señalando la mesa en donde se había sentado

San sonrió tontamente porque estaba demasiado enamorado, a pesar de que Yeosang aún fuera un poco reservado, poco a poco lo iba dejando entrar en su vida.

—Te veré mañana temprano, no olvides enviarme la lista de lo que falta para...

—Lo sé, ya vete, no hagas esperar a tu omega

"Tu omega"... Eso se escuchaba tan bien.

San se apresuró para cargar la pañalera de la bebé y llevar su carriola, le gustaba hacer eso para dejar un poco ligero a Yeosang, verlo caminar con gracia y elegancia era su parte favorita de los paseos. El edificio del omega quedaba muy cerca de la cafetería, sólo un par de calles después del parque que frecuentaban, así que preferían caminar cuando el clima era agradable, tal como ese día.

LOVE || SanSangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora