Cap 6

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Ambos padres estaban preocupado, su bebé ardía en fiebre. El rubio estaba en una llamada con el pediatra de su hijo.
-Señor Gold el resfriado no es grave, solo debe seguir mis indicaciones y su bebé va mejorar. En caso de que no debe llevarlo de inmediato. -explicó el médico.

Pasaron como unos veinte minutos en lo que transcurría la llamada, el joven rubio había escuchado atentamente cada indicación, sin embargo el miedo aún seguía de que algo malo le pasará a su bebé.

El rubio estaba haciendo un cambio de pañuelo húmedo para su bebé, la fiebre había bajado por suerte pero aún estaba algo caliente y además el moquito seguía cayendo de sus pequeñas fosas nasales.
-Ufff... -suspiro aliviado y cansado a la vez. -Es un alivio que ahora estés mejor. -dijo con la voz temblorosa.

-Sabo... Todo está bien, Shun ya está bien. -dijo consolando a su pareja mientras lo abrazaba. El delta lloraba soltando lágrimas tratando de parar.

-Perdón... Ahora estoy un poco asustado.
-murmuró en el oido del alfa. -Tenía miedo de que fuera algo más grave.

Estuvieron un rato abrazados hasta que decidieron irse a descansar. Por suerte, su bebé ya dormía las hora de sueño seguidamente.
-Ace... Te amo. -dijo mientras besaba la frente de este. -No se que haría sin ti... Ustedes son mi todo y lo sabes -dijo en un susurró, mientras se acomodaba para irse a dormir junto a su esposo.

Al día siguente, el bebé estaba mejor. Parecía como si ayer no hubiera tenido un resfriado, pero aún así el rubio tenía miedo de que a su hijo pecoso le suceda algo. Así que no sabia si ir a trabajar.

Hace apenas unos días había empezado a trabajar, contrataban una niñera para el corto tiempo que no estaban. Su hijo la pasaba muy mal cuando no estaba.

Mientras estaban comiendo el pequeño pecoso empezó a llorar, el rubio fue quien rápidamente decido ir a fijarse al pequeño.
-¿Estas bien Shun? ¿Te volvió a dar fiebre? -preguntó poniendo su mano en su frente para comprobar que no.

Entonces lo único que quedaba era... Hambre, su bebé tenía hambre. Osea ya estaba acostumbrado de tener que alimentar a su bebé. Pero maldita sea, justo le a empezaba a salir los dientes y menudo dolor insoportable era amantarlo.
-Oh porfavor que sea rápido -murmuró con nervios. -Duele... Duele ¿por qué debe doler tanto? -se preguntó con una expresión de dolor al sentir pequeñas mordeduras en sus pezones que ya se encontraban rojos.

El rubio se encontraba en el sala de su hogar, se veía cansado y de vez en cuando se tocaba su busto abultado, rozando levemente sus pezones haciendo muecas de dolor al leve rozó.
-¿Sucede algo? -preguntó el pecoso. -Te veo muy cansado. -dijo preocupado.

-Oh es que Shun le ha empezado salir los dientes y no sabes como duele amantarlo ahora. -dijo entre suspiros.

-¿Y por qué no le das en fórmula? -pregunto algo obvio. -Digo, así ya no tendrás que amantarlo. -dijo como si nada.

-Es que... -murmuró tratando de pensar bien sus palabras. -Bueno es vergonzoso de explicar, cuando no lo amanto... En mi busto se acumula la leche y bueno eso hace que me duela ahí... -dijo nervioso evitando mirar a su Alfa.

-Así que era eso... -dijo mientras levantaba la cara de su esposo obligándolo a verlo a los ojos. -Me hubieras pedido ayuda... Para eso está tu alfa. -dijo mientras unían sus labios en un beso apasionado.

-Ah... Ace para, el bebé puede despertarse. -dijo apenado por la situación.

-No quiero -respondió el pecoso con un gruñido ronco. -Quiero ayudarte a liberar esa leche que dices que te molesta. -dijo en un susurró en su oreja, mientras lo alzaba como un saco de papa.

La crianza de un hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora