VIII.

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Salimos a comer los seis. Al parecer a mitad de año nos habíamos transformado en una especie de grupo de amigos.

No era la primera vez que sucedía, por lo que ya estábamos acostumbrados a que en cuanto la comida llegaba a la mesa, Beelzebub se retiraba unos minutos.

Adamas nos explicó en cierto momento que era para orar, pero que no lo hacía en la mesa para evitar incomodar a otros.

—No tienes que irte, puedes orar aquí.

No sé de dónde salió mi voz, pero antes de darme cuenta, el resto ya estaba apoyando la idea de que orara en la mesa. Como quiera desde que nos enteramos evitamos comer hasta que regresaba. Respetar sus creencias no significa compartirlas.

Ese día me enteré lo fascinante que es verle cerrar los ojos, bajar la cabeza y mover los labios, hablando con Dios. No pude evitar pensar en que probablemente ha charlado más con Dios que con cualquier persona.

Desde entonces nos comenzamos a percatar que Beelzebub ora mucho más de lo que cualquiera creería.
Antes de comer y después de comer; al llegar a la escuela y al irse; antes de comenzar un exámen y al terminarlo.

Casi siempre lo disimula fingiendo dormir, para enseguida quedar genuinamente dormido.

...

Dogma [Beelzebub x Tesla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora