XIII.

472 58 8
                                        

Durante esas vacaciones nos enviamos mensajes sólo para notificar una nueva película de estreno que valía la pena. Terminamos visitando ese cine cinco veces en un lapso de dos semanas.

Después desapareció, otra vez.

Cuatro días en los que no supe nada de él. Al quinto le pedí ayuda a mis amigos. En el sexto acudimos con Adamas. Hasta el séptimo respondió.

—En el hospital. Esperen; Beel, ¿pueden venir? sí, es Tesla... dice que pueden venir, les paso la ubicación.

Esa misma tarde apareció en el hospital un grupo de nerds universitarios para visitar a su amigo del que saben poco más que su nombre, religión, carreras y gusto por las galletas.

Afuera del lugar reconocí al profesor Hades fumando junto a su hermano, el profesor Poseidon, quién hacía lo mismo pero con un cigarro electrónico.
Albert insistió en que fuéramos a saludar y así fue.

—¿Vienen por Beel, jóvenes?

Nos preguntó el mayor de los dos, amable, mientras apagaba el cigarrillo.

—Nos acabamos de enterar, ¿sabe qué tiene?

Poseidon frunció el ceño y respondió por su hermano:

—¿No saben qué-

Sin embargo, fue interrumpido por Hades.

—Lo asaltaron. No es muy grave; un par de golpes y cortes en el abdomen, pero salió bien.

Agradecimos y entramos al lugar.
La suerte parecía estar de nuestro lado, pues justo llegamos en hora de visitas. No obstante, el límite eran dos personas.
Adamas y uno por uno de nosotros.

Yo.

—Juré que llegarías vestido del Capitán América, ya sabes, por eso de los ánimos.

Estaba recostado en la cama, siendo la única vez en que lo había visto vestido con un color claro y sin las mangas eternas que lo caracterizan.

—Lo estoy reservando para cuando tengas cáncer.

Al acercarme ví en sus brazos un repertorio de cortes. Ese tipo de cortes.
No eran cortes de un asalto violento. Eran el tipo de cortes que nadie desea ver en alguien a quien quiere tanto.

Lo curioso es que no estaban en los antebrazos, se encontraban justo del lado contrario, como si solo buscara la lesión, no el daño irreversible.

No se esforzaba por cubrirlos, nunca lo hizo. Pero tampoco es algo que mencionara o llevara con orgullo.
Por algo no me había enterado.

...

Dogma [Beelzebub x Tesla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora