XIX.

449 64 4
                                        

—¿Por qué no te tomas la pastilla?

Le pregunté un rato después, cuando los dos estaban sentados en la orilla de la cama, con pijama.

—No debo tomar medicamento que no apruebe mi doctor.

—Oh...

Hace muchísimos meses que no existía un silencio incómodo entre nosotros.
Pero ahí estaba, pesado y eterno.

Sé que Beel veía la repisa de enciclopedias que fue decorada con todos los pequeños obsequios que me dio.

—¿Duele?

Pregunté, refiriéndome a su golpe.
Él guardó silencio durante casi diez minutos, estaba a punto de sugerir que durmieramos, cuando habló:

—No me asaltaron.

Sólo asentí.
Si hasta hoy no había decidido hablar con la verdad, no sería yo quién la exigiera.

—Me peleé.

—¿Con quién?

—No importa. Desconocidos.

—Claro.

—Y esa vez tampoco me asaltaron. Hades mintió porque supuso que no sabían la verdad.

—¿Tienes una enfermedad terminal?

Solté de golpe junto con todo el aire que tenía retenido.

—¿Qué?

—Es que esto parece película cliché en la que no me dices que te vas a morir y al final sólo dejas una carta diciendo que era para protegerme. O peor, me sacrifico y algún doctor sin ética profesional hace un transplante de un órgano como el corazón, dónde yo muero y tú vives llorando mi muerte.

—No tengo una enfermedad terminal.

—¿Seguro?

—Al menos desde la última vez que revisé, sí.

Ambos reímos bajito. Sigue siendo de madrugada.

—TLP.

—¿Qué?

Lo veo girarse y le imito, sentadonos cara a cara. Con las luces apagadas, sólo queda la escasa luz que la luna nos da.
En términos generales, apenas y con suerte veo su silueta.

—Tengo transtorno límite de personalidad.

...

Dogma [Beelzebub x Tesla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora