IX.

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No sé que línea del techo a las 3 de la madrugada me convenció de tomar partido en mi enamoramiento por Beelzebub, pero lo hizo y muy bien.

La chica de la facultad de letras se convirtió en mi dealer de galletas oficial cuando descubrí que le encantaron a Beelzebub (según fuentes confiables a.k.a Adamas).

Saludarlos con galletas en mano se convirtió en costumbre durante unos días.
Eran abandonadas en su mesa hasta el día en que encontré a Adamas en mi lugar junto a Edison.

No lo pido, pero el universo insiste en que esté a su lado, qué se le va a hacer.

—Gracias.

Al agradecerme estando recostado, viéndome, me pareció la mejor inversión de dinero en galletas que he tenido en la vida.

...

Dogma [Beelzebub x Tesla]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora