Dogma [Beelzebub x Tesla]

XX.

Éramos jóvenes hasta hace poco menores de edad. Todos solteros, universitarios y con ganas de comerse al mundo.
Sin embargo, en ninguna de nuestras "reuniones" había existido una sola gota de alcohol.
Hasta ese día.

Creo que la línea de la sobriedad quedó oficialmente destrozada cuando Marie se empeñaba en beber cualquier cosa tóxica asegurando que debía saber espectacular. Empezó con perfumes, terminó en una guerra con Edison por los productos de limpieza.

Albert terminó fuera de batalla muy rápido, quedandose en una esquina mientras canta bajito las canciones que mi celular reproducía en aleatorio a la bocina.

Adamas no fue ese día, pues tenía que recuperar las materias que, irónicamente, impartían sus hermanos mayores.

Beelzebub dijo no tomar.
Pero yo, por otro lado, creo que tomé por mi, él y Adamas.

No era ni media noche cuando ya estaba tumbado en la cama viendo el foco del techo. Después de vomitar un par de veces.

—Voy a inventar cosas tan importantes como esa bombilla... todos tendrán algo de mi en sus casa, tú también, ¿sabías?

Le dije, totalmente ido, al pobre y sobrio Beel.

—Beel.

—¿Si?

No sé cuántos refrescos se haya tomado ese día, pero es probable que se haya hecho el mismo daño que nosotros.

—¿Vas a estar conmigo cuando sea un gran inventor?

Arrastraba más las palabras que Edison al cuerpo de Marie.

—Ajá.

—Dilo. Dí que estarás conmigo.

—Estás loco y ebrio, déjame en paz.

Cuando se puso de pie para ayudar a Edison, lo tomé por la manga de la camisa. O el borde de ella. Detalles que no recuerdo.

—No te vas a matar. Vas a estar con nosotros siempre. Los cortes no son recientes, son cicatrices. Ya estás bien. No me vas a dejar.

Aún no entiendo cómo mi boca logró articular la frase completa. Seguramente no lo hizo, pero Beel captó la idea general.

—¿Por qué no?

—Porque aún no soy tu novio. Y cuando lo sea, no me puedes dejar viudo.

Sé que sonrió. No sé que tipo de sonrisa era. Tampoco sé qué respondió o si lo hizo.
No recuerdo nada más de esa noche y al día siguiente fingí demencia, como si no recordara esa conversación.

Él tampoco intentó recordármela.

...