Capítulo 5

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-no, no y no, Zayn, no voy a hacer eso, no soy una perra como todas las demás, a mi no me puedes comprar- dije ya cansada, no quería que siguiera insistiendo con respecto a su propuesta de convertirme en prostituta.

-vamos, hazlo por tú libertad- insistió

No ubo respuesta de mi parte, sólo lo miré esperando que captara el mensaje.

-bien, hay que hacer algo, ¿Por qué no vienes en la noche y si te gusta el ambiente te quedas y si no te gusta, no te quedas?- seguía insistiendo, pero su propuesta me pareció lo bastante adecuada, lo bastante razonable

-bien- dije a regañadientes y me di cuenta de lo mucho que cambié en tan sólo dos días.

-¿Tienes en donde quedarte?-

-no- bajé la mirada pero en un instante la volví a subir, ya no quería ser la niña buena e inocente que se avergüenza de todo, tal vez estar en esta prisión era lo que necesitaba.

-¿Por qué no te quedas conmigo?- se ofreció, me pareció que era mi única opción y que sería muy estúpido de mi parte decir que no, así que opté por aceptar.

***

-esta habitación es la que comparto con Niall, esta es mi cama y esa de allá es la de él-

-¿Niall?- se me notaba confundida, no sabía quien era ese chico.

-si, él es como un hermano para mí, lo conozco desde hace años, hacemos todo juntos- dijo con una sonrisa que era inevitable sonreír, era una sonrisa por primera vez desde que lo conocí sincera, el brillo en sus ojos te lo podía confirmar.

-pero él... - comencé pero una vez más fui interrumpida

-oh, tú tranquila, él tiene cosas que hacer, así que no lo veremos por unos días, por cierto hay un poco de ropa, que solemos regalarle a las prostitutas, es corta pero si la quieres dejé unas cuentas prendas en tú habitación, tengo algo que hacer pero prometo llegar antes de las ocho para ir club, ¿De acuerdo? -

-de acuerdo - la naturalidad de sus palabras al hablar de las mujeres que son prostitutas me helaba la sangre.

***

Al caer la noche, Zayn cumplió su promesa llegando diez minutos antes de las ocho, yo vestía li más decente que encontré entre las prendas que Zayn me dió, consistía en un top de color coral y un short de color mezclilla.

-¿Lista? -

Asentí sin decir una palabra y cruzamos la puerta para ir directamente al club.

Al llegar comprobé mis sospechas, yo tenía razón, el club era bastante atractivo por las noches, era ese tipo de lugares que en el pasado jamás pensaría en asistir.

La música estaba a todo lo que daba, rezonaba en mis oídos, las luces parpadeaban cambiando de color, las chicas bailaban en el escenario en el cual bailé para Zayn, se movían sensualmente captando la atención de los chicos que les ofrecían efectivo a cambio de un privado.

-la mesa de bebidas está por allá- me gritó por debajo de la música para ser escuchado, al tiempo que sañalaba una barra en donde efectivamente servían bebidas -diviértete- dijo para luego desaparecer entre la multitud, dejándome aturdida.

Me sentía fuera de lugar, jamás había disfrutado de lugares como estos, a mi alrededor la gente brincaba y bailaba, otros se comían la cara com si nadie los viera, y unos cuantos estaban sentados drogandose o bebiendo, charlando animadamente.

Sabía que yo estaba aquí prácticamente para seducir a Liam, y si tenía que hacerlo, que mejor fuera ebria, con suerte podría tomar tanto que no recordaría nada a la mañana siguiente, rogaba porque eso sucediera.

Caminé hasta donde Zayn me había indicado que servían bebidas, pedí una bebida que prácticamente era sólo alcohol, tenía que comenzar el plan en cuanto antes, así que caminé un poco y me perdí entre la multitud, comencé a bailar, la bebida comenzó a apoderarse de mi cuerpo.

Cuando ya había tomado más de cuatro vasos de alcohol, ya n era dueña de mi cuerpo, estaba en una especie de nube que no me dejaba actuar o pensar como se debía, estaba cegada y mis movimientos eran cada vez más torpes con cada vaso de alcohol que se introducía en mi cuerpo.

Me pareció ver un rostro conocido entre la multitud, pero gracias a la cantidad de alcohol en mi sistema, no podía identificar de quién se trataba, hacia mi mayor esfuerzo para reconocerlo... Esos ojos color miel, los había visto en alguna parte...

Luché contra el alcohol para lograr reconocerlo, hasta que lo logré, era él, era... Era, Liam.

Ya me había visto lo sabía, porque comenzó a acercarse hacia mí lentamente con una sonrisa seductora, tomó su lugar detrás de mí y comenzó a saltar junto conmigo al ritmo de la música.

-hola- pronunció en mi oído en cuanto la canción terminó.

-hola- contesté

-que lindo verte- dijo con un tono seductor atrapando mi cadera en sus manos.

-lo mismo digo- probablemente si estuviese en mis cinco sentidos ubiera evitado a toda costa esta conversación, la cosa era que no lo estaba.

-¿Qué dices si vamos a otro lugar, más... Tranquilo? - repartía pequeños besos en mi cuello.

-¿Qué sugueres? -

-mi departamento-

-vamos, entonces -

Salimos del club y nos adentramos en su auto, manejó a toda velocidad, hasta que se detuvo, bajó y abrió la puerta del copiloto que era el lugar en cual venía sentada, bajé de un salto, nos adentramos en el lugar y fuimos directo a su habitación.

Cerro la puerta bloqueándola con el seguro, comenzó besándome el curllo, que al poco tiempo se convertieron en mordidas, estaba dejándome una marca, y algo me decía que lo hacía intencional, gemía de placer.

Dejé que siguiera con lo que hacía, ya que seguía atrapada en esa nube que me comía por dentro lentamente.

Al poco tiempo las prendas comenzaron a estorbar, me recostó en la cama lentamente y me aprisionó con su cuerpo, la luna y la estrellas fueron testigos de lo que hicimos aquella noche, de la forma en la que él se entregó a mí y yo a él, con saber apenas su nombre.

Sabiendo no recordaría nada a la mañana siguiente, y se supone que debía odiarlo, pero ahí estaba yo, gimiendo de placer ante sus actos, segada por una nube de alcohol, no pensaba con claridad y en esos momentos sólo sentía atracción sexual por este chioco de ojos color miel, apodado Liam.

Sabía que arrepentiría de todo esto por la mañana, cuanfo despertara desnuda a su lado, pero el alcohol me tenía segada y era incapaz de escapar de esa nube que se apoderaba de mi mente y de mi cuerpo, me acababa lentamente...

Coldingley PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora