Capítulo 13

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-¡Zayn!, ¡Zayn! - grité entrando a su habitación mientras encendía la luz, me encontré con un Zayn soñoliento, con los ojos inchados y rojos, el cabello alborotado y un poco de saliva en la cara, cerca de los labios

Su expresión denotaba enojo, comprendía que quisiera dormir un poco más, pero necesitaba su ayuda, Niall la necesitaba, y no me perdonaría si algo le pasaba, y yo sabía que él tampoco se perdonaría a sí mismo si algo le sucediera

-¿Qué mierda quieres? - dijo restregándose los ojos con las manos, dando un enorme bostezo

-es Niall, estábamos en el parque, en los columpios y... - comencé, pero fui interrumpida por su voz ronca llena de frustración y enojo

-espera, ¿Qué? Son las cuatro y media de la mañana, ¿Qué mierda hacían a estas horas en un parque?, ¿Acaso no te advertí que no salieras de noche?, ¿No te dije que era peligroso?, ¿Quieres morir o qué mierda? -

Lo fulminé con la mirada me había interrumpido de algo importante y sus palabras no eran del todo delicadas, pero tenía razón en alterarse, Niall y yo habíamos piesto nuestra vida en riesgo, y no sólo la nuestra, si no la de él también

-¡Tienes que ayudarlo, mierda!, está en un callejón, tratando de salvar a un tal Louis, ¡joder! - solté alterada, estábamos perdiendo tiempo y Niall estaba atrapado en un callejón, seguramente enfrentándose a algún monstruo despiadado

-¿Qué? - me miró con una expresión de horror, tomó sus pantalones y una camisa, se los puso y salió a toda prisa de la habitación conmigo detrás

-¡Espera! - grité detrás, no contestó hasta llegar a la puerta de la entrada y tomar la perilla en sus manos

-¡tú espera aquí, apaga las luces y no salgas bajo ninguna circunstancia - me dijo dispuesto a girar la perilla y salir a la fría y obscura noche

-no me voy a quedar de brazos cruzados, quiero ir contigo, quiero atudar- dije mirándolo a los ojos firmemente, no dejaría a Niall sólo, tenía saber que me importaba

-no, no quiero arriesgarte, no quiero que sufras, no sé que pasará estando allá y tengo qye protegerte, no te perderé... - las últimas palabras salieron de su boca en un susurro, pero llegó a mis oídos, dio media vuelta dispuesto a salir, pero mi voz lo frenó una risita brotó de mis labios antes de hablar

-ambos sabemos que no te importo lo suficiente como para protegerme, te importa una mierda lo que me pase, para ti sólo importas tú mismo-

-me importas lo suficiente para mantenerte a salvo y con vida... Por ahora... - fueron sus últimas palabras antes de girar la perilla y salir a la fría y obscura noche, dejándome sola y frustrada

***

-Harry... - dijo una voz a sus espaldas, una voz que le hizo pensar dos veces si quería descargar el puño en la mejilla del rubio, una voz que le hizo perder el color de su piel, que las piernas y brazos le tamblaran y le erizó la piel

Era él, lo supo sin tener que voltearse, era Zayn, era su mayor pesadilla y uno de sus mayores temores, Harry le temía como si fuese un demonio, y nadie lo culpaba, pues muy en el fondo incluso Niall sentía miedo de él

No todos sabían la razón por la cual era temido y buscado, pero los que la sabían, temblaban con tan sólo un susurro proveniente de sus labios, pero el miedo de Harry era inhumano, lo que le daba ventaja al moreno y claramente sacaba provecho de ello

Giró sobre sus talones para encararlo, lo vio ahí, recargado en la pared, fumando su tabaco, la luz de la luna acariciaba sus rasgos faciales, haciéndolo lucir más tenebroso de lo que ya era

Parecía como si un demonio ubiese tomado posesión de su cuerpo, se veía tan macabro que logró que a Niall se le erizara la piel, aún sabiendo que era su mejor amigo y sería incapaz de lastimarlo que era todo lo contrario, que estaba ahí para ayudarlo

-Z... Zayn... - el miedo que sentía hacia aquel chico le bloqueaba la mente, y sabía que seguramente lucía patético e impotente a los ojos de Zayn y era eso lo que lo hacía volverse loco, debatiendo entre el miedo y el enojo

-¿Qué piensas hacer con eso? - preguntó con toda normalidad con un tono tan tranquilo que daba escalofríos, se refería al puño de Harry, estaba enojado y era eso lo que daba aún más miedo del que ya tenía

El puño se había congelado y había olvidado su objetivo desde que escuchó aquella voz, lo bajó de golpe, sabiendo que si retomaba su camino directo a la mejilla del rubio, nada bueno le esperaría, un futuro peot que estar encerrado tras aquellas rehas que lo mantenían dentro de ese lugar

Ese lugar tan agobiante, ese lugar del que todos querían salir y eran contados los que lo habían logrado, convirtiéndose en héroes para las mentes criminales

Harry volvió a posar la mirada en aquel rubio, que no se había acobardado aún cuando ya le había dado unos cuantos golpes y le había hecho pequeños moretones y pequeñas abiertas es su pálido rostro

-tienes suerte de que haya llegado este pendejo- lo amenazó, descargando toda su furia, rencor y resentimiento que tenía hacia él, a través de su mirada

- a ver imbécil de mierda, a mis amigos nadie los amenaza- lanzó su tabaco al suelo para luego aplastarlo con la suela de su zapato, acercándose amenazadoramente hacia Harry, lo que lo hizo retroceder al instante, maldiciendose para sus adentros

-no te quiero volver a ver por aquí, ¿entendido? - amenazó el moreno en un susurro macabro, Harry asintió y se perdió en las sombras con una mirada amenazadora, prometiendo una venganza

***

-¡Elizabeth! - un grito de mi amigo moreno me sacó de mis pensamientos, escuchando a los pocos segundos los trastes caer al suelo y el sonido de algunos vidrios rompiéndose

Bajé las escaleras lo más rápido que pude, y al llegar me petrifiqué, un chico con una cabellera castaña y ojos color azul marino estaba tendido en la mesa del comedor, tenía moretones y abiertas por todos lados y sangraba, sangraba demasiado, tenía los ojos entre abiertos y sus movimientos eran torpes

-¿Qué mierda pasó? - dije on horror en la mirada, la imagen que tenía enfrente me daba náuseas

-necesito tu ayuda, necesito que hagas algo- imploró con la voz llena de desesperación

-pero, ¿Qué mierda quieres que haga? - seguía inundada de pánico sintiéndome débil y patética a la vez, queriendo ayudar pero sabiendo que no podía

-pues no sé, haz algo, cúralo- rogó, pero yo no podía hacer nada

-no soy doctora, no sé que hacer- ahora la frustración también se había apoderado de mi voz

-tienes que intentarlo... Por favor...- la expresión en sus ojos me hizo pensarlo, tenía que intentarlo, tenía que arriesgarme

Coldingley PrisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora