Matt Casey/Kelly Severide

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Había cometido un maldito error. Un maldito video que mandé por equivocación a Kelly. Ahora ni siquiera podía mirarlo, mucho menos a los ojos. ¿La peor parte? Trabajábamos juntos, era mi teniente, y amigo de Matt, con quién me acostaba. No sé cuál de esas tres es la peor parte.

Nunca debí grabar ese vídeo, pero me ganó la curiosidad. Ahora sí que la curiosidad mató al gato, lastimosamente yo era el estúpido gato.

Tenía que hablar con Matt sobre esto, no quisiera que se enterara de otras formas. Lo busqué y estaba en su oficina. Entré y mis manos temblaban.

—Necesito hablar. — dije apresurada.

—¿Sobre que, Becca? — preguntó mirándome.

—Algo de lo que me arrepiento completamente. De verdad no puedo con esto. — me pasé las manos por la cara y me senté en la cama que hay en su oficina.

—¿De qué hablas? — me tomó de las manos calmandome un poco.

—Del estúpido video, se lo mandé por equivocación a otra persona. — dije avergonzada. Demasiado.

—¿A quien? — sus manos dejaron las mías.

—A Severide. — solté y me tiré en la cama.

—¿Qué? — preguntó casi gritando.

—Lo siento, jamás fue mi intención, eso está claro. Pero me equivoqué. Estoy demasiado avergonzada. — dije tapándome la cara roja

—No creo que haya problema con él, hablaré con el, le diré que fue un gran error. — dijo sereno

—Matt, ni siquiera puedo verlo a los ojos.

—No te preocupes, el lo entenderá. — tomó nuevamente mi mano, pero yo seguía tumbada en el colchón.

Sonó la alarma y salí. Fuimos a un incidente y rápidamente regresamos al cuartel. Hacia de todo por esquivar a Kelly. Solo seguía sus órdenes, ni siquiera refutaba.

Por fin se terminó el turno, y me fui a casa de Matt, ahí entré y estaba todo oscuro. Matt iba a ver unas cosas fuera del cuartel, así que fui por una cerveza al refrigerador. La saqué y me fui a sentar en el sillón. Cuando sentí que me estaba quedando dormida caminé torpemente a la habitación, y me saqué toda la ropa que tenía y me avente a la deliciosa cama.

Sentí unas manos colarse por debajo de la sábana para frenarse en mi cintura. Era Matt. Comenzó a besar mi espalda, hizo mi cabello para un lado y besó mi cuello. Yo me estremecí al sentir sus labios contra mi piel. Sus manos comenzaron a moverse hacia mis senos, y comenzó a masajear las mientras yo seguía boca abajo. Consiguió meter una mano y pellizcar mi pezón, a lo que solté un pequeño gemido. Cuando estaba a punto de entregarme a la lujuria, caí en cuenta de que sus manos se sentían diferentes, las manos de Matt se sentían más grandes y ásperas. Cuando me voltee mi sangre de heló. Literalmente me dejó de subir la sangre al cerebro, sentí mi respiración fallar y mi corazón ir a mil por hora.

Era Severide.

—Mierda, mierda y triple mierda. — logré hablar.

—¿Qué pasa? ¿No era así como querías que te tocará? — sonrió.

—¿De qué carajos hablas? ¿Matt no habló contigo? — pregunté pero su mirada estaba sobre mis pechos, rápidamente agarré la sábana y me cubrí.

—De hecho si lo hice, Becca. — entró Matt a la recamara.

Mi cerebro trataba de procesar lo que estaba pasando, pero se le dificultaba demasiado.

—Acordamos, si es tu voluntad también, claro. Compartirte. — habló Severide

—¿Que les hace pensar que... — no termine de hablar porque Matt caminó hacia atrás de mi. Comenzó a acariciar mi espalda y dejó un beso en mi hombro.

Cuando el pasó una mano por mi hombro para pellizcar un pezón, me descuidé y la sabana cayó a la cama.

—Solo déjate llevar, Becca. — Matt susurró en mi oído.

Comenzó a besar mi cuello, y lancé ni cabeza hacia atrás, Severide aprovechó para tomar una de mis tetas con su boca. Yo gemí pero no lo aparte. Matt me levantó de la cama y el se sentó recargandose en la cabecera, me puso entre sus dos piernas sentada, y Severide abrió mis piernas.

Solté un gritillo del asombro. Besó mis muslos internos y poco a poco subió sus besos a mi vagina.

Comenzó lamiendo de arriba a abajo, succionando mi clítoris. Gemí cuando metió un dedo. Seguía pasando su lengua por todas partes, sus dedos entraban y salían dándome placer, su lengua se movía en círculos sobre mi clítoris. Yo era un desastre de gemidos.
Matt masajeaba mis tetas y pellizcaba mis pezones sensibles.

Cuando estaba a punto de correrme gracias a los dedos de Kelly, Matt lo detuvo. Ellos dos se pusieron de pie y se sacaron la ropa que tenían. Kelly se sentó dónde anteriormente estaba Matt, y Matt me puso en cuatro frente a la polla de Kelly.
Matt se situó detrás de mi masajeando su pene con una mano. Acercó su pelvis a mis nalgas y entro en mi vagina suavemente. Comencé a mover mis caderas y el me detuvo, para moverse. Kelly me tomó del cabello y puso la punta de su pene en mis labios, yo abrí la boca y la metí. Sentía su punta llegar hasta mi campana provocándome arcadas. Kelly me guiaba a su modo, lo que no sabía en mi boca lo masturbaba con una mano. Gimió cuando mi campana vibró debido a los gemido que me provocaban las embestidas de Matt. En la habitación se escuchaba el choque de pieles, y la fricción de mi boca llena de saliva contra la polla de Kelly.

Matt en una embestidas tocó mi punto dulce y mis piernas flaquearon. Saqué la polla de Kelly, y gemí fuerte. Mis pies de encorvaban debido al placer, dejandome saber que estaba a punto de correrme. Mis paredes se apretaron y Matt soltó un sonoro gemido. El orgasmo arrasó todo mi cuerpo dejándome agotada. Matt sacó su pene y vino hacia mi boca, chupe su falo y succione la punta y rápidamente sentí su semen llenarme la boca. Me lo tragué y el sonrió. Kelly me acostó boca arriba, y abrió mis piernas nuevamente pasando la punta de su pene por mi entrada, yo gemí y la metió de una sola estocada. Matt se sentó en un sillón que había en la habitación, disfrutando del espectáculo.

Kelly me embestia duro, llenandome de placer nuevamente. Sus embestidas eran toscas y descuidadas. Con una mano agarraba mi pierna para mantenerla arriba, y su mano libre la puso en mi cuello, casi ahogándome. Esta nueva sensación era maravillosa. Kelly veía mis tetas rebotando como si fueran la octava maravilla del mundo, sus ojos brillaban debido a la excitación. Voltee a ver a Matt y nuevamente se estaba masturbando con su mano.

Kelly tocó nuevamente mi punto de placer, y poco después un segundo orgasmo me dejó completamente agotada y cansada.
Pero no les importo, me pusieron de rodillas en el piso y los dos comenzaron a masturbarse frente a mi cara, sus manos subían y bajaban por toda la extensión de sus pollas, lo hacían muy rápido. De sus gargantas salían gemidos. Una capa de sudor nos cubría a los tres.

El primero en correrse en mi cara fue Kelly. Sentí su semen por toda mi cara, hasta en la frente. El segundo fue Matt, quien se corrió en mis tetas.

Los dos se escuchaban agitados. Antes de levantarme del piso, hablaron.

—Te ves espectacular con la semilla de los dos por todo tu cuerpo. — halagó Matt tomándome de la barbilla.

—Estoy de acuerdo. Podríamos hacer un cuadro de esta belleza. — los dos fueron y yo me levanté para ir al baño.

Me limpié y me bañé. Al salir ellos me miraron, pues salí desnuda, y ellos aún estaban sin ropa.

—Ni lo piensen. Mañana tengo doble turno y quiero conservar mi movilidad. — soltaron una carcajada.

Me acosté nuevamente en la cama, a mis espaldas se puso Severide, y frente a mi Matt.

Me pusieron la sabana encima, y volví a sentir la mano de Severide en mis senos, y la de Matt en mi cintura.

Comienzo a creer que Severide se obsesionó con mis tetas. Reí ante el pensamiento y me quedé profundamente dormida entre los dos.





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One Shot Chicago Universe (Med, Fire, P.D)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora