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–Por lo menos déjame llevarte al hotel, es tarde y...–Lo interrumpí

Puedo pedírselo a uno de los choferes, vete, no quiero tenerte un minuto más cerca de mi–Me aleje–Ya te desapareciste una vez, por favor, hazlo de nuevo pero esta vez no vuelvas nunca–Intentaba ser fuerte pero sinceramente me estaba derrumbando

No volvió a decir nada, como era típico de él, solamente su maldita indiferencia ante los problemas.
Se dio la vuelta y se fue, ni si quiera miro atrás y agradezco tanto que no lo hiciera porque de ser así, con tan solo ver sus hermosos ojos grises yo hubiese aceptado cualquier aberración que me propusiera.

Dos días después (Londres).

Al día siguiente, cuando estaba por irme Simon ya no se encontraba en el hotel, evidentemente había tomado el avión junto a sus demás compañeros de trabajo. Salí de mis pensamientos cuando escuché la puerta abrirse.

–Señorita Adkins, su madre la busca–Aviso mi asistente–¿La hago pasar?–Asentí–Solo quisiera advertirle que no se ve de buen humor, parece estar muy molesta–Susurro

Era cierto, mi mamá entró hecha una furia y no sabía la razón.

Hola mami...Buenas noticias ¡Ganamos el premio!–Se lo mostré feliz, evitando su enojo–Si no es eso ¿Porque estás tan enojada?

Me aventó una revista al escritorio, la leí y sentí como si mi sangre se congelara.

–"¿Llegó el amor a la reyna de la moda?" "¿Cual será el nombre del afortunado?" "Se les vio juntos salir de la empresa antes del tan esperado desfile" "¿Boda próxima?"–Dijo tal cual decía el artículo claramente acompaño de muchas, demasiadas fotos juntos en el evento, fuera del evento, en la feria y una noche antes en el estacionamiento.

Estaba segura que alguien nos estaba observando, no me equivoque.

¿Y cuál es el problema Penny?

Que es el idiota por el cual estabas tan deprimida, solo está jugando contigo, no es de nuestra clase, además que ibas a trabajar no a estar perdiendo el tiempo–Reclamo

¿Que más quieres que haga mamá? Gane el premio, me esforcé demasiado y aquí lo tienes ¿No es suficiente para ti? Confórmate con eso y déjame vivir mi vida como me de la gana.

Me vale una mierda el premio, que como este he tenido muchos–Me levante de la silla acercándome a ella, fue un golpe muy bajo–Pero ahora estás en la mira de medio mundo, volverás a echar a perder todo como siempre incluyendo tu vida–Reí con sarcasmo

Hablas de tus grandes victorias, de que no puedo sobresalir, que todo hecho a perder, pero ¿Y tú? No veo más "éxito" en tu vida que esto, porque ni si quiera como mamá has estado presente, he llevado la empresa mejor que tú en menos tiempo–Su mirada cambio de enojo a decepción–Jamás lograste que te llamaran "La reyna de la moda"  como tanto anhelabas a diferencia de mi, estoy harta de que me quieras tras tu sombra, que me quieras controlar hasta con quien ando, no me jodas mamá–Sentí mi mejilla arder, me tambalee y tropecé, afortunadamente estaba el pequeño sofá atrás de mi.

–Delly...mi amor, lo siento–Intentó abrazarme y la detuve–Se que no debí pegarte pero sabes que rebasaste los límites–Se excuso

Vete por favor–Señale la puerta

–Lo haré–Suspiró–Solo espero que entiendas que tu estabilidad no puede depender de un hombre, menos de uno que no te ama.

El y yo no tenemos nada, solo han sido simples casualidades–Levantó las cejas–Vete–Repetí 

–Que no se te olvide que en esta empresa hay cámaras las cuales a veces yo veo para asegurarme que todo esté bajo control, sigo siendo dueña y tú señorita "reyna de la moda" sigues sin fuerza de voluntad–Fue lo último que dijo antes de irse

Quería que la tierra me tragara. 

Pero en algo tenía razón mi mamá, Simon solo jugó conmigo, yo lo permití y no tuve el suficiente valor para no caer en sus brazos.

Él decía que me amaba con locura, pero con sus actos me destruía.

Tire todo lo que había en mi escritorio, realmente, todo lo que encontré a mi paso. Estaba enfadada conmigo misma, con mi madre, con todos.

–Señorita ¿Está bien?–Bajo la vista a mi mano que sangraba, me había cortado y ni quiera me di cuenta con que–Lamento informarle que de nuevo la buscan–Saco el botiquín y yo seguía sin moverme, paralizada viendo como mi mano se manchaba de sangre–Déjeme ayudarle–Negué

Hazle pasar a la sala de juntas mientras limpian este desastre, yo puedo curarme sola–Indecisa acepto–Perdón Mary ¿Quien me busca?

Permítame revisar...ya, es Diego Konecki, recién acaba de terminar la carrera, esta por cumplir veintidós años y viene buscando una oportunidad, ya que obviamente–Sonrió–Es la mejor casa de modas

¡Maldición! ¿Porque tiene que pasarme esto a mi?

Eso es evidente pero yo no hago las contrataciones Mary, no me hagan perder mi tiempo que para eso existe cada área. Pensé que era alguien más importante, no alguien con tan poca experiencia.

Lo entiendo señorita, pero es que él estaría trabajando directamente con usted–Ya había vendado mi mano pero seguía temblando y ya no era por la sangre si no por ese bendito apellido.

Pero yo les dejé muy en claro que necesitaba a alguien con más experiencia no a un recién egresado–Negué

–Está bien, solo vea su trabajo usted misma y si no le gusta, hago que se retire–Me entrego un folder con varios diseños y he de confesar que eran más que hermosos, perfectos–Y la entendería a la perfección, tiene años estudiando lenguaje de señas además que menciona que su tio lo ha apoyado muchísimo en eso, no sería un problema.

Su trabajo es asombroso, pero ¿Porque tanta insistencia en ese muchacho?–Pregunte–Podemos encontrar a alguien más–Esperaba con toda mi alma que hubiese mas prospectos en la lista

–Si, aunque a pesar de su poca experiencia es muy bueno en lo que hace señorita Adele, usted ya lo comprobó, se le nota el entusiasmo y la pasión por esto además que la admira demasiado–Insistió

Necesitaba saber si está enterado lo que hubo entre Simon y yo, si él fue quien lo envió o tiene algo que ver. Es su sobrino, sería imposible no.

Narrador Normal.

Aquel muchacho se encontraba sentado frente a una mesa bastante grande, rodeado de infinidad de sillas. Un ventanal grande a su derecha con vista a los edificios vecinos.

Practicaba la manera en la que podría convencer que le dieran el trabajo. Deseaba tan solo una oportunidad, deseaba poder aprender más.

–Hola, soy Diego Konecki...mucho gusto señorita Adkins, no sabe cuánto admiro a usted y a su madre desde que era un adolescente–Golpeó su cabeza–No no no ¡Tonto! Pensara que estás loco, ok, de nuevo–Tomo aire y siguió–Buenas tardes señorita Adkins, sería un placer....–Se quedo estático con la cabeza mirando al suelo, cuando la puerta abrió y el sonido de unos tacones retumbaron en sus oídos.

No pudo evitar observar sus largas y blancas piernas, sus grandes tacones rojos, mientras levantaba la mirada. Tenia un vestido negro ajustado al cuerpo, su cabello rubio y lacio que rozaba apenas sus hombros. Maquillaje discreto pero notable.

¡Es preciosa! Pensó.

Alguna vez su tío le comento que por un periodo de tiempo tuvo que trabajar para ella, fue algo muy complicado por su carácter pero se había quedado corto al describirla. Su abuela jamás estuvo de acuerdo en que él estudiara esa carrera, mucho menos si quiera acercarse a esa familia.

Ya era demasiado tarde.

Tú & Yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora