Mr. Pigeon 72

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Escuché que dieron tres leves toques a mi puerta, pero no me molesté en siquiera contestar.

Volvieron a tocar.

—No estoy —respondí con mi voz obstruida por la almohada.

—Muy graciosa, ________ —escuché la voz de mi madre.

Al reconocer su voz, de inmediato me senté en la cama, por obvias razones me mareé, pero quería asegurarme de que no era un sueño o una alucinación mía.

Salté fuera de la cama, Winter solo se hizo a un lado y Pixxie se escondió, corrí a la puerta y la abrí.

Y vi a mi mamá ahí, de pie frente a mí.

—Mamá... Estás... Estás caminando... Fuera de la cama —dije con leve emoción.

—E-eso quiere decir que... —ella entró a mi habitación, pero al examinarla y llegar a sus piernas, vi un dispositivo en ellas, lo cual hizo que mi sonrisa desapareciera.

—¿Q-qué es eso? —pregunté algo desilusionada.

—Una especie de prótesis que Gabriel junto a Tsurugi diseñaron para que pueda tener movilidad —me explicó.

Mi expresión decayó aún más. —¿O sea que no puedes caminar por ti sola? —cuestioné.

Ella fue a sentarse a mi cama y Winter de inmediato se subió a su regazo. —Aún no... Y esto es un prototipo, no puedo estar fuera de cama aún... Me cansó bastante... Y... Solo quería venir a verte, cariño —extendió su mano hacia mí.

Suspiré y caminé desganada hacia ella para sentarme a su lado. —Mamá... ¿Qué tienes? —cuestioné.

—Fatiga, una especie de parálisis, ¿qué está pasando? —pregunté con tristeza.

—Hija, yo... N-no tengo respuesta para eso —de nuevo aquella frase.

De nuevo la impotencia de no saber qué hacer, simplemente me sentía tan pequeña que... Que me daba coraje el no poder hacer nada.

—Mamá ya van... Más de un mes así... —suspiré y la miré.

—Desde... Desde que pasó lo de Miracle Queen... —claro que mi madre no sabía que yo estuve ahí en la pelea, pero desde esa fecha ella se puso mal, al grado de no poder dejar la cama.

Pero al mencionar el suceso, mamá se tensó, me separé un poco de ella y la miré. —¿Estás bien? —le pregunté.

Ella acomodó sus lentes y asintió. —Sí, sí, es solo que... ¿Dónde estabas cuando pasó eso? —ahora fui yo quien se tensó—, se supone que estabas en la fiesta de aniversario de los Bourgeois, y luego Adrien, Kagami y tú desaparecieron.

Cierto... Que nos escapamos de la reunión... Uy.

Balbuceé un poco antes de contestar. —Sí... Solo fuimos por un helado y... Cerca del río me picaron las avispas —mentí, esperando con todo mi ser que creyera en mi pobre mentira.

—¿Y tú dónde estabas? —le pregunté de vuelta.

Ella desvió la mirada. —En la celebración, por desgracia —la noté nerviosa—, ahí nos picaron las avispas —comentó.

Fruncí el ceño. —¿En serio? —y la miré—. Cuando regresé al hotel me dijeron que te habías ido antes —añadí.

Ella volvió a acomodarse los lentes y frotó su nariz. —Oh... Claro, volví a... A la mansión, me empecé a sentir mal y... Traté de llamarte, pero supuse que estarías afectada por las avispas —suspiró.

Formé una línea con los labios. —Bueno... Sí —volví mi mirada a ella—. Y desde ahí... Te sientes mal —miré el suelo.

—No es nada, cielo, verás que en poco tiempo estaré de nuevo de pie —trató de regalarme una sonrisa.

Unidos Somos Fuertes (Chat Noir/Adrien y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora