26: My Jolly Sailor Bold

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Ship: Aldebarán x Mu

Palabra: Glitter.
Universo Alternativo.// Fantasía histórica.// Semi-normal AU
Advertencias: Conexión con el día 23

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Ser el mayor de los hijos de Tritón no era nada fácil. Había visto nacer y crecer a todos sus hermanos, teniendo en más de una ocasión el deber de servir como líder durante las misiones que les eran encomendadas, así como de vigilar que todos hicieran sus obligaciones, y nadie hiciera ninguna estupidez.

Ciertamente, su existencia no era sencilla, pero había aprendido a sobrellevarla, y a tomarle bastante cariño a lo que hacía. Ser un tritón le daba ciertos beneficios, tales como conocer todo el mundo, incluso el aún desconocido para los simples humanos.

Conocía de memoria las rutinas de su padre, abuelos y hermanos, para él era sumamente fácil escabullirse de ellos. Y más de una vez aprovechó esa ventaja para fugarse a las cálidas aguas al otro lado del mundo y pasar un rato agradable en ellas.

Las playas eran bellísimas, con arena dorada, abundante vegetación a solo metros del océano, y varios ríos que conectaban con el mar azul, permitiéndole adentrarse por la espesa selva y explorar por su cuenta, viendo todo tipo de animales que en Grecia no existían. Ese sitio se había vuelto de sus favoritos para visitar en sus ratos libres.

Fue en una de esas escapadas, que conoció a un hombre que puso de cabeza lo que daba por sentado. Curiosamente, uno nativo de aquel sitio que igual que él, le había robado el corazón.

Jamás olvidaría el día que lo vió por primera vez. Nadando en el río al que pretendía adentrarse, a una velocidad que lo sorprendió. Jamás había visto a un humano nadar con esa destreza.

No solía ser una criatura curiosa, al menos ya no. Teniendo más de 700 años de vida, era difícil que algo lo sorprendiera en ese punto, ya había visto y vivido de todo en ese tiempo. Incluso guió a Jason y el resto de los Argonautas, cosas que solo otros pocos de sus hermanos podían presumir... Pero ese hombre realmente lo cautivó a primera vista.

Permaneció escondido detrás de una roca, observandolo nadar. Al parecer, la verdadera tarea del humano era pescar, pero no dejó ir la oportunidad de divertirse un poco nadando.

En esa ocasión no lo descubrió, pero lo dejó lo suficientemente intrigado cómo para seguir observandolo por días, oculto en las aguas.

Era diferente a los hombres que estaba acostumbrado a ver. Mucho más alto y musculoso, su piel era de un color diferente, al igual que sus facciones. Quizás fue eso lo que lo encantó, o tal vez fue su cálida sonrisa, o su nobleza con los demás habitantes del lugar... No lo sabía. Lo único de lo que tenía certeza, era de que quería mantenerse cerca de él.

Había pasado tanto tiempo observandolo, que aprendió sus rutinas. Sabía que cada tres días iba a nadar al río que desembocaba en el océano para pescar. Y una vez por semana, iba durante la noche, simplemente a nadar y relajarse.

Nuevamente, lo contemplaba con ensoñación, escondido tras una roca. Fantaseando con tocar esa piel de color canela, soñando despierto con ser rodeado por esos fuertes brazos, entre muchas cosas, que si su padre supiera le daría un buen escarmiento, más... Hasta que por distraerse, terminó resbalando de su escondite, cayéndose directo al agua, provocando un estruendo al hundirse, captando la atención del protagonista de todas sus fantasías.

- Eh... Yo...- Emergió nerviosamente del agua, procurando mantener sus manos ocultas bajo ésta, sabiendo que sus aletas lo delatarían al instante.- Disculpa, yo... Solo... Solo nadaba... Sí, eso.

Kinktober 2023. Saint Seiya Ships Donde viven las historias. Descúbrelo ahora