12: Noche de bodas

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Ship: Ox x Izo

Palabra: Primera vez.
Universo Alternativo.// Omegaverse.// Fantasía histórica.
Advertencias: Leve alusión a temas como el sexismo y machismo.

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Sereno, dulce, sumiso, callado y obediente. Así era como debía ser el Omega perfecto, cómo debía ser él para lograr ser de honor a su familia y servir de algo.

No odiaba ser un Omega, ni tampoco cambiaría su casta aún si tuviera la oportunidad. Amaba ser un Omega, pero odiaba lo que serlo en un mundo tan podrido significaba.

Ser el segundo más joven de los quince hijos del Kan, el único Omega, y para rematar, junto a su hermano menor, uno de los únicos dos que aún no habían muerto en alguna batalla de la guerra que libraron hace apenas unos meses, y que irónicamente, ahora la paz de su gente representaba su dolor.

Siempre rechazó la idea de quedarse quieto sin hacer nada, mientras inocentes morían, y otros arriesgaban su vida por defender su tierra. Siempre fue un fiel creyente de la justicia y el honor, siempre creyó firmemente que los más fuertes tenían la obligación de proteger a los débiles, que eso era lo correcto. Por eso, desde que era tan solo un niño, comenzó a entrenarse en el tiro con arco, manejo de sables y demás armas de guerra, montar a caballo y lucha física, al inicio con ayuda de sus hermanos mayores, a quiénes más pronto que tarde y contra todo pronóstico, terminó por superar, y después libremente. Aunque todo dentro del palacio y a escondidas de todo su reino. Nadie debía saber que un príncipe Omega hacía ese tipo de cosas.

A pesar de ser un Omega, era un guerrero extremadamente hábil y fuerte. Ninguno de sus hermanos era capaz de ganarle en una lucha física, o con el sable, de vencerlo en el tiro con arco, e incluso domar y montar a caballo parecían ser dones natos de él, dejándolos en ridículo en más de una ocasión.

Sin duda, habría sido el guerrero perfecto, si tan solo no hubiera sido un Omega... Pero lo era, y como tal, estaba en obligación de casarse. Al inicio se negó rotundamente, pero al final terminó accediendo, con una condición: Solo se desposaría con quién lograra vencerlo en un combate. Una verdadera locura sin duda, pero su padre accedió, sin imaginar que no habría Beta, Delta o Alpha que pudiera ganar.

El principe Omega venció a tantos pretendientes, que acumuló más de diez mil caballos que los contendientes debían dar como dote antes de hacer el intento de quedarse con su mano. Parecía que no habría alguien capaz de derrotarlo, y él felizmente habría continuado aceptando desafíos sin parar, pero entonces la guerra estalló.

Su padre y hermanos participaron activamente en la defensa de su territorio, luchando contra el invasor, cayendo uno a uno. Él no pudo resistirlo más, y desafiando las órdenes de su padre, fue al frente, arrasando con todos los enemigos a su paso.

Fue una imprudencia, una ofensa a su padre, pero haber salvado la vida del gobernante le valió al fin ser aceptado para luchar. Y así lo hizo, peleó valientemente, manteniéndose firme en su objetivo de proteger a su familia y a su gente, soportando el dolor de ver morir a sus hermanos, sin poder hacer mucho por ellos. Pero los días se volvieron semanas, las semanas meses, y los meses años. Ambos clanes estaban debilitados y a nada de caer, era apenas cuestión de que alguno bajara un poco la guardia para que el otro se alzara con la victoria.

Ya ambos bandos estaban perfectamente enterados del bello príncipe Omega guerrero, que participaba activamente en la guerra y permanecía invicto. Toda esa información llegó a oídos del gobernante enemigo, quién aunque había perdido a casi todos sus hijos, aún tenía un Alpha. Al anciano le pareció demasiado tentadora la idea de unir a dos grandes guerreros para obtener descendencia aún más fuerte, y por eso ofreció una tregua a cambio del príncipe Omega.

Kinktober 2023. Saint Seiya Ships Donde viven las historias. Descúbrelo ahora