23: Hijo del océano

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Ship: Kanon x Sorrento

Palabra: Las olas y el viento.
Universo Alternativo.// Semi-normal AU.// Fantasía histórica.

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Aún recordaba la primera vez que lo vió. Cuando en una mañana de verano se separó de sus hermanos, para acercarse curioso a las murallas costeras de la ciudad.

Recordaba cómo lo vió charlando con una joven doncella, quién parecía bastante afligida por alguna razón hasta ahora desconocida para él. Con su largo cabello de color tan azul como el mar mismo, su piel bronceada por el beso del sol, y ojos verdes como las esmeraldas. Desde ese momento quedó completamente fascinado por él.

Sabía que no era seguro ni correcto lo que hacía, y que si sus hermanos o su padre lo descubrían, estarían muy molestos con él. Pero por más que se esforzaba, simplemente no conseguía resistirse a los deseos de su corazón, y desde ese día, hace más de dos años, no había mañana en la que no se escabullera de sus hermanos para ir a esa costa y observar a ese marinero a lo lejos.

Kanon era su nombre, lo había descubierto poco después de verlo por primera vez. Un joven de orígenes modestos, nacido en una familia Perikoi, y que le encantaba navegar.

Siempre que lo veía zarpar junto a toda su tripulación, se encargaba de seguir el barco, hasta asegurarse de que llegaran con bien a su destino, y una vez ahí, esperaba pacientemente el momento de volver a casa para repetir su papel de escolta.

Lo sabía prohibido para él. Pertenecían a dos mundos completamente diferentes, sus propias naturalezas los hacían incompatibles. Él era un habitante de la tierra firme, y él un hijo del océano.

Sabía que su amor era imposible de ser correspondido, pero ya era demasiado tarde, Eros había hecho de las suyas, flechando su corazón, haciéndolo enamorarse de ese hombre que jamás debía siquiera verlo.

Así que se tenía que conformar con proteger su embarcación, y admirarlo a la distancia, soñando despierto con un futuro a su lado.

Uno de esos días, siguió al barco como de costumbre, ocultándose bajo el agua, procurando no levantar las sospechas de sus hermanos. Todo parecía estar en aparente calma, hasta que se percató que había comenzado a llover, primero unas cuantas gotas, y apenas segundos después, torrentes enteros, junto a la aparición de varios rayos en el cielo.

Cuando pudo apreciar a sus hermanos a la distancia, nadando lo más rápido que podían, comenzó a temer lo peor, y no fue para menos.

Al salir a la superficie, notó como un rayo había impactado el mástil del barco, iniciando un incendio en la cubierta, y que la embarcación quedara a Merced de las inclementes olas, agitadas por la terrible tormenta.

No podían hacer nada por el barco, lo sabían de sobra, así que se alistaron para esperar el inevitable momento del hundimiento, que no tardó demasiado en llegar.

Todos sus hermanos se apresuraron a dispersarse, salvando a cuántos hombres podían, llevándolos de vuelta a la superficie, hasta una pequeña isla cercana, atravesando las salvajes olas. Todos buscaban salvar a todos los que podían, pero él solo estaba enfocado en uno sólo, y no paró hasta encontrarlo y salvarlo. Sabía que le costaría una reprimenda por parte de sus hermanos y su padre, pero no le importaba.

Logró llevarlo de vuelta a la superficie, casi inconsciente, y nadó cómo nunca antes en sus siglos de vida, hasta lograr llevarlo a tierra firme, en esa pequeña isla, pero en el camino, él se había desmayado y no despertaba.

Kinktober 2023. Saint Seiya Ships Donde viven las historias. Descúbrelo ahora