- ¡Servicio! - grito, deslizando un plato lleno en el medio de la encimera.
Un camarero corre a la cocina, recoge el pedido y se dirige a la mesa del cliente. Me tomo un momento para limpiar mi área nuevamente, limpiando una gota de sudor de mi frente antes de regresar a la parrilla para el próximo pedido.
Más allá de la cocina, los cocineros con uniforme gris y gorros negros preparan carne y pescado en la isla de coción central. Al otro lado del espacio de azulejos azules, más cocineros cortan verduras en el área de preparación de la esquina y toman sartenes con huevos revueltos y costilla asada de los hornos dobles de acero inoxidable integrados en la pared.
Un ayudante de cocina retira el pan quemado de una tostadora transportadora y rápidamente pone rebanadas frescas en la máquina. Malcom camina hacia el frente de la cocina hacia un chef en la estación de expedidor, monitoreando las órdenes de los camareros en una pantalla digital.
- ¿Todo bien, Lucas?
Asegurado de que el servicio de cena del viernes por la noche no está incendiando, Malcom hace el cambio mental a su pŕoxima tarea.
- Si, chef - el chico de cabello arenoso de unos veinte años, que es tan apasionado por el entrenamiento con pesas como por cocinar, quita su atención de la pantalla. Su confianza habitual se refleja en sus ojos azules y su sonrisa -. Hemos pasado la prisa, las cosas se están desacelerando ahora.
- Bien.
Arrugo la nariz con frustración por la simple hamburguesa con queso.
- ¿Por qué la cara larga, Sebastian?
Me giro para ver al chef, Malcom, mirándome con curiosidad. Es un tipo mayor, de unos cincuenta años, y ha sido el jefe de este pequeño lugar familiar desde que uno puede recordar. Los propietarios han pasado su restaurante a su hijo, que estaba más interesado en bienes familiares que en restaurantes, y Malcom me puso a cargo de casi todo. Él se ha encargado de la cocina durante los últimos diez años, sin planes de cambiar el menú o retirarse pronto.
Niego con la cabeza, volteando la hamburguesa con facilidad.
- Nada.
Malcom tararea por lo bajo. Me gusta Malcom; es tranquilo y de buen carácter, y entiende que yo no quiero estar aquí para siempre. Para mí, este lugar es un trampolín en mi camino hacia algo más. No un asador elegante o un comedor exclusivo, pero un lugar simple y excelente para construir comida comunitaria y de calidad que haga sentir bien a la gente.
- Puede que tenga algunos cotilleos de la industria para animarte.
Rio entre dientes.
- Solo me he mudado aquí hace unos meses, dudo que conozca a alguien involucrado.
- Diferentes tipos de cotilleos.
Malcom sonríe, mirándome con unos ojos marrones traviesos, y no puedo evitar mi curiosidad.
- ¿Y cómo llegas a escuchar todos los cotilleos cuando estoy bastante seguro de que realmente vives en esta cocina?.
Malcom se encoge de hombros, su espeso bigote gris tiembla con diversión.
- He estado aquí toda mi vida y he estado trabajando en este lugar durante treinta años, conozco gente.
- Bueno, entonces, cuéntalo.
- Mi amigo Tom me dice que la televisión local está organizando algunos castings para una especie de programa de cocina.
- ¿Qué tipo de programa de cocina?
Malcom me mira con ojos chispeantes, y casi puedo sentir el suspenso.
- Del tipo en el que ganas dinero.
ESTÁS LEYENDO
El Ingrediente Perfecto
RomanceLayla finalmente es dueña de la pasteleria de sus sueños, pero la lucha por llegar a fin de mes podría arruinar todo. Cuando su mejor amiga Molly la apunta en un concurso de cocina, ella sabe que podría ser la única oportunidad de salvar su negocio...