Reajusto un rizo por sexta vez, deseando que permanezca en su lugar. Rara vez me esfuerzo en mi cabello: el maquillaje es una cosa, pero llevo el cabello recogido en una cola de caballo casi todos los días como pastelera. En cualquier caso, quiero estar guapa para la velada.
«Para las cámaras.» me digo, incluso cuando sé que miento. Estoy entusiasmada con la oportunidad de pasar tiempo con Sebastian fuera de la cocina y conocer más que su lado de chef.
- De todos modos, es lo más cerca que estaremos de una cita real para las próximas semanas - murmuro ante mi reflejo.
He cumplido mi promesa sobre los tacones, optando por mi par favorito de botines planos para combinar con medias y un vestido morado que pienso que resalta mi color de pelo. Le doy a mi reflejo una mirada significativa.
«Vamos entonces. Has llegado hasta aquí.»
Los chefs tenemos que reunirnos primero en la central para instalarnos los micrófonos. Mientras lo hacemos, los productores explican cómo las cámaras nos seguirán fuera de la cocina.
- Seguramente llamareis la atención de otros clientes, pero ignorarlo - nos indica alguien -. El chef Ian se encargará del resto.
Los chefs volvemos a hacer fila para subir a la furgoneta del espectáculo. Me sobresalto cuando Sebastian me toca el codo. Me giro ligeramente y él se inclina para susurrarme al oído.
- Te ves increíble.
Seguro que puede verme sonrojarme incluso en la oscuridad de la noche, no puedo evitar sonreír.
- Gracias.
Sebastian levanta una mano para tocar suavemente uno de mis rizos y se me corta el aliento. Lo miro, tan cerca que puedo ver esas motas verdes en sus ojos a la luz de la farola, y abro la boca para hablar.
- Está bien, ¡vámonos! - ambos nos sobresaltamos cuando un productor grita a la alineación, animándonos a subir a la furgoneta.
Apenas diez minutos después, los chefs estamos de nuevo en la acera, sólo que esta vez frente a ADORE. Las cámaras se acercan, captando nuestras expresiones en el restaurante, animándonos a tomarnos un momento antes de entrar. Cuando mis dientes comienzan a castañetear por el aire frío, deseo que se den prisa con las imágenes. No puedo imaginar que eso suene bien en un micrófono.
- Estoy muy entusiasmado con esto, en realidad - Sebastian mira hacia el edificio, con los ojos brillando bajo las luces -. No he comido aquí todavía.
- Ha pasado mucho tiempo para mí - admito. No agrego que había sido en una de las citas anteriores con Alex, antes de que se pusieran serios. Ojalá hubiera podido ver mi flagrante error entonces.
Cuando las cámaras estan listas, los chefs entramos. Exhalo un suspiro de alivio, disfrutando de la ráfaga de calidez sobre nosotros en la entrada. Alguien toma nuestros abrigos, claramente planeados de antemano, y los chefs nos quedamos allí un momento.
- Bueno, esto es incómodo - murmura Amy.
Contengo una risa, pero sé exactamente a qué se refiere. Todo el lugar se ha quedado en silencio a nuestra entrada; los comensales nos miran con caras emocionadas o curiosas. Seguramente estas personas han sido advertidas, pero tal vez ver las cámaras hace más oficial que algunos de ellos puedan aparecer en este episodio en particular.
La anfitriona nos conduce a una gran mesa cerca del fondo, su elegante madera cubierta con platos, vasos, cubiertos y servilletas blancas. Hay carteles con nuestros nombres delante de cada silla. Los chefs tomamos nuestros asientos asignados; estoy contenta de que Sebastian y Amy estén a cada lado de mí. Alguien debe haber sabido que estaría más cómoda aquí que en cualquier otro lugar cerca de Alex.
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El Ingrediente Perfecto
RomanceLayla finalmente es dueña de la pasteleria de sus sueños, pero la lucha por llegar a fin de mes podría arruinar todo. Cuando su mejor amiga Molly la apunta en un concurso de cocina, ella sabe que podría ser la única oportunidad de salvar su negocio...