«Conmocionada.» es la única palabra que puedo describir cuando los chefs abandonamos la mesa de los jueces. Sebastian, Alex y yo regresamos a la sala de descanso; Alex prácticamente da un salto en sus pasos, lo que me enfurece.
Alex entra en la sala de descanso, pero yo, todavía sosteniendo la mano de Sebastian, le redujo la velocidad justo antes de que pueda entrar.
- Sebastian.
- Layla, está bien - dice, aunque la sonrisa triste en su rostro casi me destripa -. Pasaré por la pastelería tan pronto como vuelvas, lo cual espero que no sea hasta dentro de un par de semanas más hasta que ganes esto.
Le rodeo la cintura con los brazos sin previo aviso, casi pillando a Sebastian desequilibrado. Pero él me abraza en el mismo instante, abrazándome fuertemente contra él.
- Debería ser yo quien regrese a casa - digo, con las palabras amortiguadas contra su pecho.
- No, no debería - dice Sebastian, frotando mi espalda de una manera tranquilizadora. Se inclina para que sus labios rocen mi oreja -. Tienes que ganar, Layla. Derrota a Alex por los dos, ¿de acuerdo?
Asiento en su hombro, parpadeando para contener las lágrimas. Cuando él se aleja, instantáneamente siento su pérdida y sombríamente lo sigo hasta la sala de descanso. Amy y Rashid parecen realmente arrepentidos de ver partir a Sebastian, y yo apenas puedo soportar verlo salir de la habitación dos veces para las cámaras.
Amy se sienta cerca de mi.
- ¿Qué pasó?
Alex no duda en intervenir.
- Hizo el peor plato, sin lugar a dudas.
- ¡Se distrajo porque no dejabas de hablar! - espeto -. Deja esa mirada engreída, tenías un plato tan malo como el nuestro con tu total falta de inspiración. La única diferencia es que tú sólo estás dispuesto a salvarte a ti mismo. Al menos soy lo suficientemente valiente como para probar algo nuevo.
Alex parpadea sorprendido, no acostumbrado a que le devuelva el mordisco. Pero en un instante, se reclina en su silla, con las manos detrás de la cabeza como si no le importa nada en el mundo.
- No puedo decir que le extrañaré. Uno menos, amigos. Faltan tres.
Los ojos de Amy se entrecierran mientras me murmura.
- Escuché cómo te trató en la cocina. Sebastian no debería haber sido quien se hubiera ido a casa esta noche.
Trago saliva, odiando esa sensación de recibir un puñetazo en el estómago. Afortunadamente, me llevan a la sala de entrevistas para analizar el día, y es sólo gracias a un pequeño milagro que logro mantener la calma. Al menos, hasta los últimos minutos, cuando la productora me pide que resuma la decisión de los jueces.
- ¿Crees que Sebastian debería haber sido quien se fuera a casa esta noche?.
- No - digo sin dudarlo -. Él arruinó su plato, pero no más que Alex o yo.
La productora, la misma mujer de cabello rosa que ha hecho las preguntas todo este tiempo, insiste.
- ¿Cómo te sientes acerca de que Sebastian haya sido eliminado?.
La pregunta atraviesa mi corazón y no puedo evitar que las lágrimas broten de mis ojos. Lucho por no estallar en sollozos. «¡No llores, no llores!.» Me aclaro la garganta, mi voz aún unas octavas más baja mientras controlo mis emociones.
- Me siento culpable, porque se distrajo en la cocina tratando de defenderme. Él estaba… simplemente siendo un buen amigo.
- Vosotros dos parecían estar cada vez más unidos.
ESTÁS LEYENDO
El Ingrediente Perfecto
RomanceLayla finalmente es dueña de la pasteleria de sus sueños, pero la lucha por llegar a fin de mes podría arruinar todo. Cuando su mejor amiga Molly la apunta en un concurso de cocina, ella sabe que podría ser la única oportunidad de salvar su negocio...