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Nayeon pasó toda la tarde llorando desde que Jihyo se fue, estaba enojada con todo, con su esposo por haberla abandonado, con Jihyo por ser tan egoísta desde su punto de vista y con la vida que le había tocado por ser tan injusta con ella.

Creía que estaba sola, que todos la habían abandonado, incluso su familia al no seguir intentando contactarse con ella, aunque en el fondo sabía que era su culpa por ser muy dura con ellos al rechazar por tanto tiempo el apoyo que intentaron darle.

Pero entonces recordó que había alguien que seguramente estaría dispuesta a acompañarla sin juzgarla, porque ya lo había hecho antes.

Así que tomó su celular y marcó al número de Jeongyeon esperando un par de segundos antes de ser atendida.

—Nayeon, ¿Estás bien?— Jeongyeon preguntó preocupada al otro lado de la línea, pues la mayor llevaba bastante tiempo sin haberse contactado con ella.

—¿Puedes venir?— Preguntó la mayor con la voz entrecortada a causa del llanto.

Y no necesitó una respuesta para saber que Jeongyeon iría pues lo siguiente en escucharse a través de la línea fueron las llaves de Jeongyeon y su puerta cerrarse con fuerza a causa de la prisa.

—¿Estás en tu casa?— Jeongyeon preguntó encendiendo su auto.

A lo que Nayeon contestó con un pequeño jadeo de afirmación.

Así que sin colgar la llamada Jeongyeon condujo lo más rápido que pudo con dirección a la casa de Nayeon. Estaba demasiado preocupada por ella, porque desde la noche en la que estuvo a punto de besarla ella simplemente había desaparecido de su vida y la había bloqueado de todas sus redes, por lo cual, la menor pensó que ahora Nayeon la odiaba, así que estaba completamente sorprendida al recibir esa llamada de Nayeon, pero debía ser prudente, porque a pesar de que probablemente todo había sido un mal entendido también había la posibilidad de que Nayeon la llamara simplemente como consejera del club de superación y no solo como una amiga o algo distinto a eso.

Entonces intentó mantenerse al margen y no volver a precipitarse con ideas basadas en simples ilusiones, porque ella más que nadie sabía el dolor que conllevaba lo que Nayeon estaba pasando, ella misma lo había vivido en carne propia y sabía lo difícil que era poder volver a hacer algo tan simple como sonreír, así que no podía esperar que Nayeon correspondiera sus sentimientos solo porque sí, todo tenía un proceso y era más que obvio que la mayor aún estaba muy lastimada con todo lo que había pasado, así que la mayor debía actuar con la mente y no con el corazón, Nayeon al final de cuentas era su clienta y necesitaba ayuda para superar lo que estaba pasando.

Y una vez llegó a la casa de la mayor aparcó su auto frente a ella y corrió lo más rápido que pudo hasta su puerta aún sin colgar la llamada, porque a pesar de intentar actuar con la mente ella realmente quería a Nayeon en todos los sentidos posibles, y no sabía si era porque se sentía identificada con ella, pero desde la primera vez que hablaron pudo semtir un vínculo realmente fuerte hacerse presente entre ellas, por lo que al verla ahí cuando Nayeon abrió la puerta después de los desesperados golpes de Jeongyeon ninguna de las dos pudo evitar lanzarse a los brazos de la otra.

Y sin más, Nayeon comenzó a llorar en el hombro de la mayor, quien caminó hacia el interior de su casa después de cerrar la puerta tras su espalda y la llevó hasta el sofá sin soltar el fuerte abrazo en el que Nayeon la tenía.

Inevitablemente Jeongyeon sintió su corazón estrujarse en su pecho al ver a Nayeon tan destruía como la primera vez o incluso peor, porque la menor recordaba claramente lo triste que Nayeon se veía ese primer día en el club de superación.

Entonces actuó de la misma manera, simplemente consolándola en silencio mientas esperaba a que la menor se tranquilizara.

Fue cuando finalmente Nayeon habló con la intención de explicar ese estado tan vulnerable en el que se encontraba.

—Discutí con mi mejor amiga— Nayeon soltó sin más.

—No necesitas explicarme si no quieres— Jeongyeon la tranquilizó mientras acariciaba su espalda en círculos.

—Quiero hacerlo— Nayeon aclaró recibiendo un asentimiento como respuesta —Es injusto que ella sea feliz y yo no, es decir, no es que quiera su mal, pero su vida es tan perfecta que ni siquiera puede entender el dolor que siento.

—No es su culpa, Nayeon— Jeongyeon intentó hacerla entender, pero Nayeon estaba tan lastimada que simplemente no podía verlo.

—Lo sé, pero ya ni siquiera parece intentarlo, solo juzga lo que no entiende y eso realmente me duele— La mayor volvió a llorar —Me duele que no pueda ver más allá de su vida perfecta, yo también merezco ser feliz, yo también merezco ser como ella!

Nayeon volvió a romper en llanto aferrándose a los brazos de la contraria, quien permaneció en silencio acariciando su cabello hasta que la mayor se cansó de llorar y renegar.

Por desgracia, eso había tomada más tiempo de lo que se imaginaron y el sol finalmente se había ocultado, así que Jeongyeon creyó que era hora de volver a casa, pero cuando planeaba levantarse del sofá las manos de Nayeon se aferraron a su brazo.

—Por favor quédate— Pidió la mayor con notable tristeza en el rostro.

Y Jeongyeon no pudo negarse a eso a pesar de tener un inconveniente.

—No traje ropa para dormir— La menor parecía apenada.

Pero Nayeon ofreció una solución.

—Puedo prestarte algo de ropa— Soltó sin más.

Porque claro, su esposo había dejado muchas camisas ahí y parecía la oportunidad perfecta para volver a sentir algo de calor mientras abrazaba aquellos trozos de tela.

Entonces la menor simplemente asintió y se dejó guiar hacia la habitación de la contraria.


A/N
Estoy pensando en hacerles un mini maratón de navidad, qué opinan?

EL CLUB DE SUPERACIÓN || 2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora