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Había pasado casi un mes desde que Nayeon desapareció del mapa de Jeongyeon y para ser sincera no se había sentido tan tranquila como imaginó, al contrario, ahora tenía una razón nueva para llorar, pues a decir verdad le dolía no ser lo suficientemente valiente como para continuar su vida, pero había algo en Jeongyeon que causaba una desestabilidad en la mente de Nayeon y ella necesitaba urgentemente hablar con alguien sobre eso.

Afortunadamente Jihyo parecía estar absolutamente dispuesta a escucharla, pues apenas le llamó, la menor atendió al instante y se emocionó de volver a escuchar la voz de su mejor amiga, tanto que ni siquiera terminó su jornada laboral y salió del trabajo sin importarle nada más que volver a ver a Nayeon.

Porque Jihyo estaba feliz de saber que Nayeon finalmente se encontraba mejor, entonces se apresuró a llegar a la casa de su mejor amiga y no pudo evitar abalanzarse en un abrazo al finalmente poder volver a verla.

—Dios mío, Nayeon, te extrañé tanto— Jihyo habló contra su hombro apretando con un poco de fuerza el pequeño torso de Nayeon que se sentía un poquito más delgado que la última vez que la abrazó.

—También te extrañé— Nayeon confesó finalmente separándose de su mejor amiga.

—Estaba tan ansiosa por verte que me salí del trabajo para venir cuanto antes.

—¿Trabajo? ¿Qué no estabas en descanso por maternidad?— Nayeon preguntó confundida.

Y Jihyo se entristeció al notar que su amiga había perdido la noción del tiempo al pasar tanto tiempo sola, pero no podía hacer nada por ella, pues Nayeon fue quien no se lo permitió al aislarse por completo hasta el punto de perder su trabajo al dejar de salir por completo, porque a pesar de que le dieron un tiempo para pasar su duelo Nayeon no regresó.

Por suerte sus padres la habían ayudado a conseguir la pensión de su difunto esposo para poder subsistir, pero parecía que ni siquiera eso le importaba, pues de no ser por Jihyo y sus padres ella no dispondría de los servicios básicos de su hogar, ya que ella dejó de hacer los pagos cuando su esposo murió y eran ellos quienes ahora se encargaban de manejar la economía que Nayeon había abandonado.

—Eso acabó hace un mes, Nayeon— Jihyo le aclaró con tristeza —Pero me alegro de ver que estás bien, temía que te hubiera pasado algo desde que dejaste de salir.

—Si... sobre eso...— Nayeon alargó sus palabras dejando a Jihyo intrigada— Debo confesar que estuve saliendo.

Y Jihyo jadeó con sorpresa.

—Saliste antes de siquiera volver a comunicarte conmigo— Jihyo lucía indignada, pero con un toque de diversión en sus palabras para que Nayeon no se preocupara de haberla molestado realmente.

—Si, pero... Fue un club de superación— La mayor jugó con sus dedos al aclarar lo último.

Y la mirada de su mejor amiga se suavisó con un poco de tristeza, pero no dejó de sonreír para no poner triste a Nayeon.

—Eso es bueno para tí, ¿Te ha ayudado?— La menor mostró interés en lo que su amiga le decía.

—Un poco, pero no es de eso sobre lo que quería hablar contigo, bueno, algo así—Nayeon estaba nerviosa por lo que iba a decir, pero lo había pensado por tanto tiempo que había comenzado a creerlo.

—¿Pasó algo?— Jihyo comenzó a preocuparse, así que tomó la mano de Nayeon para guiarla hasta el sofá.

—Conocí a alguien y creo que volví a sentirme bien— Nayeon habló confundiendo un poco a Jihyo —Estoy volviendo a enamorarme, Jihyo— Nayeon soltó la bomba tomando el brazo de Jihyo con emoción.

Pero lejos de alegrarse, Jihyo se preocupó, Nayeon no lucía nada bien.

—¿De quién? ¿No es demasiado pronto?— Jihyo cuestionó con preocupación en su mirada, pues enamorarse era una palabra realmente grande.

—Es una chica del club de superación, se llama Yoo Jeongyeon— La mayor confesó con una gran sonrisa en el rostro, pero su mirada seguía perdida, lucía vacía y triste.

Y además, aquello sorprendió bastante a Jihyo, pues Nayeon nunca antes se había fijado en alguna chica, todos sus noviazgos de juventud habían sido hombres e incluso se casó con uno, así que no entendía a qué se debía esta repentina noticia.

—¿De qué hablas, Nayeon?

—Creo que a esto se refería Junghoo, él sigue conmigo— Habló la mayor con una pizca de tristeza en la mirada —Yo volví a ver los ojos de Junghoo, Jihyo, incluso tienen el mismo apellido, esto no puede ser una simple coincidencia— Nayeon trataba de explicar con emoción, pero cada vez preocupaba más a su mejor amiga.

—Nayeon, ¿Qué intentas decirme?— La menor comenzó a entender un poco más de lo que Nayeon hablaba.

—Ella es muy parecida a Junghoo.

—Nayeon, no, eso está muy mal, no puedes simplemente intentar reemplazarlo de esa forma.

—¡No lo estoy reemplazando!— Nayeon se alteró —Él me pidió que continuara mi vida, me pidió que encontrara a alguien más, ¿Por qué no puedes simplemente alegrarte de que finalmente las cosas comiencen a mejorar?

—Nayeon, no es eso, pero no puedes vivir comparando a las personas con Junghoo, él ya no está aquí y además ni siquiera sabes si seas correspondida por esa chica.

—Lo soy— Soltó con seguridad —Ella intentó besarme la última vez que estuvo aquí, pero yo aún no estaba segura de lo que sentía.

—¿Y ahora lo estás?— Jihyo preguntó sarcástica recibiendo un inocente asentimiento como respuesta.

—Esa mirada Jihyo, y el apellido, ¿Acaso crees que sea una simple casualidad.

—Demonios Nayeon, media corea se apellida igual, esto no es ninguna señal— Su mejor amiga trataba de hacerla entrar en razón.

Pero Nayeon parecía completamente cegada.

—Pero no es tan común, además también es viuda, yo sé que el destino está intentando mostrarme algo.

—Carajo, esto es peor de lo que imaginaba— Jihyo escondió la cara entre sus manos.

Todo esto parecía una locura.

—¿Es todo lo que dirás?— La voz de Nayeon pareció apagarse —Yo realmente quería compartir contigo este sentimiento especial que he descubierto, pero si no puedes ser feliz por mí sera mejor que te vayas de mi casa— Finalmente la mayor se levantó del sofá con una mirada de enojo.

—¿Me estás hechando?— Jihyo preguntó incrédula.

—Solo quiero que entiendas que yo también tengo el derecho de ser feliz— Y sin más, Nayeon se retiró de la sala para encerrarse en su cuarto.

Porque ya poco le importaba la opinión de Jihyo, Nayeon sentía que ya lo había perdido todo, pues parecía que a su mejor amiga también se iría.

Pero en realidad, Jihyo solo estaba preocupada por ella, no quería que Nayeon sufriera más o lastimara a alguien al aferrarse de esa manera a algo sin remedio.

Sin embargo, Jihyo no podía hacer mucho, así que con el corazón doliendo simplemente salió de la casa de Nayeon esperando que la contraria pronto estuviera bien, Jihyo la quería mucho, era como su hermana, pero se sentía tan incorrecto apoyarla en algo que probablemente terminaría en una tragedia, así que con los ánimos por el piso ella regresó al trabajo para continuar con su jornada mientras pensaba en todo lo que la mayor le había dicho.

Solo esperaba que Nayeon entendiera que ella quería su bienestar.


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majomestas26 Disculpa la demora, espero que te guste el capítulo.

EL CLUB DE SUPERACIÓN || 2YEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora