Ministerio de
Magia, Londres-—Los días en el Ministerio continuaron pasando, y cada día, o tarde, como de costumbre, Hermione entraba a la oficina del Ministro de Magia para almorzar con él.
Sin duda esa era su nueva rutina favorita, el hombre de cabellos blancos sabía perfectamente cómo hacer sentir cómoda a la castaña. Hermione creía que tenía un don especial con las chicas, aunque eso era demasiado difícil de creer para los cercanos del bicolor si de su pasado se trataba.
Él nunca había sido bien recibido por chicas, en especial por su tonto apellido.
Aun así, después de comer unas empanadas que la madre de la mujer castaña preparo antes de que su propia hija logrará quemar todas, Gaspar guardo todo en los recipientes para mirar con timidez a la persona frente a él.
No mentiría, jamás creyó que haría aquella invitación por segunda ocasión, menos a la misma mujer, así que sí, era de nervios-
Gaspar: Yo... eh... me preguntaba. -sonrió nervioso-
-Hermione lo miró atenta, mentalmente confundida de ver aquella forma en la que el ministro estaba hablando. No era algo común en ver, al menos eso creía la castaña en el poco tiempo que llevaba conociéndolo-
Gaspar: Usted y yo hemos sido buenos amigos este porco trayecto de tiempo, y la verdad yo me siento a gusto con usted. -murmuró, empezando a divagar- Es una empleada ejemplar, y tiene un buen estómago, come bien. -ladeo su cabeza- No como yo, pero sí...
Hermione: Perdón que lo interrumpa Ministro, pero no entiendo a lo que quiere llegar. -sonrió enternecida-
Gaspar: Yo... -suspiró rendido- Mi madre quiere invitarla a cenar este fin de semana. -sonrió nervioso-
Hermione: Ahh, ¿su madre? -se sorprendió-
Gaspar: Así es. -murmuró, manteniendo aquella sonrisa-
-en cierta parte era real aquello, pero había algo que el peliblanco no le diría-
Hermione: Creí que estaban en Estados Unidos.
Gaspar: Sí, así era, pero por alguna extraña razón, mis padres están insistiendo en querer pasar el mayor tiempo posible conmigo aquí. -frunció el ceño- Mi padre solo me dijo que eran ideas locas de su esposa. -se encogió de hombros- Que solo debía resignarme.
Hermione: Entiendo. -sonrió-
Gaspar: ¿Entonces? -la miró atento-
Hermione: Señor, Ministro, claro que iré. -sonrió- Estoy encantada de ir a comer con ustedes cada que me invite. -expresó, mirándolo fijamente-
-Hermione no podía mentir, era difícil concentrarse y no perderse en esos ojos tan lindos que tenía el hombre frente a ella-
Hermione: No se ponga nervioso. -suspiró, sacudiendo su cabeza- Aunque es tierno, mi respuesta siempre será sí. -sonrió-
Gaspar: ¿Es un sí? -sonrió en grande-
Hermione: Sí, Ministro. Es un sí.
-Gaspar dejo salir todo el aire que había tenido retenido, se sorprendió al darse cuenta lo tan tímido o torpe que podía verse cuando de la castaña se trataba.
Pero aún así, logro recomponer su compostura al escuchar aquellas palabras que la mujer le dijo, así que desde ahora, la timidez no iba a estar presente en él, eso era claro.
Al menos eso pensaba-
Hermione: Bueno, el almuerzo estuvo rico pero, ya debo volver a trabajar. -sonrió tímida- Gracias por una linda tarde, Ministro.

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INDIFERENTE Y ARROGANTE
FanfictionNo importa lo que diga la gente de una persona, a veces simplemente debes atreverte a conocer a alguien por cuenta propia para saber quién es exactamente.